La Propuesta

Tenemos que hablar

HADES ÖZDEMIR PRIDE

Los días iban pasando y me sentía mucho mejor, estaba de vuelta en casa con cuidados exagerados, no obstante me encanta ver a mi pequeña enfermera todas las mañanas junto a sus ayudantes para ver si estaba bien.

Pude hablar también con Jason y Egan para saber como es que lograron dar con mi paradero.

Su explicación no fue lo que esperaba, sólo dijeron que Ahmet había ayudado y que ni a ellos les había dado un razón exacta de su cambio de actitud o bando por así decirlo... era todo un enigma saber que contenía aquellas cartas recopiladas en un diario que él había leído.

El abuelo en ningún momento fue al hospital a visitarme y por terceros me había enterado que me hacia culpable de que Ahmet, mi hermano, estuvo a punto de morir y siguiese en coma. El doctor dijo que tomaría tiempo que despertarse pero hasta hoy creía que ya era demasiado las dos semanas que habían pasado.

No se si es por que quiero aclarar lo que hable con los chicos o por que en realidad me preocupaba que no de una señal de vida.

Los últimos días estuve viniendo a la empresa a ver la tonterías que había hecho, la empresa estaba por declararse en bancarrota, eso me tenía con dolores de cabeza en estos momentos, junto al equipo de contabilidad y finanzas revisaba los informes que ellos cada semana me entregaban. 

Durante mi semana se secuestró ocurrieron muchas dudas y entre ello la noticia que en Empresa Özdemir hubo tráfico de armas, eso estaba en investigación porcla policía, sumado el retiro de cierto número de socios que quitaron su apoyo y otra empresas que rompieron convenios.

Podíamos perder todo lo que una vez fuimos.

A pesar de llevar todo aquello sobre mis hombros no me sentía del todo desdichado, siempre a la hora del almuerzo llegaba la mujer que ponía en orden está oficina junto a tres pequeños revoltosos que hacia el día más llevadero, a Cassidy no le hizo gracia que vuelva a trabajar y me salte las comidas por que el doctor dijo que tenía principios de anemia, recibí la regañada del siglo me sentí como un pequeño, asu qie acepte que ella venga con los niños a la oficina y almorzamos juntos.

Si ustedes pasaban  entre las doce y las una del medio día por mi oficina serían sacados de allí sin poder objetar, justo como ahora ella y los trillizos despachan al equipo de finanzas de la sala de juntas para que vayan a almorzar y yo también lo haga.

—¿Qué día de estos voy a llegar a tu oficina y verte almorzando? —pregunta Cassidy con los brazos cruzados.

—Cuando termine de arreglar todo este problema, ahora... ¿me das un beso?

Me acerqué a ella que aún estaba parada en la entrada de la sala de juntas rodee su cintura con mis brazos y escondiendo mi rostro en su cuello aspire aquel aroma de rosas propio de ella que me volvía loco.

—Hades —susurra entre dientes apoyando sus manos en mi pecho. 
 


 

—¿Uhmm? —digo dejando pequeños besos en su cuello. 
 


 

—No creas que pasaré por alto que hoy te fuiste temprano de casa y hasta ahora no has comido algo. 
 


 

Mierda, se escucha molesta. 
 


 

—Tengo una explicación —dejo los beso de lado y miro su rostro que es una mezcla de seriedad con deseo.
 


 

—¿Me sueltas? —pregunta  ejerciendo fuerza con sus manos sobre mi pecho no obstante me aferró más a su cintura y la cargo en mi hombro.
 


 

Me aguanto la carcajada que quiere salir de mis labios al escucharla chillar mientras sus manos golpean mi espalda. 
 


 

—¡Hades! ¡Bajame ahora mismo! —grito furiosa y puedo asegurar que está roja como tómate— Hades estas mal de ti espalda y no has comido nada en el día. 
 


 

Ignoro sus cometarios mientras camino a mi oficina que está en este mismo piso, gracias al cielo no hay mucha gente rondando por aquí y los pocos que hay están divertidos con la situación. 
 


 

Entro a mi oficina y encuentro a Athena sentada en la mesa de la esquina junto a Atesh y Alev pintando un dibujo, estaba tan concentrado en Cassidy que no me había dado cuenta en el momento salieron ellos tres de la sala de juntas. Cuando me ven entrar con su mamá en el hombro sueltan unas risillas divertidos por la situación, corren hacia nosotros mientras bajo a una Cassidy avergonzada de mi hombro y la siento en el sofá. 
 


 

—¡Papi! —gritan los tres y me siento también en el sofá para poder abrazarlos. 
 


 

—Debería irme con los niños y no darte de comer por momento tan vergonzoso que me has hecho pasar Özdemir. 
 


Murmura con las manos sobre su rostro y está vez dejo salir la carcajada que estuve reteniendo desde que la cargue sobre mi hombro, estaba sonrojada hasta las orejas. Me mira entre sus dedos y rueda los ojos.

—Lo siento pero debía de alguna forma calmar a la fiera ¿si? —sonreí  giñandole un ojo y ella suspira— Mami se enojó conmigo, le pueden decir que lo siento y la quiero mucho. 

Le digo a los niños y estos sonríen cómplices mientras miran a su mamá.

—Mami, papá dice que lo siente —comienza Athena.

—Que te quiere mucho —sigue Alev.

—Y que no lo volver a a hacer. —termina Atesh.

—¿Lo perdonas?

—¿Lo disculpas?

—Tengo hambre.

Los tres hablan al mismo tiempo y al escucharlos Cassidy y yo reímos.

—Perdono a su papá, pero si lo hace de nuevo... tendrá castigo. —susurra cerca de mis rostro y besa mi mejilla.

Maldición, en los próximos días debo ser muy cuidadoso.

Los niños nos dejan volviendo a su trabajo anterior que era pintar un dibujo mientras Cassidy y yo tomamos asiento uno frente al otro para que podamos almorzar.




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