HADES ÖZDEMIR
En casi tres años las cosas habían cambiado mucho. Mi abuelo murió hace ocho meses de forma natural, antes de eso conoció a todos sus bisnietos incluyendo al pequeño Ozem, el hijo de Ahmet el cual llevaba el nombre de nuestro padre.
Una mes antes de su muerte había ido a visitarlo junto a mi abuela, ella a pesar de todo le tenía aprecio por el tiempo que ambos disfrutaron de vivir juntos, ese día fue diferente a otros, su orgullo que era algo que siempre resaltaba en él, no había. Pidió disculpas por los actos que había cometido cegado por el dolor de la pérdida de sus hijos, el sabía que no iba a cambiar lo sucedido no obstante se sentía en deuda con nosotros por aquello que había hecho toda la culpa en cuanto a el tráfico de armas y estupefacientes que hubo en ese entonces.
Gracias a él, Ahmet en un par de años sería libre y vería a sus hijos, aunque por su buen comportamiento los jueces estaban evaluando su liberación bajo fianza más una serie de órdenes que deberá cumplir. También hablo con mi esposa y la mujer de mi hermano, muchas veces traté de preguntar que era lo que ellas habían hablado con él, hasta ahora no obtuve respuesta concreta sólo que era parte de su última voluntad.
Con respeto a mi familia que puedo decir, soy el hombre más afortunado por tener una bella esposa que trabaja conmigo, la cual suelo ir a robarle uno que otro beso o ella viene a mi oficina supuestamente para entregar algunos informes del área contable de la empresa textil. Cuando Sinam cumplió cinco meses de nacido viajamos a Italia donde celebramos nuestro matrimonio por lo religioso, ella aquel día llegaba un vestido más pomposo que el de la boda civil, parecia... parecía lo más hermoso que mis ojos hayan visto alguna vez.
Cuando llegamos a la mansión D'Alessandro donde sería la recepción de nuestra boda ocurrió algo inesperado, los trillizos por estar jugando y al parecer por la inestabilidad de la mesa donde estaba el pastel, está cayó al suelo y todo lo que estaba sobre la misma. Hubo un silencio sepulcral en el lugar que fue opacado por la mujer que sostenía de la cintura, mi esposa reía a carcajadas contagiando a todos.
Fue un día inolvidable y para prueba de ello tenemos fotos.
Sin embargo no todo fue felicidad, un año después de estar casados nos enteramos que seríamos papás por quinta vez, Cassidy tenía ocho semanas de embarazo, no fue mediante una prueba de embarazo, análisis de sangre o síntomas, nos enteramos cuando ella estaba teniendo un aborto espontáneo, la ginecóloga dijo que sucedía por diversas causas, ya sea anomalías congénitas o con frecuencia fallos cromosómicos en los primeros estadios de gestación.
¿Dolió?
Lo hizo y mucho, no obstante juntos logramos estar bien por los niños y por nosotros mismos.
Los trillizos y Sinam ayudaron mucho sin saberlo, con cada sonrisa o con cada locura que salía que la cabecita de alguno de ellos en especial de mi pequeña pelirroja que ahora hacia su tarea muy concentrada junto a sus hermanos mientras los observaba desde el marco de la puerta.
—¿Papá?
—¿Sucede algo pequeña? —preguntó tomando asiento a lado de mi hija dejando a un lado los documentos que traje de la empresa.
—Recuerdas que te pregunté como conociste a mamá —dice jugando con un mechón de su cabello a lo cual asiento para que continúe lo que desea decir— Lo intente.
—¿Qué intentaste? —está vez pregunto un poco alarmado.
Pues le había contado como conocí a su mamá, chocando un par de veces en los lugares que coincidimos y de broma le dije que me enamoro cuando me lanzo una piedra en la cabeza.
Espero que no haya hecho eso.
—Yo... yo le lance una piedra a un niño.
Hablo tan rápido que me fue difícil comprender, hasta que Atesh repitió lo que mi pequeña niña de cabello naranja rojizo, dijo.
Bien, nunca debí haber dicho cosas innecesarias sobre como me enamoré de su mamá, con la cual muy pronto cumpliría tres años de casados como también llegaba el tercer cumpleaños de Sinam que jugaba con sus carros a un lado de la mesa de estudio de los trillizos.
—¿Por qué lo hiciste? —se que era tonto preguntar siendo sabedor de la respuesta pero quería escuchar de sus labios aquello.
—Por que quería que se enamoré de mi —hace un puchero cruzando sus brazos uno sobre el otro con molestia y miedo— Eres un mentiroso, sólo termine lastimando su cabeza.
—Recuerdas que también dije que era una broma —suspire acariciando su mejilla y deshaciendo su puchero en el proceso— Además eres muy pequeña para querer tener un novio, eres mi bebé y yo soy un papá celoso que no quiere compartir a su niña más que con tus hermanos ¿Comprendes?
Negó bajando la cabeza.
—¿Quieres contarme sobre aquel chico que hasta ahora es un misterio para mí? —negó una vez más— Debería golpear a ese niño por tener así de triste a mi pequeña.
—¡Nooo! —grito levantándose de la silla— Prometo no tener novio hasta los veinte.
—Mejor hasta los cincuenta. —propuso Atesh.
—¿Qué tal nunca? Así no golpeamos a nadie. —sugirió Alev con gesto sabiondo.
Reí al ver los chicos en modo celos después de escuchar la conversación que tuve con su hermana. Al final dijeron que ninguno tendrá pareja y que siempre serían ellos tres más Sinam contra el mundo.
Aunque muy en el fondo esperaba tener más hijos con mi bella esposa, aunque sea sólo uno.
***
—¿Persefone?
—¡En el baño, no entres! —gritó desde allí.
—¿Por qué no? No es que nunca haya visto ti sexy anatomía aşkim, además cada que te veo quedo más enamorado.
Abrió la puerta del baño invitandome a pasar apenas la cubría una bata de baño que llegaba a la mitad de su muslo, se veía hermosa, tenía una sonrisa que no me convencía del todo pero esperaría hasta que ella me dijese sobre aquello que me ocultaba, se que no tardaría mucho en decirme la verdad.