La propuesta del Sr. Miller.

Capítulo 26: Pedida de mano

Capítulo 26: Pedida de mano

Termino de tomar el café cargado, siento como el sueño poco a poco se pasa.

El doctor había dado el reporte del estado de mi madre hacía una hora atrás, estaba bien, solo fue uno de esos sustos. Pero aún tocaba esperar que despertara, y no planeaba dormirme hasta no ver sus ojos abiertos.

Miller siguió llamando varias veces, ignoré las llamadas, pero cuando decidí finalmente contestar; el teléfono se quedó sin batería.

Valla suerte.

Eran las 11:00 pm, no planeaba moverme del hospital hasta escuchar algo de la boca de mi madre. Me había quedado sola, pues le dije a la enfermera que lo mejor era que se fuera a descansar, pues la chica lo necesitaba.

Estudiar y trabajar no era algo fácil, alguna vez me tocó estar en esa situación. Ella luchaba por su sueño, era alguien a quien se podía admirar y yo lo hacía.

Escucho pasos en el pasillo, trago grueso, pues el lugar estaba solo y en completo silencio.

No es la llorona, no existen los fantasmas Stella.

Dichos pasos se escuchan cada vez más cerca, son pasos firmes; demandantes.

Decidida me paro de asiento, podía asegurar que escuchaba voces tenebrosas, pero todo era parte del susto que me acompañaba.

Siento como mi corazón vuelve a sus latidos normales, al ver que el del ruido y los pasos era Harry Miller.

Suelto un suspiro notorio, este me mira de manera extraña.

–¿Se encuentra bien? –Pregunta.

No, hace unos momentos por casi me da un paro cardíaco porque pensé que era un fantasma.

–Sí, es que hay bastante silencio. –Explico.

–Siento lo que pasó. –Se disculpa.

–No se preocupe, usted estaba ocupado, lo entiendo. –Respondo de manera seria. Pues, tampoco era para que actuara de esa manera.

–No existe excusa para ello. De verdad, lo siento mucho. –Vuelve a decir.

–Ya le dije que no hay necesidad de preocuparse. –Sonrío para darle algo de tranquilidad ante sus disculpas.

–¿No piensa ir a casa? –Curiosea.

–No, quiero quedarme hasta que mi madre despierte. Es lo único que puedo pensar por ahora. –Contesto.

–¿Desea algo de tomar?

–Acabo de tomarme un café, no es necesario nada más.

–¿Café? –Pregunta de manera incrédula.

–Sí, eso dije.

–Tomar cafeína a estas horas de la noche es lo peor que puede existir. –En su tono de voz se distingue algo de reproche.

–Odiaría dormir y que mi madre despertara. –Contesto.

Ambos tomamos asiento.

–¿Cómo se encuentra? –Pregunta por la salud de Mónica.

–Esta bien, solo falta que despierte.

– Y va a estar mejor, ella es fuerte, al igual que usted. –No puedo evitar que una sonrisa salga ante sus palabras.

¿Mis verdaderos padres habrán sido fuertes, valientes? No tengo la menor idea de ello, pero de verdad espero que si lo fueran.

[…]

Estoy demasiado cómoda, pero la luz de la mañana me insiste para que abra los ojos. Poco a poco lo hago, demoro un poco para acostumbrarme a los rayos del sol, cuando finalmente lo hago miro a mi lado.

Me encontraba recostada en el hombro de Miller, este tenía su brazo enrollado en mi cuello, él también estaba dormido. Lo miro por unos minutos.

Este hombre hasta dormido se ve como un dios griego.

Su cabello estaba algo desorganizado, pero se le veía bastante bien. Podía detallar sus pestañas que eran algo largas, muy bonitas, dignas de ser envidiadas. Sus labios, esos labios que había besado una vez y me moría por volver a hacerlo.

Sacudo levemente mi cabeza, no, no y no; concéntrate Stella.

Levanto lentamente mi cabeza y como puedo me separo de su cuerpo, suelto un suspiro cuando logro pararme sin despertarlo. Toco mi cabeza con la intención de recordar algo, pero solo sé que estaba hablando con Harry y de repente todo se volvió oscuridad.

Me quedé dormida a eso de las 3:00 am, supongo que luego Miller tampoco pudo vencer el sueño. Miro la hora en el reloj que se halla pegado a la pared, pues mi teléfono seguía sin batería. Ya eran las 8:00 am, me sorprendo ya que Harry debía de estar en la empresa, pero estaba dormido en una de las sillas del hospital.

Decido ir al baño para lavarme la cara y hacer mis necesidades, organizo mi cabello para luego dirigirme a la cafetería por dos cafés.

Mientras espero el pedido, decido ir a llamar a Carolina:

Mujer, me tenías con el Jesús en la boca. –Expresa del otro lado de la línea.

–Lo siento, el teléfono no tenía batería. –Contesto.

Estaba pegada al techo como un gato esperando tener noticias.

–Mónica esta bien, estamos esperando a que despierte.

Le das muchos besos y abrazos de mi parte. –Pide.

–Se los daré, no te preocupes.

Oye… No quiero ser “arruina momentos” pero, Miller acaba de llamar a Marck y le dijo que se encargara de la empresa el día de hoy. ¿Sabes algo de eso? –Curiosea.

Es decir que Harry ya se despertó.

–Sí, él está acá.

¿Allá contigo?

–Sí.

Awww, que lindo de su parte. –Ruedo los ojos al imaginarme la cara de Carolina al otro lado.

–Te tengo que dejar, cualquier cosa te estaré llamando. –Digo colgando la llamada para que no saliera con alguna otra cursilería.

Pago el pedido y luego subo al ascensor, con los cafés en la mano me dirijo al asiento en donde se suponía había dejado a Harry, pero este no se encontraba allí.

Justo en ese momento pasa una enfermera, esta me responde que lo vio hacía unos minutos entrar a la habitación de mi madre. Me quedo perpleja ante las palabras de la chica.

Miro por la ventana de la habitación de Mónica, esta se encuentra despierta y hablando sonríeteme con Miller. A pesar de que no me ven, fulmino a mi prometido con la mirada.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.