La promesa bajo la luz de la luna

Capitulo 11

—Solo no quiero verme envuelto en más problemas.

Desvié mi atención, de la pintura para verlo Calloway. Tenía una mirada cansada, parecía agotado en verse envuelto en problemas políticos, y familiares por parte de los condes. Era entendible.

—SI eso es lo que quieres, déjame decirte que lo único que estás haciendo, es ser una presa fácil para ello. No importa cuán fuerte seas, eso no deja el hecho de algún día te utilizaran. Incluso te pondrán más cadenas, de las que tienes ahora.

Calloway también desvió su atención de la pintura, para centrar su atención en mí.

—Lo se.

—¿Tan dispuesto está a ir tan lejos?

Ante mi pequeña pregunta, Calloway mostro una sorpresa visible en su rostro. Parecía no estar preparado a que descubrieran su pequeño gran secreto. Después de todo solo era cuestión de tiempo, para descubrir que, durante una expedición, adopto a una pequeña niña, como su hermanita.

—¿Cómo lo supo?

—Durante mucho tiempo, me pregunté ¿Por qué no lo hacía?, si tenía todo lo necesario para revelarse al conde, junto con un gran sentido de justicia. Y durante una pequeña investigación di en el blanco. Además, si firma el contrato, no solo lo ayudare a subir a la sima, sino que también le proporcionare una ayuda ‘especial’ médica a su hermana.

Calloway se quedó pensativo por unos instantes, pensando en los beneficios que le traerán a su hermana, atreves del contrato.

—Sin duda, tiene una forma extraña para atraer a las personas.

Hablo con una sonrisa en el rostro. Mientras por parte saque el contrato, y me acerque a la pequeña mesa, cerca de la ventana. Él se sentó frente a mí, para luego revisar las condiciones que están escritas en el contrato.

—Es sorprendente que mi hermana, reciba un tratamiento medico meticuloso, solo a cambio de mi poder.

—Y papeleo incluido. Me ayudaras a aligerar todo el papeleo, ya que es mucho trabajo para dos personas.

—Aceptare, siempre y cuando mi hermana se encuentre bien.

Ambos nos hicimos una pequeña herida en la palma de la mano. Y dejamos caer unas cuantas gotas de sangre, ya que esa es la manera de realizar un contrato. En cuanto dejamos caer la sangre carmesí, la hoja desprendió una luz brillante, indicado que el contrato ya estaba hecho.

—Bien, a partir de ahora somos aliados.

Ambos estrechamos nuestras manos, como una manera de cerrar nuestro trato. Como parte de nuestro contrato dormimos por separado, yo por mi parte dormí en la cama, y antes que amaneciera desperté a Calloway, quien dormía en el sofá. Para que se trasladara a su cama. De esa manera pasamos la noche juntos sin ningún problema.

En cuanto amaneció, me dirigí a tomar el desayuno con Demetrus. Ya que se lo había prometido el día de ayer, como forma de disculpa, por no acompañarlo a la hora de la comida.

—Lamento un poco la demora, pero todavía tuve unos asuntos que resolver.

Me excuse mientras, me sentaba frente a él. Demetrus ante mi excusa, no mostro signos de molestia.

—No se preocupe su majestad, comprendo que la corona puede a llegar a ser demasiado pesada.

Hablo con una ligera sonrisa en el rostro, mientras llevaba un bocado de comida a su boca. Durante la comida, hablamos acerca de nuestros gustos en comida, todo iba bien a mi parecer. Hasta que este abrió su bocota.

—Como a su majestad, la noto muy agotada. ¿Qué le parece pasar todo el día conmigo? A cambio, yo le hare olvidar por unas horas todo lo que le agobia.

<< Míralo. Tan astuto como un zorro. >>

—Mmm. Creo será difícil en mi posición, ya que no me puedo ausentar por demasiado tiempo. Sin embargo, hare una excepción con usted. En cambio, solo serán cinco horas, en la que pasaremos juntos.

Demetrus, mostro una sonrisa radiante. Parecía bastante satisfecho ante mi respuesta. No quería, pasar tiempo con él, pero no tenía otra opción.

Por alguna razón el me llevo a un sitio del palacio, debido a un límite de tiempo. El decidido dar una caminata, hasta llegar a nuestro destino. Entre la caminata, él se disculpó, por llevarme caminando

—Lamento que nuestro recorrido sea así, pero espero pasar más un tiempo ameno, con su majestad.

—No te preocupes, siendo sincera. Creo que me hacía falta un cambio de rutina.

Lo mire directo a los ojos iguales a un extenso océano, que tan solo verlo te fascinas. Nuestras miradas, no tardaron mucho en estar entrelazada, pues el no tardo ni un segundo desviar su mirada al frente.

—Me alegro que a su majestad, no le sea tan desagradable.

Durante la conversación el se comportaba, de una manera muy cortes. La cual para mi, a veces me resultaba aburrida a excepción de su apariencia.

Por alguna razón mi mirada, se dirigió al suelo. Pero en cuanto, estaba a punto de apartar la mirada, pude encontrar un saltamontes rosa, la cual son difíciles de encontrar, debido a una rara mutación.

En cuanto la vi, no pude evitar estar fascinada, pues es su probabilidad de encontrarlo es menos del uno por ciento. Y sin dudarlo, lo tome con ambas manos, con mucho cuidado, para no dañarlo.




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