La prometida del magnate

¡QUISIERA DECIRTE QUIÉN SOY!

Son alrededor de 8 meses de permanacer lejos de mi querida Manhattan, tengo tantos recuerdos de esta ciudad, especialmente las veces que solía ir con Richard a los centros comeciales para comprar ropa, o al cine a ver películas románticas y luego cenar juntos en el mejor restaurant a la luz de la luna llena.

Sin embargo, aquella maravillosa vida ha quedado en el pasado, ahora estoy bajo la protección y tutela de un hombre que conocí en una cafetería donde yo trabajaba las mañanas.

—Samantha quiero llevarte a almorzar al “The Marshal Restaurant”, es mi lugar favorito cuando vengo hacer negocios en Manhattan. —Don Paolo siempre atento y generoso.

—Gracias don Paolo, es muy amable de su parte. —Le contesto mientras miro con nostalgia las calles de la ciudad.

Estamos llegando al restaurant, concidencia o no, es el mismo lugar donde solía venir a menudo con Richard.

Don Paolo me lleva del brazo a una mesa reservada para dos. El mesero se acerca para presentarnos el menú del día, yo escojo algo tradicional de la ciudad, don Paolo un plato fuerte y para acompañar un vino tinto, yo solo puedo beber agua por mi estado de embarazo.

—Samantha, ¿Conoces Manhattan? —Me pregunta.

—No don Paolo, es primera vez que vengo aquí. —Le sigo mintiendo.

—Me asombra porque pediste al mesero “Pastrami y carne de res en conserva”, es sin duda alguna el plato tradicional de Manhattan. —Me clava la mirada fijamente a los ojos.

—Es simple don Paolo, al viajar en el jet estuve viendo los mejores platos de la ciudad. —Le respondo.

—Cada día me soprendes más Samantha, eso me hace tener mayor interés en seguirte conociendo. —Sonríe— Otra pregunta ¿Dónde está el padre de tu bebé?

—Es una pregunta difícil de contestar. —Mi mirada se torna triste.

—Lo siento si me estoy entrometiendo en asuntos que no me incumben. —Se expresa en voz baja.

—No tiene porqué disculparse, sigamos disfrutando de esta comida. —Le digo.

Una vez que acabamos el almuerzo, nos vamos al hotel donde estamos hospedados durante una semana. La operación en el “Doctor city” es mañana.

Con toda seguridad voy a ver a Richard, es quien maneja el área de cirugía plástica y cardiovascular.

Día siguiente

Despúes de ducharme escojo una prenda de vestir muy distinta a la que Richard solía verme debido a mi estado de embarazo, también con mi nuevo look estoy segura que no se da cuenta, finalmente debo cambiar el tono de voz.

¡Estoy nerviosa! ¡Estoy nerviosa! Tomo un poco de agua con dos pastillas para tranquilizarme. Espero la llamada de don Paolo para salir del hotel e irnos juntos a la clínica.

Rin, rin, rin.

Rin, rin, rin.

Rin, rin, rin.

—Buenos dias Samantha, paso por ti en 20 minutos. —Me dice don Paolo.

—Le espero en el hall del hotel. —Le contesto.

Ayudado por el agente de Servicios para Huéspedes debido a mi estado delicado de embarazo, bajamos por el ascensor al hall del hotel donde espera don Paolo.

—Listo don Paolo para la operación. —Le digo.

—Ayer en la tarde mientras estabas descansando en el hotel, me fui a la clínica donde el cardiólogo me hizo los chequeos finales quedando listo para la operación. —Me comenta.

—Le deseo la mejor suerte del mundo don Paolo, seguro la operación será todo un éxito. —Mi voz es tierna y afectuosa.

Yendo de camino a la clínica tengo un mal presentimiento, no sé que es, quizá algo malo pueda salir de la operación de don Paolo u otra cosa que aún desconozco.

Clínica “Doctor City”

Hemos llegado a la clínica. Don Paolo me coje de los brazos, miro alrededor recordando todas las veces que solía venir a visitar a Richard antes de su salida del trabajo.

Antes de entrar por la puerta principal me coloco las jafas, espero nadie en la clinica se de cuenta de mi verdadera identidad.

—¿Desde cuando usas gafas Samantha? —Me pregunta don Paolo.

—Me arden los ojos don Paolo, por eso me pongo estas gafas. —Le respondo.

No me dijo nada y proseguimos a la sala de preparativos.

Miro por todos lados buscando disimuladamente a Richard, sin embargo, veo pasar varios doctores y cirujanos de un lado para otro.

Mientras don Paolo está siendo preparado para la operación, observo de lejos una mujer extremadamente hermosa y elegante. ¡Dios mio! ¡No puede ser! Es Erika, ¿Qué hace aquí?

Se me ponen los pelos de punta al verla en la clínica, no entiendo si hace un año atrás fue sacada a la fuerza por seguridad debido al escándalo que vino hacerme porque se enteró del día de la boda con mi amado Richard.

Ella pasa cerca de mi con dos hombres altos vestidos de negro, parecen ser guardaespaldas. Sin darse cuenta la sigo en silencio para saber a donde se dirige.

Según veo está subiendo por el ascensor personal que solamente usa Richard, esto no me está gustando para nada.




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