La prueba

17: Complot

...

La presidenta tenía más de doscientas habitaciones especiales para la última noche que los secundarios pasaban con sus compañeros, con vida.

Después de tomar una ducha para quitarnos el maquillaje, ambos entramos a la cama.

Todo era muy lujoso, incluso las sabanas eran de seda.

Pero Chad parecía muy preocupado.

—No será en combate, nos meterán en un escenario falso, como la ciudad, debemos buscarnos, y matarnos —explicó, sin mirarme—, debemos cazar, buscar agua para poder sobrellevar los diez días de prueba.

Me mordí la uña de mi meñique.

—Esto es peor de lo que me temí —hablé, mirándolo.

Yo por supuesto, no estaba dispuesta a asesinar a nadie, pero para sobrellevar mi propia supervivencia, o la Chad si peligraba, tenía que hacerlo.

¿Cómo viviría con ello?

Chad seguía mirándome, buscando algún rastro de algo en mí; pero era obvio que no tenía que decir sobre lo que pasaría mañana.

—Cumpliré mi promesa, lo haré —dijo, tomando mi rostro entre sus dedos.

Me solté de su mano, mirando las sabanas entre mis dedos.

—No saldré de ahí sin ti, y quiero que sepas que también trabajaré para que no mueras...

Sus dedos se deslizaron hasta poder tocar mis labios, acariciándolos un poco. Los medio abrí cuando vi su intención era darme un beso.

No podía acostumbrarme a besarlo, todos sus besos eran diferentes, todos transmitían cosas distintas y amenas; Chad tenía varias formas de hacerme sentir especial y linda. Pasé mi mano por detrás de sus rizos, entrelazándolos, y juntándolos.

—Quizá esta sea la última noche que podamos pasar juntos, así —murmuró, medio rompiendo el beso, pero uniéndose de prisa.

—Quisiera que sea eterna —confesé, besándolo más profundo.

Nos fundimos en las sabanas de seda, uno contras el otro recibiendo el dolor y el placer de lo que pasaría después. Esperaba que esto no fuese un adiós, que fuese un "vamos a triunfar" y cuando todo esto acabe, por fin, seremos felices.

...

Cuando tocaron la puerta, ya era medio día. Chad y yo estábamos desnudos, y demoramos en abrir, los estilistas no se molestaron, nos entregaron la ropa sin problemas.

Un traje de licra a la medida, ligero y fresco.

Esta vez no nos pusieron ni una pizca de maquillaje, y lo agradecí.

—¿La presidenta suele bailar con los secundarios? —pregunté a mi estilista, cuando vi que Chad y el otro, no nos prestaban mucha atención.

El hombre moreno, con pestañas doradas miró a su compañero, quizá fijándose de lo mismo que yo.

—La presidenta es muy exigente para escoger a sus amantes —susurró, caso pegándose a mi oído—, siempre pone condiciones, y si no es cien por ciento fiel, suele ser desastroso...

En mi cabeza retumbaron las palabras.

—Y al número 6, todos le hemos echado el ojo...

Y dicho eso, caí en cuenta de las cosas.

Observé a Chad de reojo, mientras su estilista le acomodaba los rizos; y supuse lo peor.

¿Qué podría poner de condición?

¿Mantenerme viva?

El estilista hizo los últimos retoques, me puso un poco de brillo labial, y como siempre, se fueron.

Chad tomó mi mano, y sin mirarme la apretó un poco.

Quería preguntarle, saber si era cierto, cuáles fueron las condiciones, y que tendría que hacer para ser el amante exclusivo de la presienta, pero no quería arruinarlo.

"Él debía estar igual que yo de temeroso"

El pasillo estaba lleno de secundarios nerviosos, todos vestidos del mismo modo. Los guardias nos guiaron, entre bullas y aplausos de personas, la presidenta nos mostró el escenario visto desde donde ellos los verían.

La jungla, calurosa, con lagos, insectos y animales temerosos, todos modificados para ser letales. Las armas solo tendrían cinco balas, sería mejor conservar cuchillos, espadas, hachas y todo lo que tuviese filo.

—¡Cuando queden los diez, la prueba terminará! —gritó la mujer, moviendo las manos al aire con emoción y candela—, ¡Todos lo veremos en la comodidad de nuestras casas!

Y lo sentí, pequeños dardos llegaron a mi cuerpo, no solo al mío, al de todos los secundarios que comenzaron a derrumbarse.

—¡Despertaran dentro del escenario! —fue lo último que escuché cuando caí sobre el suelo, y quedé inconsciente...




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.