Me duele todo el cuerpo, no puedo abrir mis ojos, oigo voces a mi alrededor, me tienen lastima, puedo sentirlo en el tono de su voz. Necesito despertar, necesito... algo, no recuerdo, algo se va de mi mente....
- olvida, olvida lo que pasó.. - quién me habla?
La historia se repite día tras día, aunqué no despierte se que el tiempo pasa, lo puedo sentir, las voces, la temperatura... Y ese vacío, algo no está bien, algo se me escapa.
- olvida, olvida lo que pasó.. - esa voz de nuevo, quién eres?
Al fin logro abrir los ojos, la luz me lastima, mi cuerpo duele, quiero hablar pero mi garganta seca no deja salir ningún sonido. Un hombre mayor se me acerca.
- Hijo estás despierto, tranquilo ya todo está bien, estoy aquí. - No tengo idea de quién es - enfermera rápido llame a mi hijo, Fernando despertó - Fernando, mi nombre es Fernando?
Así comenzó mi odisea, hasta dónde sé mis padres y mi hermana menor murieron en un accidente de tránsito del cual yo fui el único sobreviviente.
Es mi primer año en la universidad en donde estudio administración de empresas con especialidad en gestión y administración hotelera. El señor mayor es mi abuelo paterno se llama Phillip, y su hijo es mi tío James, un médico muy respetado, quien junto con su esposa e hijos son la familia que me queda. Mi madre era hija única y sus padres ya habían muerto así que por ese lado ya no queda nadie.
Tengo un amigo, se llama Charlie, y según dicen es mi mejor amigo desde el preescolar. Pero se que falta alguien, hay algo que falta en la ecuación.
Empezar de cero, o tal vez no, el traumatologo dice que mi memoria es selectiva, ya que aunque no recuerdo a mi familia ni mi pasado, aun recuerdo lo que aprendí en la escuela, y aun conservo mis habilidades lingüísticas, puedo hablar español, inglés, francés e italiano fluidamente y el portugués no me es desconocido. Pero falta algo, no sé si no lo saben o no me quieren decir... Y yo no puedo explicar que es.
Quién eres Fernando? Esa pregunta se repite una y otra vez en mi mente.
Físicamente estoy bien, no tengo huesos rotos no hay nada que lamentar. Aparecen amigos y conocidos, vienen a verme a averiguar que tan cierto es lo de mi memoria, me dan el pésame por mi familia, solo atinó a decir gracias, no siento dolor por su pérdida, no se quienes éramos realmente.
El tiempo pasa y las clases van a comenzar, me recomiendan que espere un tiempo, que me tome un tiempo para ver si puedo recordar algo, pero me niego, no hay necesidad, ni siquiera sueño, duermo y todo es blanco solo hay una bruma, no hay nada.
Charlie es mi compañero de habitación en la universidad, aunque el estudia derecho, pero al parecer nos las arreglamos para poder quedar juntos. Se me es fácil el estudio, no tengo problemas, y con la ayuda de Charlie retomo mi vida social, voy a fiestas, me divierto salgo con antiguos amigos y conozco nuevos, tengo una vida, pero falta algo, hay un vacío en mi.
Mi abuelo insiste en que mire las fotos de mi familia, pero no puedo, no quiero, algo me dice que no debo y me niego. Estoy bien así.
Un día, recibo una invitación del rector de la universidad, quieren hacer un homenaje a mi padre, quien se graduó de aquí mismo con las más altas calificaciones, acepto, todo va bien hasta que develan un retrato de él, y dentro de mi siento una furia al ver su rostro, un resentimiento, no se cómo logró continuar con el acto, todo el mundo me felicita hablándome del maravilloso ser humano que era, y yo sólo quiero olvidarlo de nuevo. Es entonces que las pesadillas comienzan, al principio no las recuerdo al despertar pero se que es por él que perdí esa parte que me falta.
Tomo valor y voy a la casa de mi abuelo cuando él no está y reviso los álbum de fotografías, ahí están mi madre, mi hermana, mi padre, Charlie y yo, y otras caras que simplemente no puedo reconocer, familias niños, pero me duele verlos, no puedo mi cabeza me martillea.
El tiempo pasa, y las pesadillas se vuelven más fuertes y por fin puedo recordar partes del día del accidente, puedo ver a mi madre en el suelo llorando y cubriendo su mejilla con su mano, está roja y un hilo de sangre sale de su boca, mi padre grita, se jala el cabello, luego trata de tocarla y consolarla, mi madre le tiene miedo, yo trato de ayudarle pero se enoja conmigo, me agarra a golpes, uno tras otro hasta que una niña con una pañuelo cubriendo su cabeza se pone delante mi me cubre con su cuerpo y los golpes se detienen, pero no puedo ver su rostro, su cuerpo frágil me ha salvado.....
Mi abuelo, me habla del maravilloso hijo que era mi padre, un ejemplo a seguir, quisiera decirle que no era más que una bestia, pero siento que rompería su corazón así que me callo.
Pero al compartir habitación con Charlie se da cuenta, al final le hablo de mis pesadillas, pero no de los golpes, solo digo que nos lastimaba, él entiende y no pregunta más.
Pasan los años, mi tío James quiere celebrar su cumpleaños en la hacienda de mi abuelo, es la primera vez que voy desde que desperté, todo va bien, pero evito entrar al despacho, ahí fue donde todo sucedió y me niego a revivirlo, así que decido caminar por el terreno, es bonito no lo niego, tiene su encanto, bajo la colina y veo el inicio del bosque, ahí hay un pozo, me siento atraído hacia allí, siento que ahí pasó algo importante, no es algo magnífico, es de piedra y tiene un pequeño techo rojo de lámina a dos aguas.
No es especial y aun así, hay algo que oculta de mi.
Mi cabeza empieza a doler me giro para ver colina arriba y veo una imagen, una chica corre, sus manos ocultan su cara y puedo oír su llanto, me siento un miserable, quiero consolarla y escucho la voz de mi padre.
- alejate de ella, si no quieres verla sufrir - me ordena.-