La protegida del alfa

8. Alejados.

El reunirse con la pareja de su prima Kiara se sentía muy bien. Porque él sabía escuchar sin juzgar y también podía ayudarlo con su problema, por el hecho de que podía ver el futuro de las personas… o eso era lo que hacía, porque este desde que inició una relación con su prima de manera más formal, con una marca en el cuello de por medio, sus dones cayeron en aumento.

— Buenos días —lo saludó Dylan, tomando asiento delante de él—. Gracias por sacar tiempo. No sé a quién más molestar con mis problemas.

— Puedes molestar al tío Marco —se mofó—. Con eso de que eres su favorito, de seguro…

— Me termina por matar —chistó Dylan—. Él tiene la vaga idea de que me robé a su hija, pero todos saben que Kiara es igual a su madre. Rebelde y le gusta hacer lo que quiera con su vida.

— Es por eso que ambos están juntos —entrelazó sus dedos—. Me queda media ahora antes de irme al trabajo —sonrió hacia él—. ¿De qué quieres hablar conmigo?

— No puedo ver más el futuro —soltó de golpe, y Bahir se quedó peor que antes—. Desde hace mucho tiempo, tengo este problema y todo pasó después de que marqué a Kiara. Ella no lo sabe, no puedo decirle esto, puesto que habrá consecuencias en la vida de ambos.

— ¿Qué consecuencias?

— Sé que ella me ama —afirmó el otro alfa—, sin embargo, para que yo recupere mis dones, debe haber un sacrificio.

— ¿Un sacrificio?

— Sí, debo tener un hijo…

— No veo nada de malo tener un hijo con mi prima, los dos se quieren y son el uno para el otro —dijo de manera obvia—. Ella estaría feliz…

— Es que tengo que matar a mi propio hijo para tener mis dones —silencio, Bahir se quedó tieso—. Estuve investigando por todos lados, alternativas y no las hay. Perdí mi don por haber marcado a mi esposa a la única mujer que he amado desde que era un niño y no puedo hacerle esto, porque ella quiere tener hijos conmigo.

— Lo siento, esto me ha agarrado por sorpresa —se pasó una mano por el cabello—. ¿Sabías de esto antes de marcarla?

— Sí.

— Kiara va a matarte cuando se entere de esto, Dylan —se exasperó—. Ella quiere ser madre en algún momento, aunque tenga ese trabajo en el hospital y los dos estamos al tanto de las cosas que pasarán ahora.

— Necesito tu ayuda…

Ni él mismo se podía ayudar con sus problemas y ahora tenía que lidiar con eso. Ambos armaron un pequeño plan para salir de dudas, así que después de unos minutos más, los dos tomaron caminos distintos. Dylan y Kiara se casaron por encima de lo que su tío Marco les dijo y, aun así, seguían juntos. Pasó por la escuela del hijo de Dahiana y a lo lejos, pudo verla en una conversación algo fuerte con su ex, por lo que de inmediato fue a rescatarla.

— ¿Te dejaste marcar por otro hombre? —el alfa intentó tocarla—. Eres una…

— Buenos días —dijo Bahir, saliendo de su auto—. ¿Sucede algo?

— ¿Tú quién eres?

— Soy su mejor amigo —respondió Bahir, metiendo las manos en los bolsillos de su pantalón—. La vi contigo de camino al trabajo, las cosas no se ven bien y las personas los están mirando —era cierto, todos estaban pendientes de ellos a tal punto de qué le hizo sentir incómoda—. Será mejor que se vaya a su lugar…

— Tenemos que hablar —dijo Jonathan, omitiendo lo que dijo Bahir.

— No tenemos nada de que hablar, dejaste las cosas en claro cuando te fuiste y me dejaste en la calle —Dahiana le apuntó con el dedo—. Owen me tiene a mí, me necesita y tú no puedes hacer nada para …

— ¿Quién dijo que no puedo quitártelo? —preguntó el alfa, en un tono burlón—. No eres nada de él…

— Vámonos, Dahiana.

La humana entró en una especie de shock, a tal punto de qué imaginó el escenario perfecto para matarlo. Subió al auto de Bahir en silencio, no miró hacia atrás, tampoco prestó atención a lo que ocurría a su alrededor.

— ¿Por qué te quedaste hablando con ese sujeto?

— No lo sé —confesó, confundida—. Yo no puedo decir nada ahora, me encuentro confundida en estos momentos y yo… él dijo que me quitará a Owen, luego de que me lo dejó…

— No te quitará a Owen —dijo Bahir, comenzando a conducir—. Eres su madre, la que ha luchado durante todos estos meses para darle todo lo bueno, es tu hijo.

— No es mi hijo de sangre, mucho menos por un papel que lo avale —susurró—. Lo único que he podido hacer por él, es darle mi apellido para que pueda estudiar y hacer amigos. Entonces viene ese sujeto a molestarme.

— ¿Quieres que lo mate? —preguntó divertido su amigo—. Puedo hacerlo si gustas.

— No harás nada —dijo Dahiana, dándole un golpe en el brazo—. Eso que dices te puede meter en problemas.

— No cuando tu primo, amigo y media sangre es el presidente del país y también tienes contactos con las personas de la mafia —le guiñó un ojo—. Tienes que aceptar de una vez por todas que estás casada con una persona que tiene los medios para ayudarte, también que puede darte todo lo que necesitas.

— No soporto a tu primo —bufó—. Lo miro y es alguien que deseo tenerlo fuera de mi radar.

Bahir no le dijo nada más, ella lo agradeció sin decir una palabra. No quería tener que lidiar con la idea de que su mejor amiga estaba loca a tal punto de que no quería la ayuda de la única persona que podía resolver todos sus problemas. 

Llegaron a la empresa, en dónde ya se encontraba su primo y un grupo de personas.  Intentó hablar con Jolanis durante la mañana, pero ella lo esquivó por completo, diciéndole que tenía mucho trabajo que entregar y que recordara su trato.

Fue a molestar a su primo a la oficina, en busca de algo de entretenimiento en lo que Jolanis trabajaba.

— Me dijeron que ya le diste la invitación a Dahiana para que fuera con nosotros al viaje en familia —dijo Bahir, sentándose junto a él—. Owen no puede ir todavía y…

— Irá, es un fin de semana, ni que nos vayamos a quedar por ahí a vivir —bufó enojado—. ¿Solo para eso has venido?

— Quiero una invitación para Jolanis, no puede quedarse aquí sola —indicó, y Alexander lo miró como si se estuviera volviendo loco.




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