A veces, el corazón recuerda lo que la razón intenta olvidar.
Yo no debería escribir esto.
No después de tanto silencio.
No después de tantos inviernos sin tu nombre entre mis labios.
Pero hay promesas que se cuelan entre las grietas del alma, como las raíces de las rosas que, incluso bajo la nieve, siguen creciendo en secreto. Y esta promesa… fue hecha en la noche en que casi fuimos. En la noche en que nuestras miradas hablaron por nosotros y el frío no logró enterrar lo que florecía entre tus manos y las mías.
No hubo cartas, ni palabras que sellaran lo que sentimos. Solo un instante, apenas un suspiro compartido, que bastó para que todo cambiara.
Ahora que el tiempo ha pasado, que las flores han marchitado y que solo quedan ecos de lo que no fue… necesito escribirte. Necesito que, en algún rincón del universo, sepas que sí te amé.
Y que la promesa sigue viva.
Aunque ya no estemos.
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Editado: 09.08.2025