La Propuesta

Amenazas

AHMET BAYRAK

Observo la empresa que por derecho me pertenece y poco a poco será sólo mía.

Ya compre un porcentaje pequeño de las acciones y gracias a mi contador que se ha infiltrado, mis bonos se han convertido en acciones, haciendome el segundo socio mayoritario de empresas Özdemir, sólo es cuestión de tiempo para tomar posesión, ser dueño y presidente de todos este imperio minero.

Me subo a mi Lamborghini Aventador y salgo de los predios de la empresa a casa de mis abuelos paternos ambos están de mi lado desde que se entraron de mi existencia no creo que se molesten por mi tan osada intromisión.

Después de todos soy el único hijo de el matrimonio de mis padres.

—¿Ahmet Byarak? —escucho apenas contesto la llamada.

—Sí, ¿usted es? —pregunté  confundido esperando que el semáforo cambie a verde.

—Tienes una hija muy linda y que decir de su madre —volvió a hablar aquel sujeto— Esconderte no es bueno, ¿sabes?.

—No te atrevas a tocarlas —murmure apretando los dientes, mire la hora en mi reloj de mano y era la hora que mi princesa salía del jardín.

Escuche la risa del hombre, seguido de un: Ya lo veremos Bayrak, con una mujer así es difícil de resistirse.

—Nos vemos dentro de dos horas, en mi empresa.

—Bien, no minuto más, ni uno menos Bayrak —escuche de fondo el motor de un auto encenderse— Ya sabes los asuntos que debemos tratar.

Termine la llamada arrojando el teléfono en el asiento del copiloto, sin darme cuenta había atascado el tráfico ganando insultos de algunos conductores, me puse en marcha y conduje lo más rápido posible por las calles de Estambul hasta el jardín de niños donde va mi hija.

Vanu y Elif iban de la mano mientras mi pequeña lo contaba al parecer muchas cosas de su día, se veían muy hermosas, tranquilas.

De alguna forma me sentía aliviado la casa donde ellas vivían no quedaba lejos pero aún así les pondría guardaespaldas no confiaba en lo que estos hombres hicieran sólo por desprestigiar a Textil Bayrak. 

Maldita la hora en que busque su ayuda.

Tenía que buscar una manera de salir de todo esto, pronto se saldría de control y dañaria la empresa de mi padre así como sucede ahora con la de la familia Bayrak. 

Golpeo el volante molesto, haciendo sonar bocina del auto.

—Idiota —escucho gritar a Vanu la cual me mira molesta— Nos has asustado desde que comenzaste a seguirnos.

—Lo siento ¿Si? —comento fastidiado mientras estaciono el auto. Se que no se merece un trato así, pero no estoy de humor.

—Puedes volver por donde venías si estas de mal humor —recrimina Vanu y un hombre vestido de manera casual se acerca a ella.

—¿Todo bien señorita?

—Sí, por favor lleva a Elif a la casa —el hombre  asiente y se lleva a mi niña lejos de mi, la cual solos sonrie y sacude su manito en mi dirección.

—¿Quién es él, Vanu? —pregunté pasando una mano por mi cabello.

—Es un guardaespaldas, Hades lo contrato desde que tuvo un pequeño atentado hace un año y medio.

—Mmm... Sólo espero que las cuide bien, por que si no lo hace, él y Hades pagarán las consecuencias.

—Deja tus amenazas, Ahmet si quieres estar con nosotras quita toda relación con esos hombres —dijo molesta defendiendo al idiota que por desgracia era mi medio hermano.

—Tú no sabes nada Vanu, ¿crees que es fácil salir de ahí? —di un paso amenazante, nadie sabe por la mierda que pase, si hice todo fue por que... eso quizás ya no importa.

—Cuando uno quiere se puede —masculla aún más molesta— No, nos vuelvas a buscar, no cuando aún sigues a merced de ellos.

Da media vuelta y camina a su casa, me quedo de pie observando que entre, apenas lo hace me subo a mi auto y conduzco a mi empresa, Textil Bayrak.

 

***

 

Entro al edificio que hace tiempo deje de poner un pie, el sentimiento es el mismo de cuando lo hice por última vez.

 

Rabia.

 

Dolor.

 

Frustración.

 

Enojó.

 

Tristeza.

 

Mi abuelo, Ekrem Bayrak, había creado y convertido a textil Bayrak en una de las empresas más reconocidas por sus telas de alta costura y sus diseños en ropa femenina.

 

Nunca debí haber pedido ayuda a la mafia, tampoco tenía otra opción era eso o la empresa desaparecería, era un niñato cuando hice aquel trato con aquellos hombres del bajo mundo, estaba desesperado. Mi abuelo desde la muerte de mi madre, su única hija, se sumió en el alcohol comenzó de a poco hasta había días donde se acababa un botella entera de ron llenado su organismo de alcohol hasta a caer en la inconsciencia.

 

Estuvo así hasta que su cuerpo no soporto y le dio embolia parcial, hace nueve años donde tuve que tomar el cargo de presidente de la empresa.

 

—Señor Ahmet, me da gusto verlo por aquí.




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