La propuesta del Sr. Miller.

Capítulo 13: Tiempo

Capítulo 13: Tiempo

–¿Entonces un contrato de matrimonio con Stella? – Pregunta Marck mientras se sirve un vaso de whisky.

–No se me ocurrió nadie más. –Contesto.

–¿Seguro? –Pregunta en un tono de broma.

–Te conozco, ve directo al grano. –Gruño.

–Mira Harry, te conozco y una vez me comentaste de los pensamientos lujuriosos que tenías con la chica. –Se sienta a mi lado mientras habla.

–Eso fue hace tiempo, estaba borracho y no tenía la menor idea de lo que decía. –Excuso.

–¿Es decir que la cosa cambió? –Cuestiona.

Marck, mi mejor amigo y mano derecha de la empresa. En algunas ocasiones se podía poner demasiado insoportable, por tan solo querer sacar información.

–Sí, todo cambió.

–¿Crees que acepte?

–No tengo la menor idea. Es una mujer demasiado determinada, no le gusta el dinero fácil y… No tengo la menor idea. –Contesto mirando la televisión.

–No quiero sonar demasiado insoportable.

–Créeme, si suenas insoportable.

–¿Me llamaste para insultarme o para que te aconsejara?

–Me estoy arrepintiendo. –Hablo de mala manera.

–Como sea, me parece algo demasiado exagerado eso de amenazarla. Conocemos a Stella, ambos sabemos que ha pasado por situaciones complicadas. Siento que te pasaste. –Explica.

–Se lo dije a ella, ahora te lo digo a ti; voy a cualquier extremo solo para proteger a los míos –hablo. –Además, si duda en aceptar, ahí está la solución. –Señalo las cajitas con joyas que se encuentran en la mesita, diamantes, perlas, oro, plata, rubís.

–¿Piensas que la vas a comprar? –Pregunta.

–Comprar es una palabra demasiado horrible, yo diría que una pequeña ayuda.

–Mira, he salido con Carolina, es la amiga por si no lo recuerdas. De alguna u otra manera Stella a salido a conversación en algunos momentos y según lo que ella me ha dicho, dudo que esos detallitos sirvan mucha. –Informa ganándose una mirada seria de mi parte.

–Eres mi mano derecha, lo que quiere decir que debería tener claro que los romances laborales están totalmente prohibidos. –Reprocho.

–No tenemos ninguna relación, solo hemos salido. –Se defiende.

–Es lo mismo. –Contesto terminando de tomar la parte de mi trago.

–Claro que no lo es. Para esa gracia yo diría que Corney y tú están saliendo, por el simple hecho de a veces tienen cena juntos.

–Cena de negocios, por si no lo recuerdas. –Aclaro.

–No lucen nada mal. –Cambia de tema mientras señala el televisor, en donde aparece la imagen de Stella junto a mí; cuando salimos del restaurante.

–Estás igual que Heily. –Comento recordando a mi hermana, quien debe estar sola en el apartamento y odiándome.

–¿Cómo va su relación? –Curiosea Marck.

–Más o menos, en este momento me debe detestar. En vez de estar con ella, estoy con un amigo que no hace nada más que contradecirme. –Me quejo.

–No te contradigo Harry, simplemente digo lo que me parece.

–Por si no te has dado cuenta, es lo mismo. –Respondo parándome del asiento dejando el vaso de whisky a un lado.

–Como quieras, cuando quieras a alguien con quien hablar, mejor ni me llames. –Habla de mala manera.

–No tienes porque decírmelo, lo tengo perfectamente claro. Gracias por dejarme con la cabeza más enredada. –La sonrisa falsa de mi parte no se hace esperar.

–¿Te envío las joyas al apartamento? –Pregunta.

–Nooo, si quieres quédatelas. –Respondo de manera sarcástica.

Una carcajada sale de su boca, tomo el abrigo y salgo del apartamento de Marck.

Busco el auto y lo pongo en marcha, tomo el teléfono a ver si llega un mensaje o una llamada de su parte, pero es en vano. Al contrario, un mensaje de mi hermana pidiendo comida china.

Un respingo sale de mi boca, amaba y adoraba a Heily aunque en algunas ocasiones se ponía demasiado, como decirlo ¿Intensa?

Parqueo en uno de los restaurantes, pido la orden y mientras la espero, pienso en las palabras de Marck.

¿La estaba comprando?

Sin duda alguna sonaba demasiado horrible, pero la situación lo ameritaba, era demasiado urgente, necesitaba casarme antes de que mi hermano llegara; es decir, menos de un mes.

Si yo me llegaba a casar mientras él estuviera en la ciudad, sospecharía y era lo que menos quería.

Sonaba demasiado egoísta, al final de cuentas, era mi hermano. Pero él era ambicioso, todos los Miller lo éramos, él en especial, hacia todo lo que fuera solo por obtener dinero.

Por otra parte, mi otro hermano había renunciado a la herencia y eso complicaba todas las situaciones, él había tenido un bebé hace poco; una niña. Para la mitad de la herencia, se necesitaba un primogénito; niño, en caso de que ninguno tuviera primogénito niño, el dinero sería donado a varios centros de ayuda, no me quejaba porque toda nuestra vida hemos ayudado a este tipo de personas, el problema era que no quería arriesgarme con Nicolas.

Todo era una partida de suerte, la cual a mí no me beneficiaba, pues en el contrato estaba especificado que nada de sexo, al menos que las dos partes quisieran; cosa que dudaba mucho que Stella aceptara.

Echado a la suerte, Harry Miller.

Tenía todo un plan en mi cabeza, plan que no podía poner en marcha si antes no me casaba.

–Señor, su orden. –Habla la chica entregándome la comida que había ordenado.

–Gracias, Quédese con el vuelto. –Respondo saliendo del restaurante.

Al llegar al apartamento mi boca cae literalmente al suelo.

Heily miraba las argollas de matrimonio con total concentración, hasta el punto de no fijarse que había llegado.

Me acerco lentamente hasta ella, la asusto haciendo que sus ojos se abran como orbitas.

–Emm… Sorry. –Se disculpa.

–¿Qué haces con eso, Heily? –Pregunto seriamente dejando la comida a un lado.




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