La propuesta del Sr. Miller.

Capítulo 17: Planes

Capítulo 17: Planes

NARRA HARRY

Llego al apartamento y de inmediato me dirijo a mi despacho, le doy seguro a la puerta y de inmediato abro una botella de whisky.

Había elegido aquel lugar porque tenía el presentimiento de que se podía conversar de manera tranquila y relajada, y según lo que me había dicho Marck, a Stella le gustaba este tipo de lugares.

Mi estrés y desesperación se hizo presente cuando ella dijo: “No”.

Una simple palabra para hacer que el mundo se me viniera encima, necesitaba que ella aceptara por el bien de la empresa, por el bien de mi familia e inclusive, pensé, que por su propio bien. Tenía la leve intuición de que las amenazas habían servido de algo, pero no, eso no era algo que le afectó.

Las joyas, las benditas joyas que tampoco la hicieron cambiar de opinión, posiblemente debí escuchar las palabras de mi amigo cuando dijo que eso no me iba a servir.

No tenía la menor idea de lo que iba a hacer, como actuar, los problemas que se me iba a aproximar.

Pero no, me rehusaba a perder y a negar que ella aceptara la propuesta, tenía que hacer cualquier cosa para que ella viniera y cambiara de opinión. Solo debía encontrar su punto débil.

Escucho mi teléfono sonar, veo el número de mi amigo, simplemente rechazo la llamada.

–¿Harry? ¿Estás ahí? –La voz de mi hermana se hace presente del otro lado.

Rápidamente escondo la botella y tomo una menta para pasar el olor de alcohol que se halla en mi boca.

Con clara pesadez me acerco a la puerta y la abro lentamente.

–Creo que sí. –Contesto en modo de broma haciendo que una sonrisa salga en su rostro.

–¿Y? ¿Cómo te fue? –Pregunta curiosa y adentrándose al lugar.

–Se negó, dijo que no era algo que ella iba a aceptar. –Contesto tomando asiento a su lado.

–Wow, creo que era algo que iba a pasar… –Habla mirando a un punto fijo. –¿Qué piensas hacer ahora?

–No tengo la menor idea, Heily.

–No es igual a todas las mujeres con las que te has cruzado, ¿cierto? –Le doy una mirada de reproche ante sus palabras. –¿Qué? ¿Piensas negarme tu fama de mujeriego? Eres mi hermano, te conozco.

–Sí, acabo de confirmar que ella es diferente; demasiado.

–¿Vas a comer? –Pregunta cambiando de tema.

–No, deja así. Comí algo en el restaurante. –Miento.

–Ok, creo que voy a dormir, deberías hacer lo mismo. –Dice parándose y dirigiéndose a la puerta para salir.

–Descansa, Heily.

–Igualmente, Harry.

Respiro profundo mientras paso las manos por mi cabello desesperadamente, debía actuar cuanto antes sino… Perdería todo.

Volviendo a donde estaba la botella de whisky, la sigo tomando mirando el contrato y los anillos, los cuales ya estaban marcados, tanto el de compromiso como el de matrimonio.

El de compromiso con la palabra “Yuanfen” un término chino, y los de matrimonio que estaban con las iniciales H.S.

Eso te pasa por adelantarte a los hechos, Harry

No sé en qué momento la botella ya iba por la mitad dando a entender que ya debía parar de tomar, lo mismo indicaba la hora que aparecía en el reloj que traía en mi mano izquierda.

Al intentar pararme, un mareo recorre mi cuerpo, indicio de que me había pasado con el alcohol. Al pensar en subir las escaleras para llegar a la habitación, un mareo se vuelve a instalar.

Al final de cuentas, termino acomodándome en el sillón y arropándome con una manta que estaba cerca. Presiento que la mañana siguiente, va a ser un caos.

[…]

Siento como me llaman, aquella voz suena lejana, pero es insistente.

–Harry, Harry, Harry.

Con pesadez empiezo a abrir los ojos, siento los diferentes rayos de luz que dan a entender que ya es de día.

Como puedo, abro bien mis ojos parpadeándome algunas veces, cuando finalmente estoy bien despierto me doy cuenta de quien era la voz.

Heily estaba al frente mío con los brazos doblados mirándome con desaprobación.

–¿Qué hora es? –Pregunto sintiendo la garganta seca.

–La hora de que te pares para ir a tu trabajo. –Contesta haciendo que me pare de repente, tambaleándome.

–Carajos… El trabajo.

–No te preocupes, estás a tiempo. Tu alarma me despertó, agradece que estoy viviendo contigo, serias un desastre sin mí. –Bromea mi hermana de manera seria haciendo que le de un beso en la frente.

–Te amo, eres la mejor hermana del mundo. –Contesto con una sonrisa y dirigiéndome a la puerta del lugar para salir.

–Soy la única que tienes y lávate la boca, enserio apestas. –Dice.

Me dirijo al baño y me doy una ducha rápida, al salir me alisto con uno de los trajes azules al igual que los zapatos negros, todo impecable.

Miro el reloj y me doy cuenta de que estoy a tiempo para llegar puntual.

Te amo, Heily.

Antes de despedirme de mi hermana, me doy cuenta de lo mal que lucen mis ojos: rojos, pequeños, algo de ojeras, un claro ejemplo de que no dormí y para empeorar las cosas, un indicio de que estuve tomando.

Me dirijo al despacho para buscar los lentes y me encuentro a Heily viendo los anillos.

–¿Qué es lo que haces? –Pregunto sabiendo lo más obvio.

–“Yuanfen” linda palabra, pero dudo que la menos indicada. –Comenta analizando el anillo.

–No se me ocurrió otra. –Respondo encogiéndome de los hombros y colocándome los lentes.

–No hubiese escrito nada. –Opina a lo que yo niego.

–Me parece demasiado… ¿seco de mi parte?

–Si tú lo dices… ¿Ya te vas? –Cambia de tema.

–Sí. Por favor alístate que cuando llegue del trabajo vamos a ir a la mansión, visitaremos a mamá. –Pido dándome la vuelta y saliendo de allí.

No recuerdo la última vez que bebí a este punto, siempre intentaba controlarme, beber uno, dos o máximo tres vasos de alcohol, porque cuando lo hacía, tenía la costumbre de decir bobadas.




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