Capítulo 31: Boda
–Nada que el maquillaje no arregle. –Comenta Fernando terminando de maquillarme y ocultar las ojeras.
–Muchas gracias. –Digo con una sonrisa.
–Querida, es que solo a ti se te ocurre trasnocharte un día antes de la boda. –Me regaña el hombre.
–Lo nervios no son nada fáciles. –Excuso.
–Si, si… Lo que tú digas. Niñas, el vestido, por favor. –Pide a sus ayudantes.
Las chicas traen el pedido y yo me adentro al baño a cambiarme con cuidado a no dañar el maquillaje que estaba hermoso; con ayuda de Heily puedo hacerlo.
–No me voy a cansar de decírtelo; te ves hermosa. –Alaga.
–Gracias. ¿Mi madre y Heidy ya se encuentran en la sala? –Curioseo a lo que ella asiente.
–Están emocionadas y nerviosas, ambas andan conversando. –Explica.
–Siento que es incorrecto. –Hablo a lo bajo.
–¿La boda? –Pregunta asustada.
–No, involucrarlas más de lo debido. –Contesto.
–Pajarillos mio, tengo estas dos opciones para el peinado, si piden mi opinión me gusta más la primera. –Comenta Fernando con una revista en la mano.
–Ambos están hermosos, pero eso déjalo en manos de la novia. ¿Cuál prefieres, Stella? –Curiosea mi cuñada.
–Si, el primero esta bien. –Respondo.
–Bien, demos los últimos toques para terminar todo esto. Mi novio ya está emocionado por tomarte las fotos junto a Harry para el próximo encabezado en las revistas: Harry Miller y su esposa, Stella Miller. Suena magnifico. –Sonríe ante sus propias palabras.
–Quedo en tus manos. –Bromeo.
–Próximamente en las manos del bombón que tienes como futuro esposo. –Susurra a mi oído haciendo que me ponga roja, solo que el rubor lo disimilaba.
Pasa aproximadamente una hora para que el peinado quedase como él y sus asistentes querían, Fernando estaba satisfecho con el resultado y yo cansada.
–Bien, aún queda el último detalle para cerrar con broche de oro la boda. –Comenta una de las chicas.
–¿Cuál? –Pregunto.
–Lencerías. –Responde haciendo que trague grueso.
Por favor, que haiga oído mal.
–¿Cuál es el color favorito de tú futuro esposo? –Curiosea la otra chica.
¿Cuál era el color favorito de Miller? No, no… Eso no importaba, no iba a pasar nada entre nosotros.
–El púrpura y el rojo. –Habla Heily rápidamente por mí.
–Perfecto, tenemos una de cada color.
Definitivamente eso no estaba en mis planes, las lencerías estaban muy bonitas y todo lo que se quisiera, pero en mi vida me había puesto eso y no pretendía hacerlo.
Aunque debía aceptar que las prendas eran hermosas, no consideraba que eso quedara bien en mi cuerpo.
No tengo cuerpo de modelo, pero si trato de llevar una vida sana y saludable, con ejercicios y una dieta recomendada.
Quería protestar, pero unos golpes en la puerta hacen que guarde silencio.
–¿Quién? –Pregunta Heily.
–Mónica. –Responde mi madre al otro lado.
–Adelante. –Pido.
Ella se adentra y apenas me ve sus ojos se cristalizan.
–Creo que debemos dejarlas un tiempo a solas. –Dice Fernando saliendo acompañado de las chicas, cerrando la puerta.
–Te ves hermosa, mi princesa. –Alaga dándome un fuerte. Escucho algunos sollozos de su parte, los cuales intenta ocultar, dichas acciones hacen que a mí también se me resbale algunas lágrimas.
–Gracias mamá, tu también te ves divina.
–Pensé que nunca iba a llegar este día y mírame, en este momento estoy presenciado la princesa más hermosa. –Repite haciendo que un nudo se forme en mi garganta.
Ambas tomamos una pequeña distancia, vemos que ambas estamos intentando controlar los sentimientos.
–Jamás me imagine con un vestido de este estilo, te soy sincera, no creía casarme nunca. –Confieso.
–Tú padre en este momento debe estar completamente orgulloso de ti, al igual que tus padres biológicos.
–Mamá, no empieces otra vez; por favor. –Pido.
–¿No le ha dicho, cierto? –Pregunta.
–No, y tampoco pretendo hacerlo. Eres mi madre y eso es algo que nadie va a cambiar, las cosas están bien; pretendo que sigan así. –Contesto.
–No voy a presionarte, cariño. No tengo la menor idea de que tiempo me quede de vi– la interrumpo antes de que continúe.
–No mamá, no vuelvas a decir nada de eso; te lo prohíbo.
–Stella, en algún momento vamos a morir, le guste a quien le guste. Sé que te has llevado muchas desilusiones cuando buscabas a tus padres, sé que quieres olvidar todo tu pasado debido a la decepción, pero te conozco y una pequeña parte de ti; quiere por lo menos, conocer algo que te conecte con ellos. No sabemos si están vivos o muertos, pero sea lo que sea, vale la pena intentar dar con tu familia.
–Tú eres mi familia, Mónica. –Sentencio.
–Y te agradezco que pienses de esa manera, pero de verdad anhelo y sé que una parte de ti también quiere conocer su pasado. Además, si a mí me llega a pasar algo, tú solo tendrías a tu esposo y yo solo deseo que tengas una figura materna o paterna que te aconseje cuando no sepas que hacer.
–Voy a pensarlo. –Digo.
–Es lo mejor, cariño. –Ella vuelve a abrazarme.
–¿Te puedo confesar algo? –Pregunto en medio del abrazo.
–Claro.
–Tego miedo de no poder con esto.
–El matrimonio es un paso importante en vuestras vidas, si ambos ponen lo mejor de su parte; será la mejor etapa que pueden vivir. –Explica.
–Quiero que funciones. –Confieso.
–Va a funcionar, de eso estoy completamente segura. Lo que te propones siempre lo cumples, cariño y sé que esto no será la excepción.
No tengo la menor idea de cuanto tempo nos quedamos en esa posición, lo único que tengo claro es que tocan la puerta e interrumpen el momento.
–¿Bueno? Es hora de que la novia se dirija a ver a su príncipe. –La voz de Fernando se escucha al otro lado de la puerta.