La Propuesta

En mis brazos

HADES ÖZDEMIR PRIDE

Meses después...

Nunca creí que algo tan pequeño te podía hacer sentir rebosante de alegría, como el hombre las poderoso del mundo dispuesto a quemarlo con tal de que aquella pequeña vida no sufra.

Cassidy sostenía aún mi mano con fuerza a la espera que nos dejen ver nuestro pequeño hijo, aquel que nos unió más de lo que ya estábamos, aquel que toda la familia esperaba con ansias.

Sinam Özdemir D'Alessandro, había decidido nacer la madrugada del 8 de junio, justo cuando su madre decidió enviarme a dormir fuera de la habitación por celos.

Tontos celos.

Hace dos meses se contrato una nueva chica para que se hiciese cargo del puesto de Cassidy, era una chica dulce, linda, inteligente, en otros tiempos hubiese sido la candidata perfecta para mi abuela y sus ganas de casarme, sin embargo yo ya tenía a la mujer que amaba y con la que quería dar mi último respiro, hasta le había pedido matrimonio.

Sucede que el día de ayer mi hermosa prometida llegó a la empresa y vio una escena muy comprometedora con aquella chica que por ahora se hacia cargo del área de finanzas en la empresa textil que era de mi madre.
Alina había venido a mostrarme un reporte sobre como iban las cosas allá y necesitaban mi firma para autorizar un desembolso de dinero, sucede que cuando bajamos el último escalón piso mal y casi se va contra el suelo si no fuese por que yo la sostuve de la cintura apegando su cuerpo muy cerca del mío, un grave error.

Uno que me costó dormir fuera de nuestra habitación y como para que mo futura esposa no lo vuelva a hacer en su vida, el pequeño Sinam decidió venir al mundo, ya se imaginan. Cassidy en todo el camino al hospital remarcó que era mi culpa el hecho de que no haya estado a su lado, yo culpaba a las hormonas que tenían loca a mi hermosa chica. No obstante todo eso se vio opacado en el momento que escuchamos el primer llanto de Sinam llenando la estancia.

Tener aquel pequeño bulto entre mis brazos, escuchar su sollozo y las muecas que hacia era, era algo extraordinario saber que esa pequeña vida dependía de ti, que ya no solo me levantaria todas las mañanas por aumentar mi patrimonio sino por querer brindar lo mejor a mis hijos.

—Gracias —murmure con un nudo en la garganta mientras entregaba a los brazos de mi chica nuestro pequeño bebé.

—Es hermoso, se parece mucho a ti —susurro Cassidy con un voz cansada y llena de amor a nuestro pequeño— Creo que no quiero que mis hijos de casen o tengan novia, seré una mamá celosa.

Reí ante lo dicho por ella, luego dice que el exagerado soy yo por cuidar a nuestra hija de que niños tontos se  le acerquen.

***


La mañana había llegado y con ello también los trillizos junto a mi abuela y nana, los primeros estaban alborotados e impacientes por ver a su hermano menor, sobre todo Athena.

—Papá ¿cuando podemos entrar? —pregunto por cuarta vez mi pequeña abrazada a su peluche de dinosaurio.

—Pronto, por ahora la enfermera tiene que revisar a tu mamá y hermano ¿sí?.

Athena movió su cabeza asientiendo a lo que le dije y tomo asiento a mi lado, ya éramos dos impacientes por ver a las personas que queríamos sin embargo debíamos esperar a que termine la doctora con la revisión.

Mientras esperábamos llegaron los hermanos, papás y primos de mi chica.

—Felicidades hermano, espero que mi sobrino sea parecido mucho a mi  —llegó Egan hasta mi muy feliz palmeando mi espalda con su mano libre, ya que en la otra tenía un peluche el doble de grande que mi hijo.

—Lamento romper tu ilusión pero si mi hijo se  pareciese a ti estoy seguro que tendría que salir a la calle con un bolsa de papel en la cabeza —comento con seriedad causando molestia a mi mejor amigo— No me mires como si dijese una mentira.

—Me ofendes y para tu información vuelvo loca al noventa y nueve por ciento de la población femenina.

Declara galante abrazado a aquel peluche causando una risa de mi parte.

—Que tristeza que el uno por ciento que tu deseas que te adore al parecer te detesta.

—Estas tan feliz que me lo restriegas en la cara ¿no?, con amigos como tu no necesito enemigos.

—De nada —comento con diversión— ¿No crees que es muy grande?—pregunté señalando el peluche.

Egan miro el oso luego a mi y después hacia la puerta de la habitación en el momento justo Hande salía para decirnos si podíamos pasar.

—Si quiero conquistar el corazón de aquella doctora mientras más grande sean las cosas, más rápido será el que me ame.

Niego rodando los ojos con diversión,  nunca creí ver a mi mejor amigo así. Egan es como un niño pequeño aquello es su sello personal, cuando nos conocimos en  aquel internado en Inglaterra pensé que era un retrasado mental pero no, esa era su personalidad y hasta ahora cambio mucho no obstante sigue aquel niño muy dentro de el buscando a alguien que le cumpla sus niñerias. Y estoy muy seguro de que aquella doctora que lo mira con seriedad ocultando una sonrisa bajo ese cubre bocas logrará hacerlo feliz.

Golpeo su nuca para que pueda salir de su ensimismamiento al ver a la mujer que lo trae bobo y entramos detrás de sus tíos a la habitación donde Cassidy está dando de amamantar al pequeño Sinam.

Dejo que su familia la felicite y vea a nuestro pequeño el cual al terminar su merienda es cargado por su abuelo, el señor D'Alessandro, que se sienta sobre el sofá de la estancia y mis pequeños puedan ver más de cerca a su hermano.

—Es muy pequeño —susurra Athena con ternura acariciando la mejilla de su hermano— ¿Por qué no tiene su cabello como el mío?

Ante aquella pregunta todos quedamos en silencio sin saber como responder, desde que entró al jardín de niños hemos recibido varias preguntas de su parte y algunas extrañas como esas.

—Por que... su cabello es una mezcla del tuyo y el de tus hermanos —responde Egan— Así como yo soy rubio, guapo y hermoso en esta habitación nadie más lo es, nosotros somos únicos mi pequeña zanahoria.




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