Narración de Richard Burton
Manhattan Detention Complex
Hasta ahora me cuesta creer que Erika sea un cliente importante de Robert. Según él, dijo que se conocieron en el buffet de abogados para solucionar unos traspasos de bienes a su nombre.
En verdad este mundo es tan pequeño que a la vuelta de la esquina te encuentras con la persona que menos esperas. Aquel día me quedé frío al verla entrar cogida de los brazos de Robert, y más aún que Erika es la persona que ha intercedido por mí antes los fiscales para que pueda salir bajo fianza.
Esta situación me tiene confundido, justo la mayor enemiga de mi prometida Samantha tiene que tenderme la mano. Al continuar meditando por lo que me está sucediendo, tres guardias de seguridad entran a la celda mostrando rostros preocupados.
—Doctor Burton, salga de inmediato que en la sala de visitas le espera sus abogados. —Me comenta uno de los guardias.
Sin decir palabra alguna salgo de la celda para ser llevado a la sala de visitas, estoy intrigado por la actuación algo extraña de los guardias.
— ¡Richard! ¡Richard! Ha sucedido un grave accidente. —Robert se roza la nariz con los dedos demostrando perplejidad.
— ¿Qué sucede Robert? Te noto bastante preocupado. —Le contesto expresando seriedad en el semblante.
—Es Erika, acaba de tener un accidente al venir al centro de detención. —Expresa un gesto de indignación en la mirada.
— ¿Erika se accidentó? —Doy un grito de lo sorprendido que estoy.
—Estás libre Richard, te ruego me acompañes a la clínica que curiosamente está internada en el “Doctor City”. —Me contesta.
— ¡Erika está en mi clínica! Salgamos en este momento de este lugar Robert y vamos para allá. —Me apresuro a la recepción para que me entreguen las cosas de valor.
Mientras nos dirigimos a la clínica, Robert no pronuncia palabra alguna. Su semblante nota angustia y ansiedad, me da la sensación que aprecia mucho a Erika.
—Te noto demasiado preocupado Robert, me da la impresión que amas a Erika. —Le respondo mirándole a los ojos.
—No niego que aparte de su hermoso físico, siento cierta atracción sentimental por ella. —Me responde cabizbajo.
—Entiendo, espero lleguemos pronto a la clínica para ver su estado actual. —Le digo dándole una palmada en la espalda demostrando empatía por mi amigo.
Clínica “Doctor City”
Al llegar a la clínica todo el mundo se sorprende al verme aquí. Supuestamente después de salir del centro de detención iba a venir a acá pero dentro de una semana.
Varios de mis colegas me saludan, otros permanecen en silencio. Enseguida me dirijo a la recepción con Robert para preguntar dónde está Erika.
—Margaret, hazme el favor de decir donde está Erika Vélez, la señorita que recién acaba de tener un accidente. —Le hablo con tono serio.
—Doctor Burton, ¡Es agradable verle de nuevo en la clínica! —Me responde dibujando una sonrisa en la barbilla.
— ¡Gracias! Pero no tengo tiempo para conversar, ¿Dónde está Erika? —Le contesto enérgicamente.
—La señorita Erika Vélez está en sala de emergencias, al parecer tiene ciertas lesiones en la pierna derecha y sangrado en la nariz. —Me dice.
Enseguida con Robert nos vamos a sala de emergencia. Al entrar los enfermeros y auxiliares nos guían donde está siendo atendida.
— ¿Cómo se encuentra la señorita? —Pregunto al doctor de emergencias.
—Doctor Burton buenos días, la estamos estabilizando deteniendo el sangrado. —Me dice mientras cubre la herida con una gasa estéril y presiona firmemente con la palma de la mano hasta que deje de sangrar.
—Si puedo ayudar en algo no dudes en decirme. —Le respondo al ver a Erika inconsciente en la camilla.
—No se preocupe doctor, sus heridas no son de gravedad. —Responde reflejando paz y serenidad en la mirada.
Me siento más tranquilo al saber que Erika está bajo control. Una vez pasado el susto salgo con Robert dirigiéndole a la oficina donde soy el “Director Gerente”, que represento la máxima autoridad y responsabilidad dentro de la clínica.
Al entrar a mi oficina, Janet Yellen mi secretaria personal me recibe cordialmente. Al ver mi escritorio con papeles, agendas y especialmente varias fotos de Samantha, me da una gran nostalgia y tristeza a la vez.
—Robert toma asiento por favor. —Le digo.
—No Richard, no puedo estar tranquilo hasta que Erika esté bien. —Me responde con la mirada hacia el tumbado.
—Erika está bien, tú sabes que mi clínica es una de las mejores de los E.E.U.U... —Trato de tranquilizarlo.
— ¿Puedes servirme un trago de whisky? —Me dice.
—Con gusto mi querido amigo, con gusto. —Me levanto para servirle su whisky favorito.
Rin, rin, rin
Rin, rin, rin