La propuesta del Sr. Miller.

Capítulo 34: Ciervos alrededor de la paloma

Capítulo 34: Ciervos alrededor de la paloma

Abro lentamente los ojos para acostumbrarme a los rayos del sol, me remuevo un poco en la cama y lentamente me despierto.

Me acomodo en la cama y veo a Harry durmiendo en el sofá, para ser sincera no me gustaba para nada esta idea.

Primero: La cama era muy grande.

Segundo: No tiene que hacer eso por el simple hecho de no incomodarme, después de que haya medidas nada pasa entre los dos.

Tercero: Había que aceptar que el hombre se veía sexy durmiendo.

Pero, siendo sincera, Harry se veía sexy de cualquier manera.

Deja esos pensamientos pecaminosos, tú no eres así Stella.

Sacudo levemente mi cabeza y me paro de la cama para dirigirme al baño, darme una ducha y alistarme para dar un pequeño paseo a los alrededores.

Siempre he tenido la manía de levantarme temprano, no importa día o fecha, es normal que yo este despierta a ciertas horas, al menos que de verdad este muy agotada en un nivel extremo.

Cambiada, peinada, con dinero en mi cartera y la tarjeta de la habitación, finalmente voy dispuesta a salir de la habitación “matrimonial”.

Como buenas “esposa” que soy, decido llamar a Miller para que vaya a descansar a la cama.

Toco suavemente su hombro provocando una pequeña movida de su musculoso cuerpo, a la vez que abre un poco los ojos.

–¿Va a salir? –Pregunta con su voz adormitada.

Si, no tenía de que preocuparse: Un “buenos días” no quedaba mal o un “¿Cómo estás?”.

–Si. Debería cruzarse a la cama para que descanse un poco más. –Opino.

–¿Mmm? –Él hombre aún estaba algo adormitado como para que lograra distinguir alguna palabra de mi parte.

–Que debería cruzarse a la cama para que descanse mejor. –Repito.

Con mi ayuda se logra levantar del mueble y en medios de tambaleos se tira en la cama, quedando profundo de inmediato.

Iba a salir sola, tampoco era como si me fueran a secuestrar o a matar. Heily se encontraba dormida, no mucha diferencia a la de su hermano, la chica de seguro apenas iba en el segundo sueño de diez.

No era muy fan de salir sola en un lugar que conocía, pero mi estómago pedía comida y no iba a obligarlo a aguantar más.

 Sigilosamente camino hasta la puerta, luego cuando me encuentro afuera de la habitación la cierro con el mayor silencio posible.

Suelto toda la respiración que llevaba aguantando y me adentro al ascensor para llegar a la recepción.

–Buenos días, señora Miller. –Me saluda la recepcionista.

–Buenos días. –Devuelvo el saludo un poco incómoda, aún no me acostumbraba al peso del apellido Miller y todo lo que conllevaba este.

Afuera del hotel me limito a ver a mi alrededor, eran muy pocas las personas que se encontraban paseando, como dije era muy temprano.

–Buenos días. ¿Es usted la señora Miller? –Me asusto al escuchar una voz masculina a mi lado, volteo para encontrarme con un hombre vestido de traje negro.

Ay Dios mío, que esto no sea un secuestro.

–¿Si? –Más que una afirmación sonaba una pregunta de mi parte.

–Un gusto señora, mi nombre es Hilton y seré su nuevo guardaespaldas. –Me contesta el hombre ofreciéndome su mano, la acepto por cortesía.

–¿Mi guardaespaldas? –Pregunto sin tener la menor idea de que se trataba esto.

–Si señora. Yo junto a mis dos hombres hemos llegado anoche, mi persona tiene la orden de acompañarla a cualquier lugar que usted desee. –Informa.

–No entiendo nada. –Confieso.

–En pocas palabras, él señor Miller dio la orden de que a usted no se le podía dejar sola ni un segundo.

––¿Ni siquiera para ir al baño?

–Claro que no, usted tendrá su privacidad, esto es necesario principalmente cuando usted se encuentre fuera. –Se ríe ante mis palabras.

–Lo siento, lo que pasa es que esto lo siento demasiado innecesario. –Digo de manera sincera.

–Usted ni notara que yo me encuentro a su lado. Si desea puedo comunicarme con el señor Miller para que le entienda mejor.

–No se preocupe, él esta descansando, dejemos el asunto así… por ahora me puede acompañar, luego yo me encargaré de hablar con él. –Explico sabiendo que Harry no logró descansar mucho en toda la noche.

–Como usted ordene, ¿desea ir a algún lugar? –Curiosea.

–Si, daremos un corto paseo y luego iremos a un restaurante. –Informo.

Él asiente y mientras yo camino, el hombre me sigue con una distancia considerable.

Es incómodo para ser franca, no tengo la menor idea el porque esto es necesario o importante, ni que yo fuera la primera dama.

Unos minutos después de verdad que consigo relajarme un poco más, no se siente tanta la presencia de Hilton como él lo había dicho anteriormente.

Mientras camino en busca del restaurante para desayunar, llamo a la enfermera de mi madre; buenas noticias, gracias a Dios.

Mónica estaba bien de salud y todo lo que conllevaba su bienestar, según me habían informada la mujer estaba sentada leyendo uno de sus libros favoritos.

Me sentía tranquila, Harry había mandado a otra enfermera para que pudiera ayudar a la anterior; al principio me pareció innecesario, pero luego me di cuenta que mi madre necesita la suficiente atención por su estado de salud.

Finalmente, había llegado a un restaurante.

–¿Deseas comer algo? –Le pregunto a Hilton.

–No se preocupe, señora. Yo comí antes de venir.

–Entonces tomate tan siquiera un café, sin entras y te quedas pegado a mi lado de seguro vas a asustar a alguien. Acéptame un café, por lo menos. –Pido.

–Está bien. –Acepta a regañadientes.

–Gracias.

Tomamos asiento en una de las mesas al fondo del lugar, pido lo más recomendado, porque no tenía la menor idea de que más pedir. Yo generalmente prefería la comida casera, pero darse unos gustos de vez en cuando no le hacía daño a nadie.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.