No se cuanto tiempo pasó antes de que se separa de mi, solo sintiendo el calor de nuestros cuerpos, la noche se dejaba ver y la oficina había quedado en penumbras, apenas si había iluminación por las luces del pasillo que lograban entrar.
- disculpa no quise asustarte, solo que yo creí recordar algo yo..
- a Lindsey - dije evitando que siguiera por ese camino.
- a Lindsey?
- si, le gustaba abrazar a su hermanita - no sigas Lizzi, sabes que es mentira. - y asustarla - traté de sonreír.
- yo hacía eso con ella?
- y con su mamá y a veces conmigo, llegaba y nos asustaba - tu corazón se romperá si sigues diciendo mentiras, mi mente no se calla.
- a ja, así que era para asustarlas.
- o para disculparse de alguna travesura, o consolarnos... - ya estoy demasiado nerviosa.
Con las sombras no puedo ver bien su rostro y rezo para que él no pueda ver el mío. El silencio se vuelve pesado.
- Nos vamos? - digo solo para tratar de romper la tensión y esperando que simplemente piense que estoy loca.
- si, es bueno no llegar tarde princesita - su voz fría.
Apagué la computadora, recogí mis cosas en el bolso y salí con el de la oficina, íbamos en silencio, yo trataba de no verlo y sabía que él igual, aunque por momentos podía sentir su fría mirada sobre mi, así como yo lo veía, llevaba puesto un jeans azul oscuro unas botines negros y una camisa polo manga larga de color crema, se veía tan varonil.
Al salir al parqueo me tomó del brazo, haciendo que me estremecíera, esperaba que no lo hubiera notado, pero al verlo lo vi sonriendo y más relajado.
- Mi auto está por aquí princesa. - me guío hasta allí. Era un mercedes de color negro de lujo, deportivo y a la vez elegante, cómo él.
Me abrió la puerta del pasajero esperó que yo subiera y cerró suavemente y caminó tranquilo para subirse y conducir, mi corazón estaba desbocado y en mi mente se repetia que él sabía, que me había atrapado en la mentira.
Puso música lo que ayudo a relajar el ambiente, aunque para mi solo era ruido y no escuchaba. Al llegar se parqueo enfrente del local apagó el auto y se giró hacia mi.
- y bien cual es el plan? - Podia verlo divirtiéndose a costa de mi sufrimiento.
- bueno yo - si tenía un plan pero ya se me olvidó por tu culpa, así que ahora a improvisar - usted solo sígame la corriente señor.
- bien pero debes dejar de decirme señor, soy Fernando o Fer, más fácil.
- bien y yo soy Lizzi.
- nop, eres princesa - me dijo saliendo del auto y riéndose de mi. Luego fue y abrió la puerta para que yo pudiera salir.
- porqué me dice así señor?
- porque me mientes - dijo restándole importancia.
- no le miento señor - dije indignada porque me había descubierto.
- si lo haces pero por tu bien - dijo dándome un toquecito en la nariz con su dedo, lo que me hizo sonrojar - lo dejaré pasar. - dijo bajando la voz, y fijando sus ojos en mi. - y dime Fer por favor.
- bi bi bien... - cerebro funciona, no me abandones.
El sonrió y me tomó de la mano para llevarme al restaurante, busco una mesa cerca de la ventana y me movio la silla para ayudarme a sentar, todo un caballero.
Por suerte Rebeca no tardó en llegar a tomar la orden.
- Buenas noches, en que puedo servirles - dijo Rebeca dándome una sonrisa de reconocimiento.
- Hola Becka - dije tratando de sonar alegre e ignorar a Fer que me estaba poniendo nerviosa con su mirada y su sonrisa. - qué nos puedes recomendar que no sea hamburguesas, por favor - lo último fue más una súplica.
- Bueno, la especialidad de la casa son los cortes de carne, pero también tenemos platos de carne blanca, Pastas y ensaladas o platos más ligeros.
- Bien entonces que sean dos platos de los mejores cortes de la casa y una botella de vino tinto para acompañar - dijo Fer.
- Para mi agua por favor, que el alcohol y yo no somos muy amigos.- lo vi que elevó una ceja mirándome curioso.
- bien, en un momento les traigo las bebidas.
- gracias.
- y bien, dijiste que Charlie evitaba qué tú y yo nos pelearamos como cuando niños, a qué te referías?
- pensé que no quería que le hablara del pasado?
- no aplica si yo pregunto - dijo descaradamente.
- siempre cambiando las reglas a tu favor - le dije riendo - lo cual era uno de los motivos de las peleas.
- mis juegos mis reglas, y siempre me retabas así? O eso de enfrentarme fue algo nuevo?
- No, pero no es que fuera algo tan común, a veces Charlie y tú, simplemente nos ignoraban o se comportaban medianamente decente con nosotros,
- En serio, dime cuál a tu parecer fue la peor travesura que les hicimos.
- wow, hay mucho material de dónde elegir.
Rebeca nos llevó las bebidas, y pude observar que su trato fue cordial, y muy diferente al que tiene con Charlie, ya que en ningún momento se mostró coqueta como lo hizo con él cuando venimos a principio de semana.
- oh vamos debe haber alguna qué haya destacado.
- bien, si hay una, que por las consecuencias podría catalogar como la peor, - dije sin poder evitar reírme.
- te escucho - dijo más interesado.
- No recuerdo muy bien como empezó la guerra ese verano, nosotras tendríamos unos 10 años y ustedes 13 o 14, por ahí, estábamos pasando el verano como siempre en la hacienda de Yayo con tus padres - tome agua - pero un día Lindsey y yo ya cansadas nos quedamos dormidas en la sala de juegos, cuando despertamos nos vimos nuestros cabellos, y descubrimos que ustedes nos habían pegado goma de mascar y los habían dejado todos alborotados. - lo oí reír - empezamos a gritar como locas por la casa, pero tus padres y el Yayo habían salido así que estábamos solas con ustedes.