Catherine
En la vida siempre tenemos un propósito, es por eso que cada mañana nos despertamos y es que en algún momento sabremos cuál es el nuestro en este mundo, por mucho que el descubrirlo duela.
Pero al final siempre existe su recompensa, tal vez algunos piensen que es muy mínima por lo que hicieron, pero en realidad es lo mejor que les pudo haber pasado.
Todo en esta vida tiene su porque, la vida se tiene que vivir, así un día estés tan destrozado que el simple hecho de respirar te duela, hasta el día donde te despiertes queriendo comerte el mundo en un solo momento.
Pero está bien llorar, porque eso purifica el alma, llora todo lo que quieras y nunca te sientas mal por eso.
Esta bien tener miedos porque sin ellos no llegamos a ser unas personas valientes y algún día ver qué aquellos miedos fueron superados.
Esta bien sentir todas las emociones que se nos lleguen al corazón porque solo así sabremos el verdadero sentido de la vida.
Así que nunca te rindas por mucho que el vivir duela, porque todo dolor en algún momento llega a desaparecer. Lo digo por experiencia propia.
Su mano entrelazada con la mía mientras la eleva para poder mirarla mientras el cielo se viste de negro mostrando la única luz que nos da en nuestro jardín secreto.
Nuestros cuerpos tumbados sobre el césped mirando las estrellas, su respiración va al compás de la mía, nuestras sonrisas son las mismas de hace dos días donde nos habíamos reconciliado.
–¿Ahora si ya puedes ver el trébol en el cielo?– seguía insistiendo.
–David, todas las estrellas se ven iguales– solté una carcajada.
En estos dos días no había dejado de insistir en que aquel trébol estaba sobre nosotros y solo significaba suerte, lo que nos decía que tendríamos suerte en nuestro amor.
–Es que está viendo con los ojos y no con el corazón– se hizo el ofendido.
¿Cómo me pide ver con el corazón si él lo tiene todo acaparado y ya no hay espacio para nadie más?
–¿Mañana vas a venir, mi princesa?– su mano acaricia mi cabello con delicadeza.
–Como hoy ya fuimos al pueblo me puedo dar la libertad de mañana venir– asenti.
De verdad que el estar junto a David me cambiaba hasta el estado de ánimo, me hacía sentirme viva, que no necesitaba más que a él para ser feliz.
–David, ya casi termino de escribir la historia del guardia y la princesa enamorados.
–¿Terminarán juntos?– volteo a verme, sus ojos brillaban como las estrellas en el cielo.
–Por supuesto, ellos terminarán juntos– asentí– De hecho ellos acaban de hacer una promesa, que es buscarse en su próxima vida para seguir siendo felices.
Entonces David se sentó y me ayudó a ponerme en la misma posición que él, sus manos acunaron las mías.
–Mi princesa, yo el guardia David te prometo que si en esta vida no logramos tener nuestro final feliz haré todo lo posible porque en la siguiente si lo tengamos– se puso una mano en el corazón y elevaba la otra.
–Entonces yo, la princesa Catherine prometo amarte más de lo que te ame en esta vida y si es necesario me inventaré mil vidas más donde seamos felices– me puse una mano en el corazón mientras elevaba la otra.
–Ya hicimos una promesa– sonrió hasta que se le hachinaron las pestañas.
–Nuestra promesa del amor.
Una promesa que no puede ser rota pero tampoco cumplida, está es una de esa promesas que nunca sabes si podrán cumplirse porque son tan inciertas como lo es la vida misma.
Una promesa que siempre se quedará más allá que el corazón.
____
Mi nana limpiaba la estantería mientras que yo le ayudaba guardando algunas toallas en mi armario, desde pequeña me había gustado ayudarle aunque sea en las cosas más mínimas.
–Nana, ¿Extrañas mucho a tu esposo?– cerré el clóset, mi vista se perdió en algún punto de la puerta de madera.
–Cada día de cada segundo– soltó un suspiro, gire sobre mis zapatos para poder ver cómo mi nana se sentaba sobre la silla frente a mi tocador.
–¿Cómo es que sigues sin él?– ladee la cabeza.
¿Cómo es que ella podia seguir en pie cuando ya no tenía a la persona que amaba a su lado?
–Porque se que a él le gustaría verme seguir con mi vida con naturalidad, al principio dolió, pero después supe vivir con esa pequeña astilla en el corazón.
–¿Que se siente estar enamorada?
Camine hasta que me senté en la orilla de mi cama, segundos después ella también llegó acunando mis manos entre las suyas.
Soltó un largo suspiro, sus arrugas se notaban mientras una sonrisa aparecía en su rostro.
–Estar enamorado es una experiencia única y maravillosa. Se siente como si tu corazón estuviera constantemente lleno de alegría y emoción. Te hace ver el mundo de una manera más positiva, te da energía y te hace sentir conectado con la otra persona de una manera especial– volteo a verme con una sonrisa pícara– ¿Eso te hace sentir David?
Le había contado a mi nana sobre él, era necesario decirle ya que me había visto muy feliz estos últimos días.
Ella decía que mis ojos brillaban y la sonrisa no se borraba de mi rostro ni un solo segundo.
La definición sobre estar enamorada era tal y como me la había imaginado, junto a David mis fuerzas se volvían infinitas al igual que mis ganas de querer seguir en esta vida, como si todo por lo que he pasado a válido la pena porque al final lo tengo a él.
David me demostraba que merecía algo más allá que golpes, yo merecía amor.
–Si nana, David me hace sentir así– asentí.
–Me gusta mucho que tú y David esten juntos nuevamente– sus manos atraparon mi rostro– hay un brillo en tus ojos que nunca había visto, eso te hace ver más bonita de lo que ya estás. Así es como te veías cuando tenías cuatro años.
–Nana, tal vez esto no tiene nada que ver con lo que estamos hablando pero... ¿Mi padre alguna vez me demostró un poco de cariño?