Narración de Richard Burton
—Extraña esa mujer, viene con gafas oscuras, un velo cubierto la cabeza y su actuación da mucho que pensar. —Me dice Erika algo inquieta.
—También me ha dejado pensando aquella joven, especialmente su mirada, me es tan conocida. ¡Pero no!, estoy imaginando cosas que no son. —Respondo.
— ¿Qué cosas te imaginas? ¿Puedo saber? —Me pregunta Érika.
—Solo en una mujer he visto aquella profunda y gentil mirada. —Le contesto.
— ¿Te refieres a Samantha? —El rostro de Érika cambia radicalmente, se la ve enojada.
—Pensé por un momento, pero es imposible. Samantha está desaparecida y además esa mujer está embarazada. —Mi rostro expresa nostalgia al pensar en mi amada prometida.
—Jaja, jaja, jaja me hacer reír. Mi ex amiga o bien está muerta o como tu dices desaparecida. —Ella se ríe con cierta malicia.
—Erika te pido un poco de respeto por Samantha, para mí es difícil superar esta tragedia. —Exclamo alzando la voz.
—Está bien Richard pero no te enojes. Es mejor pensar en el presente y que tienes una hermosa mujer a tu lado que te está apoyando en todo. —Su voz seductora provoca fascinación.
—Gracias por tus palabras de aliento Érika, mejor cambiemos de tema y dediquémonos al negocio que estamos emprendiendo. —Le digo.
En aquel mismo día estoy en una reunión de negocios, sin embargo, no puedo concentrarme al pensar en aquella extraña joven con mirada profunda. Esa mujer…Esa mujer… ¡No! ¡No! ¡No es Samantha!
Sigo son poder concentrarme en la exposición de los ejecutivos, es mejor salir al balcón a tomar un poco de aire mientras bebo una copa de vino.
— ¿Qué te pasa mi querido Richard? —Escucho la voz suave de Erika.
—No puedo concentrarme en la reunión. —Le comento.
—Es esa extraña mujer ¿Verdad? —Me dice.
—No puedo olvidar su mirada, me interesa conocer más sobre aquella joven mujer. —Le respondo.
—Es una simple mujer, no tienes por qué tomarte a pecho la curiosidad de conocer a una loca como esa. —Su semblante muestra apatía.
—Está bien Erika, tienes razón al no seguir insistiendo en algo que no vale la pena continuar. —Le respondo.
Al terminar la corta charla, Erika se acerca a mí acariciando mis mejillas y luego me abraza. Me siento incomodo ya que nunca he permitido acercarse a una mujer, solamente de Samantha me dejaba acariciar y besar.
Dando un paso hacia atrás, regreso al salón de reuniones para alejarme de Erika.
— ¿Por qué huyes? —Me susurra en voz baja Erika.
—No es nada, sino que debo estar al tanto de los resultados de la reunión de los ejecutivos y proveedores. —Respondo con rapidez.
—No me tengas miedo, lo único que quiero de ti es tu felicidad. —Su voz es hipnótica que hechiza, fascina y cautiva.
—Agradezco tu ayuda, pero debo ir me siento cansado. —Me despido.
Erika es como una serpiente encantadora, desde la primera vez que la conocí en su natal ciudad de Chone, me seducía con su encantador cuerpo y su cautivadora voz.
Fue más de una vez que se insinuaba, incluso dos veces se desnudó delante de mí para bañarse en el río. Aquel día si no fuera por Samantha que se acercó para llevarme a su pequeña choza, seguramente hubiera caído en la tentación.
Luego de la reunión gerencial regreso a la nueva residencia, estoy cansando, fatigado y algo nostálgico. Quiero pasar por un momento por el sector donde tenía la antigua residencia.
Al pasar por aquel desolado lugar, vienen recuerdos a mi mente de lo feliz que era con Samantha. Aquellas veces que cocinábamos juntos, luego nos íbamos a la piscina y finalmente a nuestro dormitorio para amarnos hasta el amanecer.
La vida es tan difícil sin ella donde hay momentos que empiezo a desfallecer. Solo tengo una remota esperanza que reaparezca.
Tampoco puedo negar que el apoyo de mi gran amigo Robert y sorpresivamente de Erika, me mantienen de pie.
—“¡Richard! ¡Richard! Estoy aquí, ven mi amor. —Es la voz dulce de Samantha que me llama.
— ¿Amor dónde estás? He esperado por ti largo tiempo. Ven. Ven... —Le pregunto, Mi cara es alegre y abierta sugiriendo una vida de felicidad.
— ¡Espera Richard! Es mejor que te alejes de mí, hay alguien que nos quiere hacer daño. ¡Corre! ¡Huye! Que ella viene. —Escucho el eco de la voz de mi amada que se aleja.
— ¡No te vayas Samantha! ¡No me dejes que te necesito! ¡No! ¡No! ¡No! —Le grito con agonizante voz”.
¿Qué es esto? No puede ser que haya sido un sueño. Esta situación me va acabar volviendo loco por completo. Es mejor levantarme, quiero tomar un trago para sentirme tranquilo. Mis manos tiemblan, tiemblan mucho.
No puedo sacar de la cabeza a esa mujer…a esa mujer… ¡Por amor de Dios! ¿Dónde estás Samantha? ¡Sufro por ti!
Esta mañana no voy a trabajar, quiero seguir bebiendo hasta acabar esta botella. Samantha mi amada prometida, este día voy a tomar por ti. No deseo saber nada ni de Richard ni Erika ni de mi trabajo.