Humberto: estas completamente segura. Nada más que ahora tengo los medios para curarte si estas enferma y quiero que me digas la verdad.
Rosa: por supuesto que no estoy enferma. Deberías dejar de preocuparte por eso, porque estamos juntos y pienso que debemos de despedirnos.
Humberto: está bien, mi vida. Pero antes de irme te pienso robar un beso, además no me iré de tu casa hasta que lo haya hecho y eso significaría que sería la primera vez que te voy a besar.
Él se acerca a ella para poder unir sus labios y en ese beso se sentía todo el amor que ellos sentían. Humberto se separa de ella de una manera lenta, solamente que quería seguir besándola, él sabía que por el momento era suficiente. Ellos se despiden después de esto, él se sube a su auto y Rosa entra a su casa sintiendo enamorada de su único amor para después subir a su recámara, porque no quería que sus padres le preguntaran sobre su prometido. Ella suspira cuando se da cuenta de que había llegado y ella se sienta en el mismo sillón de siempre para empezar a leer su libro que estaba sobre la mesa, pero de repente llega su hermana a su recámara y Camila se acerca a ella para tomar asiento.
Camila: seguramente te sentirás feliz por tu compromiso. Además, eso era de esperarme y nuestros padres no pudieron oponerse ante esto.
Rosa: presiento que mi padre acepto. Porque Humberto le prometió hacer algo por su empresa y si él no fuera alguien tan importante lo primero que hubiera hecho seria rechazar su propuesta de matrimonio.
Camila: en ese aspecto, tienes razón. Solamente que ya no sentirás esa tristeza que tienes en el corazón y el destino te está dando la oportunidad de tener un amor correspondido.
Rosa: ahora lo único que debo de sentir es felicidad. El cuándo está a mi lado su amor me da fuerza para creer en mi misma y me hace olvidar el rechazo que mis padres siempre sintieron por mí.
Camila: el amor verdadero es el único sentimiento que va a curar todas las heridas que tienes en el alma. Precisamente eso ya está pasando, porque te veo demasiado feliz.
Rosa: solo faltaría que encontraras el amor. Pero cuando lo hagas en tu corazón existirá la ilusión, ya que no quiero que pase el tiempo y te quedes sola con tal de no querer enamorarte.
Camila: en mi vida nunca ha existido el amor y estoy bien así, hermanita. Nada más que cuando estabas con él nuestra madre se acercó a mí para preguntarme de donde lo conocías.
Rosa: me imagino que no se lo dijiste. Porque si le digo la verdad estoy segura de que no me creerían y ese será nuestro secreto y sobre todo necesitare pensar en una historia de cómo lo conocí, espero que con eso ellos no me pregunten nada.
Camila: necesitas pensar que es lo que le vas a decir. Además, debe de ser una historia que ellos puedan creer y seguramente si te dices algo no te creerán.
Rosa: ellos decidirán creerme o no. Debo decirles una historia hermosa y el único problema es que no tengo nada de imaginación, eso significa que estoy en problemas.
Ellas siguen conversando hasta que llegó el momento de despedirse de su hermana y cuando lo hace Camila se va a su recámara. Rosa se levanta de su asiento para tomar su pijama, ella se dirige al baño para poder cambiarse y tiempo después sale. Ella se acerca a su cama y se acuesta para después quedarse profundamente dormida.