La prometida del magnate

LA TRAICIÓN

—Al fin has llegado Robert. —Me dice Richard mostrando desesperación y un profundo dolor en la mirada.

—Aquí estoy amigo, no te preocupes que estoy enterado del asunto y pronto resuelvo este problema. —Le contesto expresando una sonrisa llena de hipocresía.

Al continuar dialogando con Richard, los agentes policiales se acercan para esposarlo y llevarlo al centro de detención para que dé las respectivas declaraciones.

De lo que tengo entendido del informe que me dieron los investigadores del caso, hay una llamada anónima acusando a Richard de lo sucedido, jaja, jaja, jaja, nadie sabe que aquella llamada la hice desde un lugar donde nadie ni siquiera el FBI puedan detectar.

Tengo un odio inmenso por él, tanto Samantha como Erika siempre han estado enamoradas de él. Hace varios años atrás intenté tener alguna relación sentimental con Samantha, pero ella me hizo de menos al preferir a ese idiota de Richard. El furor que tuve se encendió tanto que a uno de mis asistentes personales le disparé en un ataque de locura.

Luego de intentar con Erika fue el mismo resultado encendiendo otra vez mi ira y asesinando también a mi nuevo asistente.

Voy a seguir fingiendo que ayudo a Richard con el caso de su acusación de asesinar a su prometida, sin embargo, el resto queda por cuenta de Erika, ella es quién lo va a sacar de la cárcel donde estará refundido por un buen tiempo.

Después de aquello cuando todo entre en una aparente paz, voy a pensar la manera de deshacerme de Richard quedándome completamente con Erika y su fortuna.

Luego de un par de horas de relajarme tomando un buen trago de whisky, me dirijo al centro de detención policial donde se encuentra Richard.

Hay movimiento por todos lados, policías de aquí para allá, criminales siendo llevados a las celdas, detectives resolviendo casos de asesinos seriales. Jaja, jaja, jaja, no saben que al frente de ellos está uno de esos psicópatas. Asesiné de pequeño a dos adolescentes por creerse mejor que yo, luego a dos de mis asistentes y finalmente a Samantha.

Al entrar a la habitación de interrogatorios, miro sentado y esposado en una silla metálica color negra a Richard. Nunca voy a olvidar ese semblante lleno de dolor y amargura al verse acusado injustamente por un crimen que nunca cometió. Y no solamente eso, sino también el perder a su prometida de forma trágica.

El pobrecito estaba a punto de casarse para irse de luna de miel a Shanghái con Samantha, jaja, jaja, jaja, pero todo le ha salido mal. Me alegro que este infeliz lo pierda todo.

—Richard ¿Cómo estás? ¿Saben algo de la desaparición del cuerpo de Samantha? —Le digo manifestando intranquilidad en el rostro.

Antes de contestar su mirada está en blanco y pensativo mirando al tumbado como pidiendo una explicación a Dios por lo sucedido.

—Nada tiene sentido sin mi amada Samantha, no me importa nada. Si salgo o me quedo preso me da igual. Desde este momento mi vida se acaba para siempre. — Tiene los ojos húmedos de tristeza.

—No desesperes querido amigo, para todo hay solución menos para la muerte. —Aparento estar preocupado por él.

—Sin Samantha y en este lugar soy como un muerto en vida. —Expresa un gesto lleno de indignación e impotencia.

Después de consolar hipócritamente con palabras de aliento a Richard, salgo de aquel lugar para dirigirme a uno de los agentes que está siguiendo el caso. Dialogamos por un momento tratando de buscar una solución al problema.

Debido a mi influencia en varios sectores del gobierno y la policía en Manhattan, conozco ciertos agentes corruptos de altos rangos que me pueden ayudar a no dejar salir a Richard en libertad por un buen tiempo.

Que el caso lo retengan indefinidamente sin darle oportunidad de salir bajo fianza. Ni sus padres que son de mucho dinero pueden ayudarlo, jaja, jaja, jaja.

Por lo pronto disfruto de la victoria con mi whisky favorito, “Johnny Walker faja azul”. ¡Qué delicia de bebida! Pronto muy pronto mis planes saldrán conforme a mi voluntad.

Al pasar una semana Richard sigue preso en una de aquellas funestas celdas. Voy a visitarlo para ver cómo sigue empeorando su semblante. Me fascina verlo derrotado y hundido en la nada.

Al llegar al centro de detención, dos policías me dirigen a la celda donde está detenido Richard. Ellos me hacen entrar por un pasadizo un tanto angosto, las luces son opacas, hay varias celdas por ambos lados, son estrechas, de aspecto rustico con paredes color gris y una pequeña ventana que está en la parte alta. Varios guardias custodian el lugar y un personal de aseo limpiando el suelo.

— ¿Cómo sigues Richard? —Le pregunto al llegar a la celda.

— ¡Por fin llegas Robert! Es extraño que aquí no me ayuden a salir bajo fianza, mis padres vienen varias veces para pagar pero les es negado. —Me dice frunciendo el ceño debido a su estado de confusión.

— Por eso vengo amigo, para ayudarte a salir lo más pronto posible. —Le respondo expresando tranquilidad en el semblante.

—Espero me liberes pronto Robert, quiero ir en busca de Samantha. Dicen los agentes que su cuerpo no apareció en el lugar del incendio. —Su voz es apagada, débil y floja.




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