Desa
— ¿Desa?— me giré al sentir como me sujetaban del brazo, me sorprendí al ver a Vanko en la universidad, me solté de su agarré, pasé mi mano por mi cabello, su mirada siguió mi mano, sin decir nada sujetó mi mano acercandola a su mirada.
—¿Casada? —solté fuerte mi mano y levanté la barbilla.
— ¿Te sorprende? —frunció el ceño y se me acercó.
—¿Y nosotros? —noté que en su frente resaltaba una vena.
—Nunca hubo un nosotros— saltaba un músculo en su mandíbula.
—Claro que lo ha habido Desa, quién se haya casado contigo lo hizo por tu fortuna, ¿cómo pudiste hacerme esto? —enarque una ceja, ¿él me reclamaba?.
—Supongo has oído hablar de las joyerías famosas Vryzas —él asintió —Pues el dueño es mi esposo —abrió más los ojos de la sorpresa —Así que mi esposo tiene más fortuna que la que yo heredaré.
Él se pasó la mano por el cabello.
—Desa, has roto mi corazón—acercándose más —Dime que lo nuestro no ha terminado— entrecerré los ojos— Yo, puedo aceptar que seas la esposa de otro, pero podemos seguir junt... —apreté los dientes.
—No me insultes Vanko, no seré la amante de nadie —de repente sentí el asalto sorpresa de la boca de Vanko, su lengua luchaba para entrar en mi boca, recordé la promesa que le hice a mi esposo, me revolvía en los brazos de Vanko por que me tenía apresada en sus brazos.
— ¡Sueltame Vanko!— él hizo caso omiso y volvió a acercar sus labios.
—No escuchaste que la soltaras —sentí un escalofrío recorrer mi espina dorsal, la voz calmada de Anker me causaba miedo.
Vanko giró su rostro para verlo, momento que aproveché para soltarme.
— ¿Quién eres tú para meterte en una pelea de novios?— con furia le di un pizotón a Vanko haciéndolo brincar.
—¿Novios?— Anker me miró con una ceja enarcada.
—Novia tu abuela, tú y yo no somos nada —Vanko negó.
—A tu pregunta, soy Anker —metió las manos en sus bolsillos— El esposo.
Vanko lo miró.
—Eres joven para ser el dueño de las joyerías Vryzas— mi esposo sonrió pero una sonrisa que no llegó a su mirada.
—Soy un hombre muy inteligente por así decirlo, sé administrar mi dinero— Vanko hizo un gesto de molestia.
—Pensé que tu esposo era un viejo senil Desa.
— ¿Así que ya sabias que Desa está casada? —se acercó a Vanko—Y eso no te detuvo para besarla.
Al avanzar Anker lo hicieron sus cuatro guardaespaldas, Vanko obviamente lo notó y palideció, era tan vanidoso que amaba su hermoso rostro.
—Un consejo —Anker sonrió con frialdad—Si mi esposa te dice que la sueltes lo haces, si ella dice no, te detienes— Vanko asentia a cada palabra de Anker—¿Trabajas en esta universidad?
—No Anker, él se aparece cuando viene a dejar a su hermana —decidí contestar yo por que me daba cuenta que Vanko había extravíado la lengua.
—Vine por ti Desa — se pasó la mano por la mandíbula— Teopolos estaba dormido así que no íbamos a almorzar juntos por eso decidí venir a invitarte.
Asentí.
—Claro — miré por el hombro a Vanko que seguía mudo, acercándome a Anker, me puse de puntillas y le deposité un beso en la mejilla —Vamos.
Avancé junto a mi esposo, saqué las llaves de mi auto y se las entregué a uno de los guardaespaldas de Anker.
Sonreí al ver a Basil quien se apresuró a abrirnos la puerta.
—Señorita Desa —sonreí.
— Hola Basil, no olvides que ahora soy casada—Basil se puso rojo.
—Lo lamento señora Desa, lo he olvidado— Anker le dio una palmadita en el hombro, pero me di cuenta que Basil temblaba, frunci el entrecejo.
—No te preocupes con el tiempo te acostumbrarás a llamarla señora.
—C... claro señor —subí al auto y esperé que Anker se hiciera junto a mi.
—Anker
—Dime —contemplé su perfil, él tenía los ojos cerrados.
—Basil se comporta como si te temiera.
—Lo he notado —se encogió de hombros —Ya he hecho de todo para que se sienta cómodo, espero mejore con el tiempo.
Me quedé pensativa era mejor aclarar antes que Anker sacará conclusiones erradas.
—Anker, no sé que rayos le paso a Vanko para asaltarme...—callé al ver que giró su rostro.
—Desa no te preocupes
—Está comenzando nuestra amistad Anker y no quiero malos entendidos, te hice una promesa y la voy a cumplir.
Anker me sonrió.
—Desa he estado meditando sobre nosotros y me doy cuenta que no puedo exigirte que en estos cinco años te enamores o quieras rehacer tu vida.
Me quedé en silencio un momento.
—No entiendo— él sonrió.
—Desa, cuando desees iniciar una relación con alguien, me lo dices, lo investigó bien y si es alguien que no va tras tu fortuna, te dejó libre.
Asentí y desvie mi mirada hacia la ventana, me sentí un poco mal, Anker ya deseaba dejarme y eso que ni la tinta en el papel de nuestra acta de matrimonio se había secado.
¿Será que Effie le había dado alguna esperanza? ¿Y yo estaba siendo un impedimento para estar con ella?
—Ya no tengo hambre Anker
— ¿Te sientes bien?—seguí viendo por la ventana.
—Me duele un poco la cabeza— trataría de no involucrarme mucho con Anker para que él no sintiera remordimiento para dejarme.
El habló con Basil quien desvío el rumbo hacia la casa.
Cuando se estacionó sin esperar que me abrieran la puerta, salí del auto. Todos merecían una segunda oportunidad y si Anker la tenia con Effie no sería un estorbo.
Caminé rápidamente y me dirigí a mi antigua habitación. Llevaba un mes de casada, donde me di cuenta que Anker era alguien que se preocupaba por los suyos, era divertido.
Me acomodé en mi cama y cerré los ojos, me incorporé cuando la puerta se abrió.
—¿Por qué estás aquí? —Anker me miraba preocupado.
—Quiero estar en mi habitación— él se me acercó.
—Desa —se sentó junto a mi —Lamento haber intervenido con Vanko, tarde recordé que es el hombre de quién has estado enamorada, creo te cause problemas.
—No tengo nada con Vanko — él me miró a los ojos—Él sólo quiere el dinero de papá— fruncí el entrecejo e hice una mueca—Siempre los chicos que se me acercaban lo hacían esperando algo a cambio, un regalo extraordinario, pero nunca lo han hecho por mi, por lo que soy, me consideran tan poco —Anker puso su mano bajo mi barbilla y levantó mi rostro.