La Prometida del Gay

Capítulo 1

I've been all night, I've here all day and boy got me rockin' side to side...

Muevo la manó para tratar de callar mi bendito teléfono que vibra y suena en alguna parte de la cama.

I've been here al night, I've been here all day and boy, got me ronkin' side to side...

Saco la cabeza debajo de la almohada para tomar el infernal aparato en mis manos y responderlo.

—Espero que tengas una muy buena razón para despertarme a las ocho de la mañana —espeto media dormida. Esta no es hora de llamar a nadie, ni siquiera a tu mejor amiga.

—Sara, soy Brad...-¡Surprise, surprise!, pongo los ojos en blanco; la vida no deja de sorprenderme. Nótese mi sarcasmo.

—Lo se —Me siento en la cama como puedo, de todas formas, de solo escuchar la sexy voz de Brad se me espanta todo, lo que sea, sueño, hambre. Absolutamente todo.

Del otro lado de la línea cae el silencio, me siento en la orilla de la cama mientras busco mis pantuflas con los pies.

—¿Me vas a decir la razón por la que me llamas a esta hora o te cuelgo? —refunfuño.

—Tenemos que hablar —dice de pronto como si le pesara decirlo.

Respiro profundo y trato de no imaginarme lo peor, la verdad es que cada vez que hay una llamada o un mensaje parecido a este, me da un preinfarto. Porque él a veces es muy despistado y un completo imbécil y la última vez que uso estas mismas palabras me dejo el corazón en pausa.

—Brad, me estas asustando —respondo entre bostezos.

Él se escucha más preocupado, incluso que cuando me confeso que es gay, luego de ese día lloré por una semana. ¿Cómo puede ser que tu mejor amigo del que estas súper enamorada de hace mucho tiempo sea gay? Pero así es la vida, cruel y vil.

—Creo que acabo de meter la pata-murmura en un hilo de voz-, y esta vez, hasta el fondo.-Mentalmente lo veo pasándose la mano por la cara desesperado.

Voy al baño y me siento en el inodoro; estoy sonámbula y no he tomado café y si todo eso no es suficiente, Brad esta jugando al adivina adivinador.

—¿Ya le dijiste a tus padres? —pregunto algo preocupada.

La única en pleno conocimiento de su condición sexual soy yo, y eso no es nada, pero en algún momento él tendrá que decirlo y mientras más tiempo dure más difícil se hace.

—No, no...algo peor. —Su voz esta temblorosa.

—¡Habla de por Dios! —exclamo desesperada. Un fuerte suspiro se escucha del otro lado seguido de su voz.

—Les dije que eres mi prometida —susurra tan despacio que apenas creo escucharlo ¿o es mi imaginación?

Cuelgo el teléfono sin darme cuenta. Me quedo sentada en el inodoro esperando a despertar y que todo sea un sueño. Miro el teléfono en mi mano, luego miro el reflejo de mis pelos en el espejo que tengo en frente y finalmente miro en dirección a mí habitación donde claramente se puede ver mi cama desarreglada y yo no estoy en ella. Entonces esto no es un sueño.

Esto esta pasando de verdad.

Mis pies están inquieto al igual que mis manos, las cuales paso repetidas veces por mi cabello. ¡Oh Dios!, ¿qué hizo Brad ahora?

¿Prometida?

¡Prometida!

Tomó el teléfono y marcó su número.

—Dime que no es verdad —exploto desde que responde el teléfono.

—¿De verdad quieres que te diga eso? —Su voz preocupada me hace esperar lo peor de la situación.

—¡Quiero que me digas la verdad! —exclamó muy nerviosa.

—Es complicado de explicar, todo paso muy rápido —. ¿Rapido? rápido caeré yo en la cárcel si lo agarro.

—Voy para allá. —Dejo el teléfono sobre el lavamanos. Un grito de desesperación escapa de mi garganta.

Tranquila Sara, él solo dijo que se comprometió contigo y hasta ahora tu no lo sabías. No es como si fuera el final y destrucción de tu mundo. Tengo que calmarme.

La buena noticia es que hoy es sábado y no tengo universidad.

El teléfono comienza a sonar por tercera vez, lo ignoró y entro a la ducha.

Brad Krieger tiene muchas cosas que explicarme, pero mucho con demasiado.

Aunque la cabeza me da un millón de vueltas, logro mantenerme de pie y cuerda. En el baño dejo caer el agua sobre mi cuerpo y que me despeje un poco.

No, esto no esta pasando.

He sufrido, llorado, reído y sufrido un poco más por Brad; mi mejor amigo, mi salvador. Y ahora me encuentro entre la espada y la pared, sin saber que hacer o si por lo menos la elección que tome sea la correcta.

Recuesto la cabeza de los mosaicos e intento respirar profundo, el aire se ha hecho pesado en mis pulmones y me van dificultando todo.

—¡Sara! —Escucho a alguien llamar detrás de mi—, ¡Sara! —De nuevo esa voz de niño.

El miedo me hace correr más rápido, seguro es otro de esos niños que le gusta molestarme. Mi vestido azul se enreda en mis piernas mientras más rápido intento correr, solo quiero estar entre los brazos de mi papi y de mi mami.

—¡Sara! ¡espérame! —Su presencia esta cada vez más cerca de mi.

Tengo miedo, mucho miedo. Los otros niños siempre me molestan sin ninguna razón y yo no puedo defenderme porque soy más pequeña y si les digo a mis padres ellos se van a preocupar mucho y van a querer sacarme de la escuela igual que le paso a mi otro amigo Mike.

Una mano se pone encima de mi hombro, yo trató de quitarla de ahí, me remuevo fuerte hasta que ya no siento nada bajo mis pies y caigo.

—¿Estás bien Sara? —pregunta esa voz de niño, la había escuchado antes pero igual me da miedo—. ¿Por qué no me miras? —niego con la cabeza.

A los niños malos no les gusta que le miren a los ojos, cuando lo hago me tiran arena y luego me pica mucho. Unos dedos calientes agarran mi barbilla y levantan mi cara. El niño que esta frente a mi tiene unos lindos ojos azules. Los más bonitos que he visto.

—No te acuerdas de mi, soy Brad, el vecino nuevo. —Su frente se arruga y me sigue mirando, él ayuda a pararme y me acompaña a mi casa. Los demás niños no se nos acercan y yo no tengo tanto miedo.




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