La Promesa

CULPA A MI MENTE

 

Mi cerebro gira, siento sus brazos a mi alrededor, sus besos, su calor, pero más nada.. Algo falta en este momento. Y ese vacío me obliga a volver al presente, la realidad.

 

- No, no puedo seguir, así no... - me suelto de su agarre y busco la silla para poder apoyarme.

 

- que pasa? Pensé que te gustó - se oye molesto.

 

- ese nunca fue el problema - cerebro conectate con la lengua....

 

- perdón, dices que ese nunca fue el problema, así que tú y yo

 

- no sigas por ese camino, o nos vamos a perder. Aquí el punto es que ahora, entre tú y yo, no puede haber nada.

 

- porqué no? -  se cruza de brazos y yo necesito aire.

 

- no entendiste acaso que tengo una sentencia de muerte en mi cabeza. - me siento en la silla y dejo que mi cuerpo cuelgue laxo sobre ella mientras cubro mi cara con mis manos. - si alguien se me acerca puede acabar mal.

 

- porqué no podemos hablar de lo que hubo entre nosotros antes...? - Se apoyó de nuevo en los brazos de la silla quedando sobre mi.

 

- porque no quiero - cerebro nos estamos perdiendo.

 

- pero yo si, así que dime.

 

- nop, además no viene el caso porque sea como sea no volverá a pasar... Yo no voy a repetir la historia otra vez.

 

- que historia?

 

- qué te importa

 

- es mi vida - dice furioso - es mi historia y quiero saber.

 

- yo quiero esto, yo quiero lo otro, ese es siempre el problema contigo, eres caprichoso, berrinchudo, consentido y metiche.

 

- y eso que tiene que ver aquí?.

 

- pues todo, vienes y me besas de la nada, porqué? , porque el niño quería probar la novedad, y no me mires así que es cierto, lo hiciste antes y lo hiciste ahora, y no te importa que me duela y me hagas daño, porque yo de bruta me enamoro y tu no sientes nada, y luego me abandonas. Por eso no te diré nada. - me elevé en la silla y lo enfrente obligándolo a retroceder mietras quedábamos los dos de pie. 

 

- pues ya dijiste bastante - me dijo irónico.

 

- ahhh no me.... No me provoques. Solo dejame en paz, tengo irme, tengo que salir de aquí..

 

- no, hasta que no hablemos de lo que acaba de pasar. - me sujeta del brazo, estoy demasiado molesta,

 

- no pasó nada.

 

- si pasó, paso antes y paso ahora, y si quieres que pase otra vez, vamos a hablar.

 

- porque querría yo que pase otra vez?

 

- por que me respondiste, y suspiraste  - me besó de nuevo así que ni lo pienso, le pego una cachetada y salgo corriendo de la oficina.

 

En mi mente solo hay una idea, salir de ahí.

 

- Sabía que eres un problema, sabía que venias a jodeme la vida, por eso te quería fuera. - dijo furioso mientras me seguía al pasillo.

 

- entonces no me hubieras besado. - me tapé la boca, al darme cuenta que todos los empleados que habían ahí nos miraban sorprendidos. 


Porqué mi cerebro deja suelta mi lengua?

 

- qué es ese escándalo?  - gritó Yayo saliendo de su oficina.

 

- no es nada, yo ya me voy - dije aprovechando que las puertas del ascensor se abrieron.

 

Veo que Fernando se arregla su traje y todo digno se dirige a su oficina. La puerta se cierra.

 

Llegué a mi casa, subí a mi antigua habitación, llame y llame a mi amiga, pero nunca contestó.

 

Martes en la mañana, no me levanto, me quedo acostada en mi cama, nana entra a tratar de levantarme, pero al ver mi rostro furioso, prefiere salir. Porque estoy furiosa, conmigo misma, porque yo me permití llegar a esta situación, yo y mi mente traicionera que no puede guardarse nada.

 

No sirvo para quedarme en la cama y no hacer nada, me levanto, me ducho y dejo que el agua lave mi cabeza y mis pensamientos, me visto con unos jeans desgastados y una camiseta que hallé en mi antiguo armario, me queda ajustada, como una segunda piel, lo que me hace reír ya que cuando la compre años atrás la sentía demasiado floja.

 

Veo que tengo varias llamadas y mensajes de él, no pienso contestar, no quiero decir nada que pueda herirlo.

 

Me voy a mi antiguo cuarto y me siento frente al espejo esperando que la culpable de mi actual desequilibrio mental aparezca. Pero lo único que siento es su perfume que me está dando alergia.

 

Mis ojos lloran y me moquea la nariz pero no me pienso mover hasta que aparezca.

 

- Estás llorando por mi?  - esta parado de nuevo en el umbral de mi cuarto, se ve guapísimo con su gabardina negra, y esa sonrisa de "yo soy lo mejor del mundo, nena"

 

- que haces aqui?

 

- vine a disculparme.

 

- no tenias porqué - vuelvo a ver al espejo.  - tú no tuviste la culpa.

 

- claro que si, te besé, me aproveche de que estabas sensible y me deje llevar -  se sentó a mi lado en el piso. - y luego dije cosas que no debí, no consideré tus sentimientos y

 

- no me compadezcas, porque yo no lo hago contigo.

 

- qué?

 

- no lo hagas, sí, pasé por situaciones horribles, pero no soy la primera, ni seré la última persona que sufra, sabía muy bien lo que pasaría con mi vida si testificaba. Yo tomé la decisión y no me arrepiento, así que no me compadezcas porque de ser necesario volvería a hacerlo.

 

- y de mi porque no te compadeces? - es masóquista o qué? Suspiro resignada.

 

- porqué no hay nada por qué compadecerse contigo, de que te serviría que lo hiciera, te devolvería la memoria? Recuperarías a tu familia? Te sentirías te mejor? La respuesta es no, así que no lo hago. - lo veo pensar, mientras mira hacia el espejo.

 

- tienes razón, sería hipócrita de parte los dos hacerlo, puedo preguntarte algo?

 

- supongo?

 

- aún me amas? No te enojes, pero eso fue lo que entendí de todo lo que dijiste ayer.  - no me mira, no necesita hacerlo, solo se queda con sus ojos cerrados esperando mi respuesta, así que yo también cierro mis ojos.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.