La promesa de la rosa

Capítulo 26

Damián: entonces será mejor que tomen asiento. Solamente le recuerdo que mi hija no tiene ninguna necesidad de trabajar para nadie.

Ellos toman asiento ante la respuesta de él, pero su madre no decía absolutamente nada y ella sabia que no le convenía hablar en ese momento, porque el se iba a dar cuenta de que ella tuvo demasiado carencias con sus padres.

Humberto: no tengo ninguna necesidad de pedirle permiso a nadie y solo les estoy avisando. Mi prometida estará a mi lado y eso es lo único que me importa.

Damián: así como estas dispuesto a defenderla de nosotros espero que lo hagas delante de la sociedad. Porque después de que la conviertas en tu esposa seguramente empezaran las burlas sobre su apariencia física.

Humberto: se perfectamente lo que tengo que hacer. Además, en el mundo hay persona perfectas e imperfectas, pero de esa manera se maneja la sociedad, nada más que yo siempre veré a mi prometida como la mujer perfecta.

Damián: me gustaría saber que intenciones tienes para que ella trabaje para ti. Estoy seguro que tienes más de una para querer hacerlo.

Humberto: esto lo hago, porque así lo quise y sobre todo no tengo segundas intenciones. Solamente que si así lo fuera en este momento ya estaría casado con ella.

Damián: siento que la paciencia no se te da mucho. Mi hija debe de tener mucho cuidado contigo y ahora pienso que deben de romper su compromiso.

Humberto: los términos de nuestro compromiso ya se establecieron. Debe cumplir su palabra y si no lo hacen necesitaran prepararse para las consecuencias y si eso llegara a pasar no tendré otra opción que llevármela antes de tiempo.

Damián: ella no es como las demás mujeres y tendrá que salir de su casa hasta que se haya casado. No permitiré que te la lleves de esa manera.

Humberto: nadie podrá impedir que este con la mujer que amo y necesita respetar nuestro acuerdo. Estoy dispuesto hacerlo efectivo.

Damián: le recuerdo que todavía no he firmado nada y siento que no es valido su compromiso hasta que lo haya hecho, a pesar que ya le disté su anillo.

Humberto: mañana tendrá su contrato, señor Andersen. Además, pondré más clausula donde su familia y sobre todo mi futura esposa será favorecida por el simple hecho de que se casará conmigo.

Damián: solo quería aclarar ese asunto, ya que tenia que ver por el futuro de ella. Aunque no será necesario que nos favorezcas y lo más importante en tu vida debe de ser ella.

Humberto: por supuesto que así lo será, suegro. Debe dejar la felicidad de mi esposa en mis manos y como es la costumbre saldré con ella, ya que lo que menos me gusta es perder mi tiempo sabiendo que se lo puedo dedicar únicamente a ella y ahora si necesitamos retirarnos.

Ellos salen del despacho de su padre tomados de la mano. Humberto no iba a permitir que nadie le quitara su felicidad ahora que tiene la oportunidad de estar con su amor eterno.

Rosa: nuestra felicidad muy pronto se hará realidad y eso pasará cuando me conviertas en tu esposa. Además, tendremos una hermosa familia como siempre soñamos.




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