La prometida del magnate

LA PERSECUCIÓN

Narración de Robert Pattinson

Erika me acaba de informar que nuevamente aquel misterioso hombre la sigue acosando.

Hoy en la mañana me dirijo al centro de detención de Manhattan, debo hablar con el director para que me facilite tres hombres que sean de su confianza.

Centro de detención Manhattan

Al dirigirme a la oficina principal del Director de este centro provisional de detención, recuerdo cuando estuvo detenido por primera vez Richard, ahí conocí de cerca a un asesino serial muy peligroso.

Haciendo varias investigaciones este criminal es muy inteligente y sagaz, es momento que me sirva de él para mis propósitos. Voy a proponerle al Director que este hombre sea parte del equipo para atrapar a ese estorbo que sabes más cosas de nosotros de lo que debe conocer.

—Director Watson un cordial saludo. —Le saludo al entrar a su oficina.

—Sea bienvenido abogado Pattinson, tome asiento por favor. —Me saluda cordialmente estrechando la mano.

—Como es de costumbre Director, sírvame un trago de whisky antes de proponerle un encargo —Le digo.

— ¡Con gusto abogado! —Cuénteme que propuesta me trae. —Su mirada es muy atenta esperando mi respuesta.

—Quiero dos de sus mejores hombres para eliminar del camino a un estorbo que está metido en mis asuntos más de la cuenta. —Le respondo con tono fuerte y mirada seria.

— ¿Hombres de la policía o mercenarios? —Me pregunta.

—Policías no porque en este asunto no me conviene involucrarlos, quiero dos mercenarios y uno más. —Le respondo tajantemente.

— ¿Cuál es el tercer hombre abogado? —Me pregunta mostrando curiosidad en el semblante.

—El asesino serial que está recluido en este centro de detención de manera provisional. —Le contesto.

Por unos segundos el Director permanece en silencio hasta que se pronuncia.

— ¿Tienes idea que clase de persona es ese loco? A matado a seis mujeres en menos de un año, ¡Es un verdadero peligro! —El rostro del Director cambia de forma drástica.

— ¡Lo sé! Conozco su historial delictivo, sin embargo, Lo quiero. Es muy astuto e inteligente para encontrar a otros criminales de su calibre. —Mi voz es firme y segura de lo que digo.

—Es muy difícil aceptar su propuesta abogado. Mejor le traigo otro mercenario que es muy bueno para estos casos. —Él roza la nariz con los dedos demostrando perplejidad.

—Mi propuesta es el doble de paga, si no acepta tengo los suficientes argumentos y evidencias para desenmascararlo Director. —Le clavo la mirada fijamente a los ojos.

—Está bien abogado, no me queda otra alternativa que aceptar su propuesta. —La voz le tiembla y se pone nervioso.

—Así me gusta Director Guatson que sean leales a mi voluntad. —Muestro una sonrisa siniestra y arrogante.

No cabe duda que tengo comprado a más de la mitad de estos corruptos agentes federales y abogados en Manhattan, jaja, jaja, jaja.

En la noche entro en contacto con los tres hombres para atrapar inmediatamente al infame que acosa constantemente a Erika.

Cinco días después

Al parecer tengo buenas las noticias de la investigación de este misterioso hombre. Los dos mercenarios y el asesino serial me han dado buenos resultados.

Rin, rin, rin

Rin, rin, rin

Rin, rin, rin

—Erika, mis hombres tienen la localización del hombre de negro. —Le digo.

— ¡Gracias a Dios! Me alegras el día con esta buena noticia. —La escucho sonreír.

—Este individuo vive en los alrededores de la ciudad, es un pequeño apartamento rentado. —Le respondo.

— ¡Vamos atrapar a esa maldito antes que se nos escape! — Su tono de voz es áspera y mal humorada.

—Te paso recogiendo en 10 minutos, alístate y ponte hermosa como siempre. —Antes de colgar le doy un largo y sonoro beso.

Tras recoger a Erika en su mansión en mi coche, le informo los datos exactos del hombre de negro. Le indico que no es de esta ciudad, trabaja en una bodega de inmensos contenedores de agua, es solitario, de recursos económicos modestos y que nunca ha tenido actos delictivos, además le doy su nombre, “Peter Griss”.

Finalmente llegamos a las afueras del departamento donde vive, los dos mercenarios y el asesino serial están rodeando el lugar. Esperamos casi tres horas hasta que logramos ver la sombra de alguien moviendo las cortinas del departamento, seguramente es él.

— ¡Es él Erika, al fin lo tenemos! Esta noche es hombre muerto y nos libramos de una vez por todas de esa lacra. — Expreso mi alegría con los labios separados y la boca totalmente abierta.

—Quiero la cabeza de ese maldito en una bandeja de plata. —La mirada de Erika es cruel y malvada.

—Será todo tuyo Erika, jaja, jaja, jaja. —Le respondo.

Espero varios minutos para dar las órdenes desde el celular a mis hombres. 3, 2, 1 minuto. ¡Es hora de dar la orden!




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