La propuesta del Sr. Miller.

Capítulo 14: ¿Una respuesta?

Capítulo 14: ¿Una respuesta?

–Solo tengo algo claro, tú en vez de mejorar la situación, la empeoras…Sin ofender. –Habla Carolina mientras mira atentamente el canal de chismes.

–Quiero, deseo, que la tierra me trague completica. –Expreso mientras muerdo mis uñas.

–Solo tengo algo claro; Miller las supo hacer. Para que, pero el hombre además de estar bueno, es inteligente. –Las palabras de mi amiga no estaba colaborando mucho.

–Esto empeora aún más las cosas, ¿entiendes eso, cierto? –Digo viéndome en la televisión acompañada de mi jefe.

–Te lucen los lentes, –le doy una mala mirada. – ¿Qué? Son hermosos, ¿los tienes aún? –Curiosea.

–Eso no es lo importante Carolina, esto complica mucho las cosas.

–¿Y si hacen una rueda de prensa en donde desmientan todo esto? Aunque, bueno, dudo que les crean… Es lo que siempre pasa.

–¿Cómo es posible que le puedan pagar a gente que solo habla lo que ve en unas fotos?

–Es que, si nos has caído en cuenta, las fotos dan mucho de que hablar. Además, te tomó de la mano; mucho de que hablar. –Expresa mi amiga.

–¿Qué puedo hacer? –Pregunto.

–Te juro que si tuviera una respuesta de la daría sin dudarlo un segundo, pero no la tengo Stella. Sé que le tienes miedo a los sentimientos, a lo que las personas opinen, simplemente no hagas caso y vive la vida, con Miller o sin él, pero disfrútala. No todo es trabajo, date un tiempo para ti.

–No pienso aceptar eso, lo he apoyado toda mi vida, lo quiero mucho y me he enamorado, pero no pienso seguirle esta locura de matrimonio falso. No es mi manera de ganarme la vida, no me gusta mentir y esa es mi última palabra. –Digo de manera decidida.

–¿Crees que sea capaz de arruinarte la vida como lo había dicho? -Pregunta Carolina.

–No sé, tampoco pretendo averiguarlo en este momento.

–¿Qué le vas a decir a Mónica?

–La verdad, que esas fotos están siendo mal intencionadas y ya. No pienso contarle nada del contrato.

–En pocas palabras, no le estás diciendo la verdad.

–No pretendo arruinarle la reputación a Miller, lo último que quiero es que mi madre tenga una mala impresión de él. De seguro hace que renuncie y es lo que menos me conviene en este momento. –Explico.

–Si deseas podemos ir averiguando unas ofertas de trabajo, uno de doble tiempo para pagar las deudas o un prestador. –Dice Carolina causando cero gracias en mí.

El timbre de la puerta hace su acto, frunzo las cejas al no entender quien puede ser. Ya había anochecido, era muy raro alguna visita a estas horas.

–¡Yo voy! –Grito para que mi madre no se parara de la cama.

Bajo corriendo las escaleras, mientras hago un lazo en la bata rosada que llevaba puesta. Abro la puerta encontrándome con un repartidor, quien venía con una caja pequeña.

–¿Stella Corney? –Pregunta.

–Sí, soy yo. ¿Qué necesita? –Pregunto al chico.

–Esto es para usted. Por favor, firme acá. –Pide mientras me entrega la caja.

Con duda la recibo, firmo el papel que él había dicho y luego cierro la puerta dándole las gracias al chico.

–¿Quién era? –Curiosea Carolina cuando he entrado a la habitación.

–No sé, simplemente me trajeron esto. –Respondo mostrándole la caja.

–Que hermosa, ¿Qué hay adentro?

–No sé, eso lo que venía a ver. –Respondo acomodándome nuevamente en la cama.

Carolina abre sus ojos como platos, nada diferente a mi persona.

–¡¿Diamantes?! –Si no le tapo la boca, los ladrones hubiesen aparecido en la madrugada.

–De seguro se equivocaron, esto no es para mí –digo sin poder creerlo.

–En lo largo de mi vida había visto diamantes –expresa.

–Hay una tarjeta. –Dice señalando la pequeña nota que estaba pegada a la parte superior de la caja.

“Perdone lo de esta tarde, sé que en este momento debe estar algo indecisa, solo le informo que puede tomarse su tiempo; pude arreglar el asunto de mi hermano y su llegada. Deseo que reciba este presente, espero y no se lo tome a mal.”

“Feliz noche.”

–Nunca, en mi vida, me imagine estas actitudes de Miller. –Digo desconcertada por el regalo.

–Es un hombre billonario, ¿Qué esperabas? –Contesta Carolina.

–No sé, simplemente… ¿Te estás dando cuenta que básicamente es como si me estuviera comprando? –Hablo de manera desilusionada.

–Bueno, si lo tomamos de ese punto de vista; sí.  Pero vamos Stella, esto es tremendo regalo. –Expresa.

–Pues, ese “regalo” estará mañana a primera hora en su oficina. No pienso aceptarle este tipo de “conquista”, es un claro ejemplo de que Miller no me conoce y que este matrimonio podría ser un completo desastre.

El amor no se puede comprar.

–Tienes mi apoyo, para lo que necesites. –Comenta mi amiga guardando la joya en su lugar.

–¿Tú crees que nuestra amistad se pierda?

–Si él de verdad te quiere y quiere tú amistad, seguirán siendo amigos. –Responde no muy segura.

–Te soy sincera, las amenazas me preocupan más de lo que me gustaría admitir. –Contesto.

–Vive el día a día, las cosas pasan por algo.

Sonrío de boca cerrada, mientras me acomodo en la cama y apago la lampara. Carolina termina de acomodar el colchón inflable para poder dormir.

Miro el techo y de esa manera me quedo dormida, con los pensamientos asechándome completamente y con las palabras que le debería decir a Miller.

[…]

–De seguro hoy me duermo en el trabajo, no puedo con mis ojos. –Expresa Carolina recostándose en mi hombro mientras esperamos el autobús.

–De seguro hoy me endeudo más que nunca, ¿Será que renuncio o espero que él me despida? –Hablo metida en mis pensamientos.

–Ok, Stella, ya no más. Relájate, has trabajado para Miller desde hace años, es casi imposible que él te despida sabiendo todo lo que ha pasado en tu vida. Está más fácil que yo termine fuera de esa empresa a que lo hagas tú. –Contesta Carolina bostezando.




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