"Nuestras almas, como dos imanes, se atraen con una fuerza irresistible, tejiendo un destino que ni el tiempo ni la distancia pueden deshacer".
Sentado frente a su computadora y con una pelota antiestrés en una mano, contempla la pantalla sin poder concentrarse. Mira la hora, Ya es tarde. Tiene una reunión importante a primera hora con unos inversionistas y todavía le quedan algunos pendientes por resolver, pero sigue disperso.
A lo lejos, la Acrópolis se alza majestuosa. Las luces de la ciudad brillan como un mar de estrellas sobre el horizonte. Los edificios altos, iluminados, destacan contra el cielo oscuro, creando una silueta impresionante.
Los sonidos de la noche se filtran tenuemente a través de la ventana cerrada. Se pueden escuchar los ecos lejanos del tráfico, el zumbido de las motocicletas que serpentean entre los coches, y uno que otro claxon ocasional.
Serkan mueve rítmicamente la pequeña pelota entre sus dedos. Sigue pensando en Kaia Zikros.
Convencido de que podría desenmascararla sin problema, fue hasta su lugar de trabajo, decidido a conocerla; luego, la siguió hasta el paradero con la intención de encontrar la típica actitud interesada y coqueta que suelen tener las chicas del casino, que están dispuestas a hacer cualquier cosa por acercarse a un hombre como él.
Sin embargo, Kaia derribó todas sus expectativas desde el primer momento. Incluso, pensó que ella vivía en un lujoso apartamento pagado por Corban, pero en eso también se equivocó. No, definitivamente, ella no es como él esperaba. Y eso, representaba una amenaza mucho mayor de lo que había imaginado.
Por eso decidió investigar más a fondo.
Así que contrató un equipo de seguridad para seguir sus pasos. Durante varios días, los investigadores observaron cada movimiento de la pareja, documentando sus encuentros, rutinas y comportamientos.
Siguieron a Corban. Tomaron fotos cuando llegaba a una casa ruinosa y era recibido, en algunas ocasiones por Kaia, o cuando otras veces él entraba con llaves propias. Anotaron las noches que dormía en ese lugar y, cuando en una oportunidad, se fue mucho después de que Kaia se marchara para el trabajo. También documentaron la única vez que Kaia lo despidió en la puerta con un abrazo emotivo.
—¿No hubo besos? —preguntó Serkan con el rostro inexpresivo, mientras revisaba el informe.
—No, señor Makris. No compartieron besos. Solo lo que se puede ver en las fotos.
El equipo de seguridad también investigó a Kaia y descubrieron que lleva una rutina estricta y marcada. Cada mañana, bien temprano, se dirige a una reconocida empresa de cosméticos, donde trabaja como archivadora, un empleo poco remunerado pero respetable. Por las noches, su destino es el casino donde Serkan la conoció.
En el informe también consta que, una vez a la semana, Kaia y Corban salen juntos, pero solo en las tardes y para hacer diligencias. Van al supermercado, compran algunos víveres, medicinas y anticonceptivos, luego regresan a la casa. Ese día, por lo general, Corban suele quedarse a pasar la noche. En algunas ocasiones, después de las compras, se sientan a tomar un café en alguna cafetería del centro de la ciudad.
Serkan observa las fotos en su escritorio y contempla el rostro de Kaia.
—Es realmente muy hermosa —reconoce.
En las imágenes muestran a Corban y Kaia sentados frente a frente, como dos amigos íntimos de toda la vida. Kaia se ve sonriente, aunque no deja de verse cansada mientras que Corban luce radiante y entusiasmado.
Serkan detalla las fotos una y otra vez, pero por mucho que se esfuerza no ve amor en esa pareja, por lo menos, Kaia no luce como una mujer enamorada.
¿Y Corban?
Su hermano siempre se ve alegre, la mira con cariño en todo momento, en una foto incluso la toma de la mano y acaricia su mejilla y a Kaia no parece molestarle.
—¿Qué han logrado descubrir de esa mujer? —interrogó Serkan a los investigadores durante su último reporte.
—La verdad es que no se sabe nada de ella —respondió uno de los detectives—. Todo lo paga en efectivo. No tiene registros bancarios ni tarjetas de crédito, nada. Incluso, no existe un contrato de arriendo escrito para la casa donde vive y en la empresa donde trabaja no fue contratada directamente, sino a través de una agencia de empleos. Es como si hubiera aparecido de la nada en Atenas hace tres años y no quisiera dejar ningún rastro.
Serkan los miró con el ceño fruncido, cada vez más intrigado por el misterio que rodeaba a esa mujer.
—Continúen investigando —ordenó con firmeza—. No regresen hasta que no tengan la información que les he solicitado.
La noche se torna cada vez más deslumbrante; sin embargo, solo hay sombras en su mente. Esa mujer es un enigma. Tiene que descifrar los secretos que oculta y solo hay un camino para lograrlo: debe acercarse a ella, conocerla más.
Editado: 15.01.2025