En la aldea de la hoja un brutal ataque a uno de los clanes más importantes e influyentes a paralizado todo, las personas despertaron con la noticia de que por la noche fueron asesinados la mayoría de sus miembros, incluidos el líder y una de sus hijas, —¿Como demonios pudo ocurrir esto?— El Hokage estaba furioso y se sentía impotente tras la masacre, —Tenemos que hacer justicia de esto— se dejó caer en su silla y tallo su rostro con desesperación mientras Itachi y Shikamaru estaban a su lado, —Hinata debe estar en camino, hoy regresaba su equipo de la misión, no le digan nada y encarguense de que venga directamente a verme— ambos asintieron y salieron de la oficina.
Un par de horas después el equipo ocho regresaba a la aldea a toda velocidad, Hinata se sentía especialmente feliz ese día pues en un pequeño pueblo le compró un lindo dije a su hermana menor, uno muy parecido al que hace mucho tiempo destruyó durante un duro entrenamiento, —¡Hinata!— Era Shikamaru quien los intersectó en la puerta de la aldea, —Hinata, el Hokage quiere verte ahora mismo, el pidió que solo tu fueras, es algo importante— la ojiperla miró con curiosidad a sus compañeros y luego de despedirse los dejó con él consejero del Hokage, —Kiba, Shino... Ustedes me entregarán el reporte de la misión a mi—
Shino levantó una ceja con curiosidad, pues algo andaba mal, lo podía ver en el rostro de Shikamaru, —Esta bien, pero algo pasa y exijo saber que es— Kiba miró a ambos hombres con curiosidad, no le gustaba para nada el semblante que tenían.
Mientras tanto en la torre se encontraba Hinata caminando por los pasillos, todos la miraban de una extraña manera, quería detenerse a preguntar que pasaba pero no podía, el Hokage requería su precencia de manera urgente, una vez que llegó tocó suavemente la puerta y tras unos segundos escuchó la voz del rayo amarillo de Konoha que le dijo que pasara y ella así lo hizo, —Me dijo Shikamaru que solicitó mi precencia con urgencia— recibió un asentamiento de su parte y también se acercó un par de pasos a ella, —¿Le pasó algo a Naruto?— Preguntó la chica de 17 años poniendo sus manos sobre su pecho a manera de preocupación.
Minato negó con la cabeza y luego colocó sus manos en los hombros de la ojiperla, —Naruto está bien— Hinata lo miró con preocupación, —Escucha, tienes que ser muy fuerte, te prometo que se hará justicia—
La peliazul no apartaba su ojos perla de los azules de el, —Digame que pasó?— lo miró tomar un poco de aire, —¡Digame!— la ojiperla se tensó y el de inmediato la abrazó.
—Hinata, anoche el Clan Hyuga sufrió un ataque del cual desconocemos a sus ejecutores y en el algunos miembros del Clan perdieron la vida incluidos tu padre y tu hermana—
Tras escucharlo ella quedó en una especie de trance, sus ojos abiertos al igual que sus labios, el rubio la abrazó con fuerza, —Es una broma y una muy mala—
—No es una broma Hinata—
Las primeras lágrimas comenzaron a salir de sus ojos, —¡Sueltame!— gritó con un nudo en su garganta y luchó por liberarse de su agarre, estaba alterada y furiosa, —Necesito hablar con mi padre y mi hermana, tengo que ir a la mansión, esto no puede ser real— Minato la mantenía abrazada.
—¡Hinata, calmate!—
—¡Déjeme ir!— En ese instante se abrió la puerta y entró su novio, el hijo del Hokage, —¡Naruto!— corrió a abrazarlo, —Tu padre me esta jugando una broma terrible, vamos a la mansión— el la detuvo por la cintura impidiendo que saliera.
—Hinata, no es una broma... Tu padre y Hanabi están...—
—¡Nooo!, ellos están vivos—
Naruto la abrazó contra su pecho, —Lo siento mi amor, ellos ya no estan— Hinata se dejó caer al suelo mientras gritaba con mucha desesperación llamando a su padre y su hermana, —Hinata— se arrodilló para quedar a su altura y verla a los ojos,—Nosotros estamos aquí contigo—
—¡Llévame a verlos Naruto, necesito comprobarlo yo misma, Porfavor!—
—Si, yo te llevo—
Naruto y la ojiperla se encontraban a un lado de los dos cuerpos, Hinata se abalanzó sobre ellos para romper en llanto al verlos, —¡Nooo! No me pueden dejar sola— se aferraba a su hermana, quizá esperando a que despertará, —¡Te traje un regalo hermanita, es un dije como aquel que destruimos entrenando, porfavor despierta!— Naruto trató de apartarla pero ella también se aferró a su padre, —¡Padre, por fin comenzábamos a llevarnos bien, no te puedes ir ahora!—
—¡Hinata, basta!— Naruto la apartó con fuerza y otros dos hombre jalaron las camillas donde se encontraban los cuerpos y los alejaron, —Vámonos, estas muy alterada—
—¡No, yo me quiero ir con ellos, dejame morir también!—
Llegó la noche y Hinata se encontraba dormida en la casa del Hokage, ella dormía en la habitación de Naruto, se encargaron de darle un sedante, —Mi niña, nosotros no te dejaremos sola— le dijo Kushina al acariciar su cabello sobre la almohada, —Nosotros somos tu familia también— Hinata mantenía una estrecha relación con la familia de su novio, era como una hija más para kushina y Minato, la querían tanto que a veces Naruto llegaba a sentirse celoso.
Cuando la pelirroja madre de Naruto bajó al recibidor se encontró con su esposo al matrimonio Uchiha, Mikoto y Fugaku, —Amiga, es terrible esto que pasó— la pelinegra y ella se abrazaron ya que mantenían una amistad de muchos años.