La prueba

12: Conflictos

...

Mi cuerpo estaba muy dolorido cuando me levanté por la mañana, no sabía que una pelea hiciera tanto daño.

Pude visualizar Lynn de lejos, mirarme como si la rabia que me tenia se hubiese aumentado al cien por ciento. Me sentí mal, lo último que quería era ganarme enemigos dentro de aquí.

Me senté con lentitud para poder comer algo.

—¿Cómo te sientes hoy? —preguntó Chad, sentándose a mi lado con rapidez.

Sonreí a su dirección.

—No lo sé, estoy demasiado ida —me sinceré, picoteando la comida con el tenedor—, pronto es visita de mis padres y siento que las cosas no irán muy bien.

—¿Crees que la última prueba sea algún tipo de enfrentamiento?

Asentí, con el pesar de sus palabras.

—La presidenta ordenó entrenamiento, y me temó que es por ello.

Chad puso plano los labios, mirando como nuestros compañeros se unían a nuestra mesa.

—¿Qué pasa? —preguntó Yami, borrando la sonrisa que tenía plasmada en cuanto nos miró la cara.

—Creemos que la prueba final es algún tipo de enfrentamiento —comunicó Chad, mirándolos a todos.

Rick compartió miradas con Yami. Y Devon no dijo nada.

—Solo diez pasaran, debemos procurar ser nosotros de esos diez —alentó Rick, como si en realidad fuese así de fácil.

—¿Y si es más complicado que eso? —inquirió Devon, provocando que todos lo mirasen. Chad puso los ojos en blanco—, si solo aceptan diez, no creo que la prueba sea tan sencilla.

—Es obvio que no es sencilla —replicó Chad, haciendo un gesto de desespero.

—Me refiero que, si piden estar entrenados, yo creo que se trata de que nos meterán a pelear unos con otros —explicó, sin dejar de comer—, y conforme los venzamos, se irán descalificando.

Todos nos pusimos serios, pensado en lo que Devon estaba diciendo, y si era cierto, incluso pelearías con nuestros propios compañeros, todo por la libertad de estar arriba.

...

Lynn había embotellado un grupo de seguidores, que, durante el entrenamiento nos miraban como sus enemigos. Comenzaba a creer que el vencerla había empeorado las cosas. Ahora me veía como si fuese su presa, y ella un felino hambriento.

Ya había habido peleas antes, otros compañeros, chicos y chicas.

El estar encerrados tanto tiempo causaba estrés y conflictos por espacios y pertenencias.

Y nunca había imaginado que yo crearía a mi propio rival, porque cuando Lynn me insultaba muchas veces lo tomaba como un juego tonto de niñas; pero ahora comenzaba a creer que era enserio, y cuando téngase la oportunidad me tomaría de nuevo.

Las armas que se utilizaban para entrenar no tenían balas reales, todo estaba cubierto por gomas, incluso las lanzas, cuchillos y artefactos que comúnmente eran filosos.

Si querían que peleásemos entre nosotros porqué dentro nos protegían tanto.

Había ciertas desventajas, la mayoría eran robustos. Chad, Devon y Yami lo eran, incluso Lynn y su compañero. Yo por otra parte era flacucha, y Rock también, quizá podríamos ser más rápidos, pero en un combate cuerpo a cuerpo, perderíamos de inmediato.

Chad me tomó del brazo y me jaló a un rincón del lugar.

—Escuché que Lynn piensa acorralarte, Mery, debes permanecer a mi lado en todo momento —pidió, susurrando cerca de mi rostro.

Sus ojos marrones temblaron como lo hacían cuando temía sobre algo.

—No me atemoriza más —relaté, colocando una mano sobre su hombro—, ya he visto que no es muy buena como aparenta.

Chad me tomó de ambos hombros agitándome un poco.

—Solo no te alejes de mí —volvió a pedir, esta vez más nervioso que anteriormente.

En cuanto volví a el circulo de armas no pude apartarle los ojos de encima; la forma que me asechaba y reía con los demás de mi expresión, provocando una fuerte molestia en mi interior.

Estaría completamente lista si de alguna forma intentará tomarme por la espalda.

El tiempo transcurría y ella seguía ahí parada, cerca de la entrada. Chad se quedó conmigo al igual que Devon, Rick y Yami.

No quería meterlos en líos por una tontería de esa magnitud.

—¡Escucha Lynn! —hablé en alto, poniendo alerta a todos a mi alrededor—, no quiero problemas.

Lynn sonrió, y se acercó, como si le hubiese dado algún tipo de invitación a acercarse.

—No te soporto, niña —murmuró ya con la peligrosidad a la defensiva—, y quiero que veas que te confiaste mucho ese día.

Chad se acercó cuando el compañero de Lynn se aproximó mucho a mí.

—¡Le pones un dedo encima y te mato! —gritó Chad, y el chico, aunque con temor lo encaró, no se movió.

Lynn dio un paso al frente, todos los siguieron y de inmediato encendí mi sistema de defensa.

El compañero de Lynn se aproximó mucho, me tiró del cabello y cuando estaba en el suelo, Lynn se me lanzó. Chad tiró un puño seco al chico, provocando un grito desgarrador cuando el golpe sonó con fuerza en su mandíbula.

Lynn me tomó con la guardia baja, y como mi cabello era muy largo, aprovechó para tomarlo con fuerza, y así, arrastrarme por el lugar.

Chillé.

Yami llegó al momento que Lynn tomó un artefacto para golpearme; y con un puño le tambaleó un poco, justo para que me soltase un segundo, y yo, podase levantarme.

Pasé mi cabello hacia atrás de un movimiento rápido, y la ira me quemaba el cuerpo.

Mis piernas eran largas y aproveché para poder patearla justo en su estómago, tirándola al suelo.

La tomé con ambas manos, una apoyada a cada costado de su cabeza, y cuando estaba a punto de dar el primer azotón en el suelo, alguien me levantó del suelo.

—¡Guarden la rabia para el campo de batalla! —gritó un guardia, que me levantó como si yo no pesase más que un gramo.

Miré de inmediato a mi lado, y a Chad también ya lo tenían contenido.

Lynn se puso de pie de inmediato, corriendo a su compañero que parecía que perdería el conocimiento en cualquier momento.




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