La Promesa

CONFUSION

 

Lo bueno es que él al parecer no me recordaba, así que no sabría que le llevaba ventaja, porque yo si me acordaba perfectamente de él, de sus travesuras, de su forma de ser, de su carácter, se muy bien que detesta no ser el centro de atención.

 

- Quisiera revisar el informe financiero del proyecto antes de la reunión? - pregunté ignorando su comentario.

 

- hay algo interesante ahi? - dijo siguiéndome el paso hacia la sala de juntas. Mientra yo veía al frente tratando de no caerme, hacia bastante tiempo que no usaba los zapatos altos y mis piernas empezaban a resentirse.

 

- a parte de lo que parece una importante pérdida de dinero en el presupuesto, ud dirá. - le dije entrando a la sala y dejandolo parado en la puerta.

 


- espera de que hablas????  - eso llamó su atención más que mi trasero, si bien podía sentir su mirada en mí. - dame esos papeles. Mi abuelo ya sabe de ésto? - dijo revisando los números

 

-  si lo consulte temprano con Yayo, y me autorizó para poder

 

- wo wow wow alto ahí princesita,

 

- mi nombre es Elizabeth

 

- aja, eso da igual, lo que quiero saber es porqué le llamas Yayo, quién se supone que eres tú? - y dejó de ver los papeles.

 

- el auditor está afuera esperando su permiso para entrar - dije dejandolo con la duda. Sabía que no debía haberlo llamado así, fue un gran error de mi parte, sobretodo sabiendo lo terco que Fernando puede llegar a ser. Una vez se le mete una idea en la cabeza no hay quien se la saque.

 

- bien dile que pase, pero luego hablamos tu y yo.

 

- como usted diga.. - énfasis en el usted.

 

La reunión fue intensa, Fernando casi hace llorar al auditor y al ingeniero del proyecto por la pérdida de dinero, y eso que son hombres mayores y algo prepotentes para mi gusto, además del hecho de que él en ningún momento elevó la voz, con solo esa mirada fría y vacía cual tiburón podía doblegar a cualquiera.

 

Al finalizar la reunión, lo seguí hasta su oficina, él se quedó atrás al cerrar la puerta evitando que pudiera salir. Me gire y lo vi casi desafiandolo, aunque por dentro ya mi cerebro comenzaba a amenazar con desconectarse.

 

- y bien, me dirás quien eres y que haces aquí.

 

- Elizabeth Waldeck y por un tiempo limitado seré su eficiente y encantadora Asistente Personal Ejecutiva....  

 

- te estas burlando de mi? - me vio furioso.

 

- no, es lo que hay. Si quiere saber porque lo llamo Yayo, es porque tiempo atrás el fue una persona muy importante en mi vida y me pidió que le llamara así.

 

- y porqué estas aquí?

 

- para ser su asistente

 

- a mi no me engañas, te apellidas Waldeck por lo que debes ser pariente de Adolf Waldeck, y dudo que él mande a alguien de su familia a nuestra empresa para realizar pasantias como mi asistente.

 

- no soy pasante y no me mando nadie - bueno si su hermana, pero no le podía decir que había recibido un mensaje desde el más allá.

 

Estaba por decir algo más cuando llamaron a la puerta, el abrió dejando entrar a otro hombre, tan alto como él, de piel dorada, como si se la pasara en la playa, con un buen físico y músculos definidos sin parecer de los que fueran al gimnasio. Tenía unos hermoso ojos verdes que brillaban alegres divertidos, opuestos a los de Fernando, cuyo brillo procedía de la furia que tenía por tenerme ahí.

 

- hola que hay de nuevo - dijo mientras me miraba de arriba a abajo, sin importarle si me incomodaba.

 

- señorita Waldeck, le presento al señor Charlie Bendeck, nuestro abogado corporativo.

 

- Waldeck - dijo pensativo y entonces vi que me reconoció - Elizabeth... Claro

 

Trate de suplicarle con la mirada que no dijera nada, por suerte Fernando esta tan molesto que nos dio la espalda para dirigirse a su escritorio, así que le suplique silencio.

 

-  un gusto señorita Waldeck - dijo después de torturarme con su mirada inquisitoria - y se puede saber que la trae por estos lares.

 

- es mi nueva y encantadora asistente personal ejecutiva - dijo en tono irónico. Mientra yo trataba de asesinarlos con la mirada por hacerme blanco de sus bromas, igual a cómo lo hacían años atrás.

 

- y cómo consiguió tan prestigioso puesto me pregunto - dijo divertido Charlie, mientras Fernando se ocupaba en su computadora para ponerse a trabajar.

 

- cómo crees, mi abuelo aquí le dio el puesto - osea estoy aquí, hola. Tome mis cosas preparándome para irme.

 

- disculpe señor Erthal, debo retirarme, el auditor me espera en su oficina.

 

- si claro, asegúrate que te de todos los documentos - me dijo sin despegar la vista de la pantalla, y tratándome de tú el muy confianzudo.

 

- Señor Bendeck,... - le dije al pasar a su lado.

 

- señorita Waldeck, - me dijo dándome su mejor sonrisa al abrirme la puerta de la oficina- no puedes negar que tu abuelo tiene buen gusto - lo oi decir antes de cerrar.

 

Pero en que me he venido a meter, estaba tan feliz porque al revisar el estado financiero del proyecto había hecho lo que tanto me gustaba, y el haber estado en la reunión había sido emocionante. Me encontraba en mi lugar, las finanzas, los números eran lo mio, pero no puedo olvidar mi cometido y la mirada y la actitud de Fernando no me dejaran olvidarlo.

 

Debo buscar un momento para hablar con Charlie, para que no me descubra antes de tiempo, en mi plan esta que él poco a poco me permita traerle recuerdos de Lindsey, y de lo feliz que eran como familia, ser algo así como el fantasma del pasado..

 

El día transcurrió tranquilo, a pesar de su primer arrebato, había tanto trabajo que hacer, llamadas y reportes que atender que al final, estaba más que confiado en mi trabajo, incluso me dio tareas para el día siguiente.




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