Inglaterra, 1810
Rosa: lo siento tanto, Humberto. Me estoy muriendo y perdóname por dejarte solo, fue un error casarnos sabiendo que muy pronto me iba a morir, pero debo darte las gracias por haberme hecho feliz en este tiempo.
Humberto: nunca morirás, porque siempre vivirás en mi corazón. Nuestro destino será amarnos por toda la eternidad, la muerte jamás nos separara y siempre te voy a encontrar, esa es mi promesa para ti, mi vida.
Rosa: llego el momento de despedirme de ti, solamente te pido que me des un beso de amor. Espero que nunca olvides que te amo.
Humberto: mi vida, no sigas hablando, por favor. Además, quiero recordar estos últimos momentos a tu lado donde solo estamos nosotros.
Él se acerca a su esposa y le da un beso de amor, pero cuando lo termina ella se muere entre sus brazos dejando un vacío en su corazón, porque solo le quedaba cumplir la promesa de la rosa.
Inglaterra, 2020
Rosa: otra vez soñé con él, algunas veces mis sueños parecen tan reales. No sabes lo difícil que es para mí despertar y darme cuenta de la realidad.
Camila: estas así, porque seguramente estás enamorada del chico de tus sueños y me he dado cuenta por la manera en que hablas de él.
Rosa: el para mí es un sueño de amor. Nadie se enamoraría de mí, porque cada vez que me veo en el espejo me doy cuenta de mi realidad, así que es mejor soñar con su amor.
Camila: tienes razón, si eso te hace feliz espero que nunca dejes de hacerlo. Además, en tu corazón el único que existe es el, pero siento como si lo estuvieras esperando desde que apareció en tus sueños.
Rosa: tienes demasiada imaginación. Por supuesto que él no existe y será mejor que nos vayamos con nuestros padres, porque a ellos no les gusta esperar.
Camila: después seguimos hablando de tus sueños, hermana. Pero sé que muy pronto encontraras las respuestas a todos tus sueños y lo único que debes de tener es paciencia.
Rosa: te agradezco por escucharme. Eres la única persona que me puede entender, nada más que con nuestros padres no se puede hablar.
Camila: eres mi hermanita y siempre te cuidare. No importan los años que pasen y no dejes que nuestros padres te hagan sentir mal por su indiferencia.
Ellas se levantan de sus asientos para ir al lado de sus padres, Rosa se preguntaba qué era lo que les quería decir sus padres, esperaba que fuera una noticia agradable. Ellas tiempo después llegan al despacho de su padre y toman asiento
Damián: seguramente no tienen ni la menor idea. Porque las hemos mandado a llamar y ahora mismo lo sabrán, la razón de todo esto es que su madre y yo tomamos una decisión importante que se basa en ustedes.
Rosa: estoy lista para escucharla, padre. Nada más me imagino que se refiere a mí, además sus gestos me lo dicen todo, necesito saber a dónde me voy a ir esta vez.