HADES ÖZDEMIR PRIDE
Hace un par de semanas desperté en la habitación que solía usar cuando me quedaba en casa de Hades, tenía un dolor de cabeza terrible que no recordaba como llegue allí ni que hice estando ebrio, el dolor desapareció apenas tres pequeñas personitas se pegaron como chicle a mi cuerpo sin pretensiones de soltarme.
Athena tenía el cabello rojizo hecho un desastre sus pequeños brazos rodeaban mi cuello sin intenciones de despegarse.
Atesh y Alev tambien tenia su cabello apuntando en diversos lados ambos miraban con fascinación más un brillo especial en sus ojos que sumado a las palabras que dijo cada uno derribaron el muro que habría creado.
Flashback
—Cuando yo no este con ustedes miren las estrellas y piensen en mi, yo haré lo mismo.
Susurre sólo para que ellos escuchen.
—¿Poqué das estellas? —preguntó Athena.
—Poque somo billantes —dijo Atesh con una sonrisa de insuficiencia.
—Poque también somo monitos —dijo Alev giñando un ojo a sus hermanos.
—Exacto, son muy inteligentes —sonreí divertido viendo a los pequeños, tienen un ego muy alto.
Como era temprano, les pedí que nos acostemos en la cama, aceptaron gustosos aunque les fue difícil concebir el sueño ya que me hacían varias preguntas y algunas no sabía como responder, tenía que mejorar mi italiano.
En ese momento los sentí como míos, pero me deshice de esos sentimientos al pensar que son hijos de Egan, salí de la casa sin hacer ruido y ser visto por alguien.
Ahora me encontraba en el juzgado, esperando la sentencia del juez sobre mi divorcio con Vanu.
—Hemos revisado su pedido de divorcio ¿tienen algo más para decir? —pregunta el juez.
—La custodia completa de la niña queda en manos de la señorita Vanu Arslan.
Sun ningún cometario más que el de mi abogado nuestro divorcio es aprobado por el juez.
—Por la ley que me confiere el estado de Turquía, Vanu Arslan y Hades Özdemir quedan divorciados.
Golpea el maso tres veces concluyendo con esta reunión, todos los presentes salen de la habitación y cada uno se va por su lado, cuando estamos afuera veo a Ahmet cargando a la pequeña Elif en sus brazos que le cuenta varias cosas.
—Vanu hablemos un momento, por favor.
—También quiero hablar contigo —nos alejamos un poco bajo la atenta mirada de Ahmet.
—La casa es toda suya, está a nombre de Elif —digo tomando sus manos entre las mías— Cuida mucho a mi pequeña muñequita.
Sonríe triste reteniendo las lágrimas es sus ojos color miel.
—Gracias —suspira y da un suave apretón a mis manos— Yo no sabía nada hasta hace unos días y si hubiese sabido el contenido de cada carta, te lo entregaba.
—¿Qué dices Vanu? —la miro sin entender nada de lo que dice, respira profundo y muerde si labio.
—Cuando llegues a tu casa lo sabrás, adiós Hades —deja un beso en cada mejilla y se va a lado de Ahmet que me mira con mucho odio.
Me retiro del lugar con una incomodidad en el pecho, como si lo que fuese a encontrar no será nada bueno.
Esta vez decidí conducir mi auto y que Belül descansará de tanto ajetreo de está semana por mi cambio de hogar, el primer lugar al que iría es a la empresa, necesitaba hacer unas revisiones a unos archivos y documentos que está mañana me notificaron que era urgente verlos y no pueden ser tratados por teléfono.
—Señorita Yilmaz —saludo con un asentimiento de cabeza mientras entró a mi oficina seguido de ella.
—Señor Özdemir, buenos días.
—Y muy buenos, llama al departamento de finanzas —digo dejando mi saco en el espaldar de mi silla mientras me tomo asiento— Veré a ellos primero y me traes un café, por favor.
—Esta bien señor.
Sale de mi oficina y comienzo a revisar los reportes que me fueron enviados desde el departamento de finanzas hoy por la mañana, veo puntos rojos y al parecer no es nada bueno, la cifra en rojo aumenta su tamaño con cada mes que pasa.
El equipo de finanzas llega y vamos a la sala de juntas donde me presentan las diapositivas y los estados financieros.
—Comenzamos a notar estas cifras rojas hace unas semanas ya que el monto es mucho mayor que las primeras pérdidas —menciona el director de finanzas— Llegamos a una unión con el departamento de investigación y tecnología para saber donde iba el dinero.
—Al final dimos con la persona que hacia este cambio y el beneficiario —me entrega unas hojas las cuales miro de reojo— Nuestro nuevo contador es el que convertía los bonos en acciones, Ahmet Bayrak es el beneficiado.
Miro ahora los documentos que están en mis manos detenidamente, leyendo cada línea fijando mi vista en una especial.