Siento el frio recorrer cada fibra de mi cuerpo. El goteo de la sangre se escucha mientras hago fuerzas para mover mis brazos e intentar escapar de este sufrimiento. Con mi visión borrosa logro ver una sonrisa, una estúpida y sínica sonrisa que me hace enojar aún más. No me duele la humillación que estoy sufriendo, me duele más el hecho de que una persona inocente esté atrapada junto conmigo en esta situación. Es horrible.
—¿Estás bien?—pregunto manteniendo mi respiración.
—No, no lo estoy—responde la chica a mi lado.
—Perdón, voy a sacarte de esto—contesto haciendo mucha más fuerza.
Llevo mis manos hacia la espada con la que fui atravesado sin piedad ni remordimiento. No puedo llegar al mango, así que la tomo por el filo sin importar las consecuencias.
—Oh no, pronto volverá a ocurrir—la chica está llorando nuevamente.
Me concentro en mi objetivo. Pongo toda mi fuerza y comienzo a empujar el arma fuera de mi pecho. Mi mano izquierda sufre una cortada pero incluso eso no va a detenerme, este esfuerzo es el que mejor me ha resultado en varios años. Ahora que lo pienso, ha pasado demasiado tiempo desde este incidente.
—¡Maldita sea, puedo hacerlo!—digo furiosamente.
Una extraña sensación se fusiona con mi mano izquierda, parece que ha sido afectada por todo esto.
—¡Jodanse!—grito lanzando una mirada de odio.
Miro hacia donde se encuentran unas especies de gradas pero esta vez no hay nadie. Es extraño, con el tiempo la gente ha desaparecido cada vez más de ahí hasta dejarlo todo vacío. Idiotas, seguro fueron traicionados por el mismo sujeto que los convenció de hacerme esto.
—Es tarde, está volviendo a suceder—la chica a mi lado vuelve a hablar.
Una luz comienza a salir de la espada nuevamente, me queda poco tiempo para reparar esto. Uso mi fuerza sobrehumana para quitarme el arma de encima. Logro empujarla un buen tramo fuera de mi pecho pero una nube oscura acalambra mi mano impidiendo que complete mi objetivo. Me importa poco, esto al menos logrará que la maldición se altere significativamente, quizá tenga una esperanza de que podré salir de esta situación pase lo que pase, aún tengo más oportunidades de enmendar esto, las tendré por siempre, por toda la eternidad.
—Lo siento, una vez más perdóname—digo rindiéndome.
La luz nos encierra a ambos. Lanzo una última mirada hacia la sonrisa del otro idiota.
—¡Voy a acabar contigo, grábatelo bien! ¡Asqueroso demonio!—grito dejando que la maldición me consuma otra vez.
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Editado: 18.10.2023