La propuesta del Sr. Miller.

Capítulo 12: La propuesta

Capítulo 12: La propuesta

Bajo del taxi quedando al frente del restaurante en donde Miller y yo habíamos quedado para hablar y arreglar todo el asunto en el cual estábamos metidos.

Respiro profundo antes de entrar a dicho lugar, ¿nerviosa? Eso era poco a como en realidad estaba. En la vida me esperé de todo, menos el estar enredada en una “falso romance” con mi jefe.

Acomodo bien la falda tubo que traía puesta, me adentro y doy mi nombre, el mesero me señala la mesa en la cual Miller me esperaba. Para mi mala suerte, la mesa estaba algo alejada de las demás.

Ave María purísima, ayúdame.

Entre más me acerco al lugar, más siento que mis rodillas fallan, respiro profundo antes de acelerar el paso y saludar a mi jefe.

–Buenas tardes, Señor Miller. – Saludo.

Él se para de su asiento y de la misma manera, me saluda. –Buenas tardes, señorita Corney.

Me abre espacio para que pueda tomar asiento, al parecer había pedido dos tazas de café, algo llamó mi atención; una carpeta se hallaba al lado de la taza.

–Bueno, como sabrá, me gusta ser directa. ¿Cómo vamos a arreglar este malentendido que anda rondado? –Pregunto sin titubear

-Ninguna diferencia a mi persona, también me gusta ir directo al asunto –empieza a decir. –Le tengo una propuesta, de esto dependerá como transcurra su vida de ahora en adelante.

Puedo jurar que al tomar el café lo sentí frio.

¿Qué era lo peor que podía pasar? Recuerdo que esas fueron mis palabras un día antes de que un montón de problemas me rodearan.

–Usted dirá, Señor Miller. –Concluyo.

–Necesito hacerle una pregunta antes de comenzar –habla, asiento levemente. –¿Tiene usted pareja o está saliendo con alguien en estos momentos?

Su pregunta sin duda alguna me toma por sorpresa, ¿desde cuando le interesaba mi vida a Miller?

–No señor. Me dedico únicamente al trabajo y a mi madre. –Contesto después de unos segundos.

–Entonces vamos por buen camino. Nos conocemos hace aproximadamente cinco años, si no estoy mal ¿cierto? –Pregunta.

–Así es. –Afirmo si entender.

–Quiero que vea y analice esta propuesta que se encuentra en la carpeta, deseo su opinión. –Dice mientras me entrega dicho material.

Con un poco de inseguridad abro la carpeta para encontrarme con un título algo extraño:

“Contrato de matrimonio”

“Yo Stella Corney me comprometo a casarme con el señor Harry Miller…

Ni siquiera continúo leyendo porque me parece una mala y pésima broma, ¿casarme? Esto era lo último del mundo, como decía, me consideraba una persona directa y de inmediato mi mirada se dirige al hombre que se encontraba al frente mío.

 –¿Qué significa esto? –Pregunto.

–Un contrato. –Responde como si nada.

–Señor Miller, con todo respeto, sé perfectamente que esto es un contrato… De matrimonio. ¿Me podría explicar de que se trata esto, por favor? –Pido.

–Ahí explica todo. –Habla señalando la carpeta que aún se hallaba en mis manos.

–Desearía que usted me explicara, porque no entiendo muy bien.

–Señorita Corney, la considero una mujer inteligente, razón por la cuál le propongo lo siguiente: Usted me ha dado la maravillosa idea de casarme, dijo que era imposible que yo me casara antes de que llegara mi hermano; le puedo demostrar que todo es posible, dicha prueba, es esa carpeta que se halla en sus manos.

Necesito una esposa, alguien en quien confiar, alguien que me pueda ayudarme, alguien que pueda soportar dichas presiones en la familia, usted es la persona indicada para ello. Usted me conoce, yo no tanto, pero es algo que se puede solucionar, si usted desea cambiar algunas cosas de la cláusula; está en su derecho. Se que es algo difícil de procesar, pero no hay mucho tiempo para ello.

Usted también saldrá beneficiada, recibirá una gran cantidad de dinero por todo el año que esté casada conmigo, y cuando dicho contrato termine, recibirá una cifra aún mejor. Mi familia la conoce, estoy seguro que estarán dichosos de eso, no hay mejor persona que me pueda ayudar que no sea usted.

Hay mismo aparecen algunas reglas que conllevara el matrimonio, una vez que usted firme el contrato, no puede tener ninguna relación aparte, por eso le hice la pregunta principal antes de proponerle el asunto. –Explica.

Yo apenas y puedo procesar sus palabras, ¿un contrato? ¿un matrimonio? ¿casada con Miller? ¿dinero? En que lío me había metido yo.

Sus palabras resuenan en mi cabeza, una y otra vez, gran suerte la que me persigue. Puedo jurar que por un par de minutos me quedé sin aire, sin respiración, no sentía nada a mi alrededor.

–Creo que… –Intento hablar me él me interrumpe.

-¿Pensarlo? Está en todo su derecho, pero no tarde en ello. –Niego rápidamente.

–Ni siquiera es necesario pensarlo, esto es una completa locura, Señor Miller. No es algo que creo aceptar, yo a usted lo he ayudado y apoyado, le agradezco que pensara en mí para esta idea, pero es algo que no pienso aceptar. Sí, la cifra de dinero es altísima sin mencionar la cantidad que dará para cuando todo termine, pero no es algo a lo cual yo esté acostumbrada; ganar dinero, así, sin nada más. –Contesto.

–Créame, le ofrezco esa cantidad porque no va a ser nada fácil. Va a tener que soportar la prensa, Begoña posiblemente sea alguien que se quiera interponer ante esto, se necesitará mucha valentía. Begoña puede ser alguien muy difícil, ella de cierta manera, apoya a Nicolas y eso es decir mucho. –Sigue insistiendo.

–¿Pero casarse?

–Si no hago esto, la empresa puede correr grave peligro, es lo que menos quiero. –Expresa preocupado. –Por favor, tan solo pienselo. Las consecuencias no creo que le gusten.

¿Me estaba amenazando?

–¿Qué tipo de consecuencias? –Pregunto curiosa.

–Posiblemente, un despido, el pago de la atención del hospital; créame, es una cantidad suministrable de dinero. Además, la prensa nos tiene en la mira. –Puedo jurar que no tengo la menor idea de porque no le arranqué la cabeza en ese mismo lugar.




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