La prueba

23: Alianza rota

...

CHAD

Día 6.                                                                                                             

Devon estaba pálido, y no sabía si podría dar el paso; estábamos tensos, la ola había arrastrado a los secundarios y no sabíamos cuántos estaban cerca, o muertos.

Me enderecé, mirando a Mery que revisaba la herida de Devon.

       —Necesito cubrirla —mencionó, moviendo los labios en una mueca de estrés.

No había nada en este lugar, nos querían bien muertos y de eso no quedaba duda. El calor había incrementado, y la humedad también; los sonidos de las aves estaban a todo volumen y temí que el peligro estuviese cerca.

      —No podemos quedarnos aquí, los secundarios están cerca —Les hice saber, pero ambas estaban muy ocupadas tratando de pegarles hojas a Devon.

Un grito de dolor punzante nos puse alerta de inmediato, y cuando el segundo sonó más agudo, todos nos pusimos de pie.

Había perdido mi hacha gracias a la ola, y un miserable cuchillo era todo lo que tenía para defenderme. Ane tomó a Devon y lo puso de pie como pudo, no podíamos movernos tan rápido, y quizá de todas formas nos alcanzarían.

      —¡Pero si es el número seis! ¡El favorito de todos! —El sonido particular de Parker retumbo, y ahora mismo odiaba encontrarme con estos—. ¡y su compañera fea!

Sentí que la sangre se me calentó de inmediato, pero también sabía que no era prudente lanzarme encima, porque ellos eran más, y nosotros no teníamos armas.

Lynn sonrió de satisfacción cuando nos miró con detención. Estábamos indefensos. Su alianza seguía intacta, y a todos ya les colgaba la malicia en toda la cara. Apreté el mango del cuchillo, esperando cualquier movimiento en falso.

     —¡Déjenme a ella! —Señaló a Mery con su cuchillo.

Miré rápidamente a Mery, y después a todos los que estaban frente a nosotros. No podría pensar en rendirme y saber que esto era el fin de nosotros.

Lynn dio un paso al frente, Mery se puso rígida, esperando cualquier movimiento, y yo tenía los ojos de Parker encima. No parpadeé, y Lynn corrió a Mery, que cayó al suelo cuando ella la embistió.

Cuando corrí a ayudar, Parker me tomó por detrás, derribándome de un solo movimiento. Caímos juntos al suelo, y con fuerza que ya tomaba el cuchillo lo clave en donde sintiese piel.

Su grito agudo alertó a todos, incluso Lynn levantó la mirada, distrayéndose. Mery lo aprovechó para salir de debajo de ella. Me puse de pie, viendo a Parker sacar el cuchillo de su pantorrilla.

Su sonrisa se expandió y pareció que disfrutaba el dolor. Me incorporé más rápido, tratando de alejarme, cuando un reluciente brillo nos caló los ojos. Un arma nos estaba apuntando.

      —¿El grandioso Seis podrá con una bala en su cabeza? —preguntó, con la sonrisa plasmada en su rostro.

Pero cuando aprecié el sonido de la carga, el suelo comenzó moverse, tirándonos a todos los que estábamos de pie. Abriendo yagas en el suelo.

Di un salto, llegando a Mery y los demás para comenzar la huida.

El suelo seguía moviéndose, y todos estaba tratando de salir corriendo del enorme hoyo que se estaba formando en el centro.

La presidenta no me dejaría morir, eso ya lo sabía, a menos que decrete al trato que habíamos hecho. Los gritos se hicieron fuertes cuando supuse que comenzaron a caer.

Tomé a Devon con rapidez, y casi lo cargué para poder correr lejos del temblor.

Visualicé varias veces, tratando de ver si Mery estaba segura.

Y quizá esto dejaría su alianza rota; eso nos daba ventaja, pero lo que ahora quería era encontrar armas. Porque no teníamos nada, y nadie se enfrentaría a puño limpio si tuviese un arma.

El sonido de las ramas de los arboles rompiéndose se comenzó a alejar, y sentí tranquilidad cuando ni siquiera sentía la vibración del temblor en mis pies.

Tiré a Devon a un lado, tomando aire para poder recuperarme de inmediato.

    —Eso estuvo cerca —mencionó Ane, pasando su mano por su frente llena de sudor.

Miré al cielo, tomando una bocanada de aire muy grande.

...

MERY

Vi la palidez plantada en el rostro de Chad, y la forma en la que se sintió librado. Yo sabía que todo esto tenía que ver con el trato que habían hecho con la presidenta.

Devon se sentó un poco, haciendo una mueca de dolor.

     —Siento que nos han juntado más —mencionó, suspirando—, quieren que nos matemos más rápido, y temo que nos volveremos a encontrar con ellos.

      —Por eso necesitamos buscar arma, ellos son diez y nosotros somos tres y medio —habló Chad, mirándolo con reproche—, yo no huyo.

Devon volteó la mirada, harto del temperamento de Chad.

     —No es culpa suya —habló Ane—, si fuese al revés, seguro también tendríamos que huir.

Chad ahogó una risa seca, mirándola incrédulo

     —Ni herido huiría —mofó, con soberbia.

Suspiré de puro desgano, acercándome a él para tomarlo del brazo y alejarlo un poco. Era tonto comenzar una pelea sobre esto.

     —Enfoquémonos en las armas —Le hablé, mirándolo de frente.

Su semblante cambio, incluso la forma de mirar. Chad me veía como a alguien indefenso, a alguien que debía proteger y me estaba cansando de ello.

Me gustaba que se preocupara por mí, y quisiera que este bien, pero no así.

      —Deja de comportarte como un tonto —Lo regañé, volteando los ojos.

Chad me tomó el mentón con sus dedos, haciéndome voltear a verlo. Lo hice, pero no pude soportar mucho, aparte mi mirada segundos después.

       —Yo siempre me comporto como un tonto —Me dijo, y sentí sus manos en mis hombros—, solo déjame protegerte.

No respondí, y tampoco lo miré. Él me acercó a él, y me abrazó con fuerza, y aunque me era reconfortante, no quería verme doblegada.

     —Puedo protegerme yo misma Chad, solo enfócate en salir de esto —conferencié, soltándome de su agarre para ir junto a Devon y Ane.




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