La protección de la luna.

Duodécima parte.

Apartando su rostro, avergonzado, Badir se sienta en el borde de la cama.

Badir- Lamento pedirte esto, pero.. ¿Me llevarías a casa?

Aysel- .. Lo haré, aunque.. No quiero.

Badir- ..

Con evidente tristeza en su rostro, Badir mira a Aysel con ojos llorosos. Realmente no se quiere ir, un miedo e indisposición cultivados por años por sus padres hacen mella en su mente.

Respirando profundamente, Aysel se acerca a Badir, acariciando el cabello del joven.

Badir- Gracias..

Colocándose de pie, Badir da un par de pasos hacia las escaleras antes de ser detenido por Aysel.

Aysel- Primero déjame terminar de revisarte.

Badir- No más, por favor.

Riendo, Aysel se acerca a la espalda de Badir, tanteando la espalda baja del joven, da un par de tirones a cada lado de la cadera del joven.

Petrificado en su lugar, Badir se sonroja, intentando hablar sin emitir palabra, abre y cierra su boca reiteradamente.

Aysel- Ponte un abrigo, hay algunos en el armario. Te espero abajo, tengo algo de sed.

Bajando rápidamente, Aysel saca un par de latas de gaseosa. ¿Qué podía hacer? Aysel, quien se ha manejado astutamente en muchas ocasiones para salir airoso de variadas circunstancias, incluso peleas, siente que pierde el uso de razón cuando se trata de Badir. Frustrado, bebe un par de sorbos de su bebida, intentando pensar en algo que no termine dañando a su amado humano. 

Al ver bajar a Aysel por las escaleras Badir reacciona, asimilando las palabras contrarias busca con su mirada el armario. Realmente, no había prestado atención a los detalles anteriormente, no podía, estaba muy alterado emocionalmente. 

Las paredes de la habitación son de piedra, lo cual es de esperarse debido a la estructura de la casa. En donde habría un cielo raso hay algunas vigas, las cuales permiten ver lo inclinado del techo de la casa. Donde estaría la cocina en la planta baja, está la cama, una incluso más grande que la super King size, pedida por Aysel, con una base de madera rústica, simple pero a juego con 2 mesitas de noche, también de madera rústica y con granito sosteniendo unas hermosas lámparas de hierro.

La habitación tiene la amplitud de casi la totalidad de la planta baja, en el medio hay un candelabro con hermosos cristales de colores, mas al lado izquierdo de la cama hay una puerta que da a otro lado de la habitación. Esta puerta lleva al amplio baño, con una tina antigua de la época victoriana cuyos detalles vienen en plata pura e joyas auténticas, regalo del tío de Aysel; un inodoro azul, además de un lavamanos de igual color, una ducha con chorro de cascada rodeada por paredes divisorias de vidrio, junto a la tina. Toda la casa tiene un detalle, la pared que da al patio trasero es de vidrio unidireccional, por lo cual se puede ver hacia el cielo sin problemas, mas si intentas ver desde un gran árbol hacia la habitación no verás nada. Además, la habitación posee 2 ventanas que dan hacia la calle, 1 más hacia uno de los costados, permitiendo que el aire fresco entre, al igual que un tragaluz. En el baño hay 1 hacia el otro costado y otra hacia la calle.

Badir no se atrevió a pasar por la misteriosa puerta, en su lugar se dirige hacia el amplio armario en medio de las 2 ventanas de la habitación. Al abrir las puertas del mueble de madera rústica, ve una serie de fundas con ganchos, todos trajes o prendas formales. Cerrando todo abre un par de cajones, encontrando pantalones en uno y ropa interior en el otro. Sonrojándose cierra de golpe ambos cajones.

Aunque estaba abajo, Aysel se hace una idea de lo sucedido, riendo internamente intenta seguir con su anterior hilo de pensamientos.

Abriendo otro cajón, Badir encuentra los suéters. Al tomar uno titubea ligeramente en si usarlo o no, la prenda está nueva, es una marca de diseñador. Paralelo al armario, con una vista panorámica hay un escritorio. Sobre este están un par de cajas. Por mera curiosidad, Badir abrió rápidamente la última gaveta del armario, vio rápidamente el contenido y se dirige al detallado escritorio de metal con madera. Todo en el apartamento de Aysel da un aire antiguo, sin perder ciertos fragmentos contemporáneos que le dan un toque muy personal para ser solamente un lugar al que se acababa de mudar. Las cajas sobre el escritorio de Aysel están con sus sellos de seguridad intactos, estas son de una laptop e impresora. '¿Por qué está todo nuevo?' 

Mientras Aysel bebe lentamente su bebida, ve a Badir bajar con un rostro en blanco, además de un suéter en mano. Sonriendo, le saca de sus inseguros sentimientos.

Aysel- ¿Sucede algo?

Badir- .. No.

Aysel- .. ¿No te pondrás el abrigo?

Ambos, dirigen su vista al suéter sin botones de felpa color vino, cuyo amplio gorro cae alargando la apariencia visual de la longitud del abrigo.

Tomándolo de las manos de Badir, Aysel revisa la prenda, preparándola para ser usada. Pasando la cabeza de un avergonzado Badir por el interior del suéter, le ayuda a acomodarse la ajustada prenda. 

Las mangas tienen un hoyo para los pulgares, detalle que hace sonreír a Badir, colocándose el gorro estilo capucha, mira a Aysel con ojos brillantes.

Badir- ¿Cómo se ve?

Observando la delgada figura de Badir, Aysel sonríe, asintiendo con su cabeza. La tela es ajustable al cuerpo, por lo cual se entalla a cada curva de Badir, dejando ver su estrecha cintura con delicadas líneas.

Aysel- Muy lindo, ten.

Entregándole la lata de gaseosa con su mochila, Aysel le atrae en un abrazo.

Aysel- ¿Estás seguro de esto?

Badir- .. Vamos.

Mirándole a los ojos, Badir corresponde unos segundos al abrazo, para luego empujarle suavemente logrando que le suelte, tomando la mano de Aysel se encamina a la cocina, saliendo directamente por esta puerta al garage.

Durante todo el camino ambos guardaron silencio, Badir le había pedido a Aysel que se estacionara en una esquina y este así lo hizo.




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