La promesa de la rosa

Capítulo 2

Leticia: nuestra hija, tiene razón. Será mejor que lo hagas, ella entenderá que en este viaje ya no podrá volver a casa, recuerdo perfectamente hace años unas palabras tuyas y es que si es que no te casabas te ibas a convertir en religiosa, precisamente este es el momento de que lo seas.

Camila: no les pueden hacer eso. Mi hermana no tiene vocación de religiosa y si ella se va yo me iré con ella, así que tendrán a sus dos hijas en un convento.

Damián: porque lo haces tan difícil, Camila. Esta será la última vez que hablaremos de este tema, pero si tu hermana se quiere ir no podrás hacer nada.

Rosa: esa es la prueba que necesitaba para darme cuenta de que ustedes jamás me quisieron. Siempre he sido una carga del pasado.

Leticia: no necesito escuchar cómo nos reclamas nuestra falta de atención hacia a ti, Rosa. Además, tu hermana es digna de llamarla de esa manera y pensé que con los años ibas a cambiar, nada más que me equivoqué.

Rosa: yo sé perfectamente que no tengo belleza como toda mi familia. No saben cómo lamento haber nacido fea y ser la vergüenza de mis padres.

Damián: nunca has sido una vergüenza. Eres mi hija y necesito que borres esas ideas que tienes en la mente, ahora yo soy el que se lamenta no demostrarte cariño.

Rosa: me duele escuchar las palabras de mi madre. Aunque esa siempre ha sido la verdad, pero me iré al convento, seguramente estando ahí encontrare la paz que necesita mi corazón, ya no seré un problema más para ninguno de ustedes y espero que sean felices en la sociedad en la que se desenvuelven.

Camila: necesito hablar contigo, hermanita. No quiero que tomes una decisión apresurada, debes de pensarlo y si lo haces te extrañaría mucho.

Rosa: eso es lo mejor para todos. Debo de ser fuerte como lo he sido todos estos años y algunas veces la indiferencia duele más que simple palabras.

Ella se despide de su familia con una sonrisa, aunque por dentro estuviera llorando. Rosa se tenía que olvidar de todos sus sueños y sobre todo de él, porque muy pronto iniciaría una nueva vida. Ella sale del despacho de su padre y sube a su recámara con lágrimas en sus ojos.

En la empresa McCartney

Humberto: desde hace muchos años he soñado con la misma mujer. No entiendo, porque lo hago y sé que ella es especial, además no sé qué haría si ella fuera real.

Axel: si en verdad existe la mujer de tus sueños. Estoy seguro que no la vas a dejar ir, ella definitivamente seria tu felicidad y eso no me lo puedes negar.

Humberto: tienes razón. Solamente con verla en mis sueños soy feliz y siento que nada me falta, pero algo es demasiado extraño y es que vivimos en otra época distinta a esta y espero dormirme para volver a verla de nuevo.

Axel: ahora entiendo lo que te pasa y es que estás enamorado de ella. Recuerda que el amor no se puede ocultar y llego el momento de que la busques y sobre todo de que te cases.




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