La propuesta del Sr. Miller.

Capítulo 2 : Señorita Corney

Capítulo 2: Señorita Corney

Llego a mi escritorio e intento regular mi respiración, Rodolfo siempre estaba con sus comentarios inapropiados, incómodos pero nunca había pasado una situación como esta; nunca se había sobrepasado de esta manera y probablemente esto me iba a traer problemas, porque ese hombre se iba a desquitar sin duda alguna.

Cuando por fin me he calmado, decido entrar a la oficina con la debida autorización de Harry.

-Señor Miller. El balance del último anuncio. - Hablo mientras le entrego dicho documento.

-Gracias. ¿Ya confirmó la asistencia al evento que organiza el señor Agustín?.- Pregunta.

-Si señor. Lo único que falta es verificar la asistencia de su acompañante. - Respondo.

-¿No piensa ir usted?. - Curiosea. - Siempre lo ha hecho.

-Señor, le recuerdo que le había pedido permiso para faltar al evento porque necesito cuidar de mi madre. - Explico.

-Cierto. Se me habia olvidado, ¿por cierto, como se encuentra?.

-Mucho mejor. Ha mejorado bastante.

-Me tocará invitar a la señorita Willian. Este atenta por si acepta la solicitud. - Habla y aprieto mi mandíbula para luego contestar amablemente:

-Si señor. Le estaré informando.

-Si cambia de opinión, no dude en decirme. -Comenta mientras termina de organizar algunos papeles.

-Le haré saber cualquier cosa. Me retiro. - Hablo saliendo del lugar y soltando un suspiro que hasta ahora me doy cuenta que he aguantado.

-¿Todo bien con Miller?. - Pregunta mi compañera y amiga.

-Como no pienso ir al evento del señor Agustín, va a invitar a la modelo. - Respondo de mala manera mientras tomo asiento en mi lugar de trabajo.

-¡¿Por que no piensas ir?!. - Curiosea casi gritando.

-Porque tengo que cuidar de mi madre y ella es mi prioridad. - Digo.

-Lo sé y no te juzgo. Pero este es el tercer evento al que no lo acompañas y mira que el pobre ha ido solito. 

Carolina me conocía a la perfección, sabía la situación por la cual estaba pasando, conocia muy bien los sentimientos que tenía por Harry Miller y de alguna manera quería hacerce la de "cupido" en la "relación" (si es que eso era relación) con Miller.

-Pues ya no va a ir solo, porque ya tiene acompañante. 

-Si quieres, yo puedo cuidar de tu madre. - Dice mientras me mira atentamente.

-¿Harías eso por mí?.- Pregunto si creerlo.

-Pues si tu entras a esa oficina y dices: "Señor Miller, acepto ir con usted"; claro que cuidaría de tu madre; al final de cuenta ella es como la mía. - Exagera.

-¿Alguna otra cosa que quiera que le diga?. - Bromeo.

-Ahora que lo mencionas, si. Dile de una bendita vez que te gusta y que estas locamente enamorada de él. - Habla seriamente.

-Pues lamento informarte que eso no va a salir de mi boca. Ni ahora, ni nunca. - Respondo de la misma manera que ella.

-Mejor ni discutimos en eso porque no vamos a llegar a nada. - Contesta haciendo una mueca con su boca.

No se en que momento el tiempo pasó volando pero ya me encontraba en mi hora de almuerzo. Cuando estaba entrando a la cafetería me di cuenta de que el señor Rodolfo se encontraba allí con unos lentes; decidí no prestarle atención.

-Por favor, me da una ensalada fresca y unos bollos de carne. - Pido a la señora encargada de la comida.

Espero atentamente el pedido, pues en realidad dicha comida era para el señor Miller quien en toda esa mañana no había salido de su oficina.

Unos cuantos minutos después ya me encontraba frente a la oficina con los apetitivos en una bolsa. Toco la puerta y unos segundos después contestan un "adelante" de su parte.

Cuando por fin entro, me doy cuenta de que el hombre esta rodeado de diferentes papeles y se veía estresado. Por un momento me pongo a revisar sus fraccines: Una cara que parece tallada por los mismísimos dioses, sus labios tenián una forma de corazón y eran carnosos, su nariz casi perfilada, sus ojos café que cuando te miran hace que te pongas nerviosa, pestañas largas, su cabello del mismo color que sus ojos, una barba perfecta y por último un cuerpo bien ejercitado.

-Señor le trage algo de comer. - Digo después de analizarlo.

-Muchas gracias. ¿Ya usted comió?. - Pregunta.

-Si señor. La hora de almuerzo acaba de terminar. - Explico.

Él deja de hacer sus cosas y mira el reloj que se halla en su muñeca.

-¿En que momento pasó el tiempo?. - Pregunta sorprendido.

-Para que vea usted. El tiempo pasa es volando. - Contesto. - Señor.

-¿Dígame?. - Pregunta.

-Acepto ir con usted al evento del señor Agustín. - Hablo haciendo que él me quede mirando y al mismo tiempo poniéndome nerviosa.

-Gracias. No olvide confirmar. - Dice con una sonrisa que eran de las pocas se le podian ver.

Asiento levemente para luego volver a mi trabajo.

[...]

Justamente a las 6:00 pm salgo de la empresa a esperar el autobús el cual como nunca; duda en aparecer

Tomo mi telefono y empiezo a buscar la ruta que toma dicho transporte pero al parecer este va a demorar debido a unas fallas que se han presentado.

Maldigo para mis adentros.

Respiro una vez, la cual se convierten en dos y así hasta llegar a diez. Finalmente cuando ya me he tranquilizado decido pedir un Uber para que pase por mí; me tocara pedirle prestado dinero a Carolina, sino me quedo sin transporte lo que resta de la semana.

Mientras espero el vehículo, me fijo en la sombra que proviene en un callejón oscuro; demasiado oscuro paa mí. Decido ponerme de pie e intentar alejarme de ese lugar, después me las arreglaria pero necesita llegar a un lugar más iluminado y con extremada urgencia. 

Camino lo más rápido que me lo permiten los tacones, nunca he tenido una buena relación con la oscuridad ni siquiera a la edad que tengo. Sentía que no avanzaba nada, solo unos cuanto faroles alumbraban las oscuras calles y mi miedo creció aún más cuando sentí unos paso atrás mío. Y cuando menos lo pienso estaba siendo envuelta por unos brazos fuertes, lo que queria decir que eran brazos masculinos. Intento gritar pero el hombre me tapa la boca con la otra mano que se lo permite.




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