La promesa de las almas (mini trilogía)

⚜️Cap. 4 Accidente⚜️

 

 

Por otra parte, Elizabeth se encontraba con Angus tratando de llegar a la mansión, la nieve había cesado, pero dejó grandes cantidades acumuladas, además de un frío que helaba la sangre, sin contar que la neblina comenzaba a aparecer de nuevo y empeoraba a cada minuto que transcurría

 

-        Vamos Angus – alentaba Elisabeth al caballo – Tenemos que llegar antes de las 12:00 para abrir los regalos en familia

 

El caballo solo relinchaba mientras trataba de abrirse paso por las calles repletas de nieve y ver a través de la neblina, el frío aumentaba y con él la densidad de la neblina, las corrientes de aire golpeaban una y otra vez la cara de Elisabeth hasta que logró bajar de la capucha del abrigo que llevaba puesto, sus rosadas mejillas adornaban su pálida piel.

 

-        Tengo que llegar, diablos Elizabeth – se reprochaba en su mente – En qué estaba pensando cuando decidí salir de la biblioteca, no desistiré, llegaré a la mansión y pasaré navidad con mi familia, además buscaré la manera de entrar al mundo de las almas, no importa si me lleva años, encontraré la manera – pensaba con entusiasmo.

 

Perdida en sus pensamientos y debido a la neblina no se percató de que Angus tomó el camino equivocado. La mansión de los Bondfiel se encontraba en un extremo de la ciudad antes de llegar a ella el camino se dividía en dos, uno que conducía al bosque y otro a la mansión.

 

-        Ya es para que hubiera llegado – pensó algo confundida la joven. Miraba hacia todos lados, pero la neblina le limitaba la vista, hasta que logró divisar algo a lo lejos – No puede ser – exclamó al ver entre la neblina una luz brillante de tonalidad azul, poco a poco se fue acercando, pero un solo pensamiento pasó por su mente – Gilbert – lo nombró y las lágrimas comenzaron a brotar sin control de sus ojos.

 

Estaba a unos 30 metros de distancia, pero el saber que lo más probable era que se trataba del alma de su amado se apresuró a llegar a él. Su corazón latía con tanta intensidad que ni siquiera escuchaba el sonido del galope del caballo, su felicidad era demasiada, algo especial los unía y ni siquiera la muerte los separaría. Al acercarse lo vio con claridad, el joven la aguardaba con una gran sonrisa, pero tanta felicidad se convierte en tragedia, a casi 10 metros para llegar a Gilbert, Angus cayo en una tusera de nieve, llevándose consigo Elizabeth, la caída fue bastante fuerte como consecuencia de la misma Angus tuvo una fractura en la pata delantera derecha y Elisabeth quedó inconsciente en la nieve.

Solos en la nieve, el gran caballo negro utilizó sus pocas fuerzas para arrastrar a Elisabeth de las ropas y dejarla bajo un árbol, una vez allí se echó a su lado y trato de mantenerle caliente. 

 

Faltaba un poco más de media hora para las 12:00 de la noche y el Duque Douglas y su hijo Edmund tomaron la arriesgada decisión de salir en búsqueda de Elisabeth, acompañados de personal del establo a su servicio y con ayuda de Thor, el perro blanco de Elisabeth, salieron a las calles cubiertas de nieve y neblina en búsqueda de la joven. En la mansión, Arnold y el Conde Charles se quedaron haciéndole compañía a la Duquesa Adelaida y a Constance

 

Thor conocía a la perfección el olor de Elisabeth, ese aroma a rosas quedó impregnado en él desde esa fría noche en el colegio cuando ella lo salvó de la lluvia aun siendo un pequeño husky, ese aroma lo llegaba a conocer a la distancia en un día normal, pero debido a las circunstancias de la tormenta se le complicó un poco seguirle rastro, hasta que al cabo de unos 15 minutos de búsqueda el perro pudo dar con su paradero.

 

-        No puede ser… Elizabeth – murmuró Edmund algo atónito al ver a su hermana menor en tal Estado.

 

A pesar del calor que Angus le brindaba la piel de la chica estaba casi hecha hielo, su respiración era muy débil y además se encontraba inconsciente.

 

-        Hija mía – la nombró su padre con desesperación – estarás bien, estarás bien, te lo aseguro – a medida que la cargaba en brazos para volver a la mansión, mientras que los criados ayudaban a poner de pie al caballo para llevarlo a las caballerizas y brindarle atención.

 

Tras llegar a la mansión rápidamente la Duquesa Adelaida ayudada por Constance y Helen cambiaron la ropa de Elisabeth para hacerla entrada en calor, una vez terminado en Edmund que hace 6 meses había terminado sus estudios de medicina le brindó primeros auxilios a su hermana y la examinó para ver cómo estaba, trató de hacerla despertar acercando varios ungüentos a su nariz para que los oliera, pero fue en vano. La palabra desesperación apareció conforme los minutos transcurrían, Elisabeth seguía inconsciente, a pesar de que Edmund hizo lo que estaba al alcance de sus manos no logró que la joven despertara.

 

El reloj sonó, las 12:00 campanadas se escucharon por toda la casa, las 12:00 de la noche daban inicio a la navidad, Elisabeth jamás abrió los ojos, una nube de angustia y desesperación cubría a todos. 

 



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En el texto hay: romance y fantasia

Editado: 16.03.2024

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