La promesa que nunca hicimos

Deseo en el cielo

DESEO EN EL CIELO

Año 2011

 

Me levanté para ver a Ilias preparando un chocolate frio sin que se lo pidiera. Era una tarde con bastante viento, para mi suerte, los turistas se estaban empezando a juntar en las zonas claves para ver el atardecer. Pensé que iba a ser de esas locas que siempre ve el atardecer, pero como todo lo maravilloso, pierde su esencia y se vuelve algo más del panorama.

Seguía viéndolo en cada oportunidad, solo que ahora trabajaba y a las nueve de la noche estaba en casa descansando para salir de fiesta como todas las noches. Siempre me acompañaba el sol cayendo a mi espalda cuando abandonaba Oia, pero hasta ahí llegaba.  

Santorini es una isla muy romántica para turistas, pero para  locales… una locura después de las doce.

—¿También quieres un pan de prosiutto? —dijo Ilias poniendo el chocolate frente a mí.

 —Sí, como siempre. Gracias —susurre aun no pudiendo verlo a los ojos.

Aun podía recordar cuando creí sentir algo por él, la verdad es que no sentía nada fuerte, ni nada sentimental. Era estúpido como la cabeza juega con uno.

Con Alex las cosas eran diferentes, pensé que era simplemente una amistad que estaba comenzando y ahora que veo atrás me doy cuenta que nunca empezamos una, simplemente ya éramos uno. Pasamos una semana sacada de un cuento de hadas. Fuimos todos los días al castillo, hablamos, nos besamos, nos tomábamos de la mano y seguimos haciendo planes para el día que tuviéramos libre.

Ilias se alejó a escribir la orden para luego volver a donde estaba sentada con mi chocolate aun sin tocar. Esto se volvía con el tiempo más incómodo, no sabía como comunicarme con él y eso me destrozaba el alma.  

—¿Tu y Alex? —¡Madre santa esto fue un error! No debí haber venido.

—Sí, eso parece —baje la mirada —. Lo siento.

Ilias negó con la cabeza, viéndose totalmente desconsolado, como si le hubieran arrancado el corazón. Pero eso no era justo, no cuando él no me tomo en serio durante seis meses que tengo viviendo en Atenas y ahora viene a hacerse el sufrido cuando yo estoy saliendo con alguien.

Recuerdo que un día estábamos en un bar con Ioanis. Era la primera vez que salía en Atenas. Estábamos a cinco grados y aun no estaba acostumbrada a estas bajas temperaturas. ¡Por Dios! Vivo en una ciudad tropical ¿Qué esperan?

Esa noche Ilias iba a llegar como lo prometió, pero nunca apareció y la única respuesta que tuve de sus amigos fue “esta con su nueva novia”. Ni siquiera sabía que él tenía una novia. Esa noche fue desastrosa después del décimo tequila, olvide donde y con quien estaba.

Levanté la mirada.

—No es que te importe de igual manera —nunca le perdone que le importara poco o que llamara muy de vez en cuando, como si no existiera.

—¿Qué no me importas? —soltó un bufido —. Vamos, Mia, sabes perfectamente lo que tú me importas.

—Como una hermana, claro —el sarcasmo en mi voz estaba lleno de frustración, una de meses guardados.

—¿Qué quieres que haga? —se cruzó de brazos —. Me pidieron que te cuidara como mi hermana, no que… no que me metiera contigo.

Abrí mucho los ojos viendo como intentaba excusar la situación, pero no había excusa para lo que estaba hecho. Negué con la cabeza sabiendo que si él hubiera querido, estaríamos juntos. Pero no, sus planes no me involucraban. Solo cuando estábamos solos y la soledad tocaba a nuestra puerta.

Era su compañía en los momentos en que él quería y no en la que yo sentía necesitarlo.

Baje la mirada.

—Excusas hay miles, Ilias.

—¡No es una excusa, Mia! Es solo que tú y yo… bueno. No lo sé.

Me puse de pie, sintiéndome vacía y reteniendo ciertas lagrimas que nunca saldrían. No era participe de llorar por más rota que mi alma estuviera. Las lágrimas eran debilidad y no me podía dar el lujo de ser débil, o mejor dicho llorar frente a las demás personas.

—Ya me voy —observe mi pan y mi bebida de chocolate frío sin tocar. El estómago me rugía y quería comérmelo pero tampoco iba a quedarme para seguir peleando con él.

Esta pelea era estúpida, más porque nunca hablamos de ser algo más. Solo tuvimos un beso, solo uno que no significo absolutamente nada. Entonces ¿Por qué me afecta que esto?




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.