La puerta del misterio #1

Capítulo 2: Nathan, tu no eres nada para mí

CAROLINA WILSON

Poco después de que Chris se fuera picaron a la puerta. Miré por la mirilla y era Nathan. Abrí, ya que anteriormente siempre venía a casa.

-Nathan, Chris ahora no está en casa, acaba de salir. -le dije.

-Oh, yo no venía buscando a Christian. Venia buscándote a ti. -dijo él.

-¿Quieres entrar? -ofrecí.

-Claro, ¿me sirves un vaso de agua? -preguntó.

-Ahora vengo, esperame aquí. -dije, cerrando la puerta.

Después de eso, me fui a la cocina a servir un par de vasos con agua. De repente, me taparon tanto la boca como la nariz y sentía que me caía, terminé desmayandome en el suelo de la cocina. Cuando desperté, estaba atada en una sala oscura, en cuanto recobré completamente la consciencia, vi unos ojos mirándome fijamente. Escuché pasos y se encendió una pequeña luz que había en esa habitación. Nathan. ¡Él me había secuestrado! ¿Pero que le pasa a este hombre? Intenté hablar, pero tenía la boca tapada.

-Shhhh, tranquila preciosa, estarás bien. No te quiero hacer daño. -dijo él, acercándose más a mí.

Me quitó la banda de la boca.

-¿Que quieres de mi? -pregunté.

-Todo, me encantas, tu hermano no entiende nada. Yo te quiero a ti, seamos novios. La pasarás muy bien junto a mí lado. -confesó.

-Nathan, nos llevamos muchos años, además yo no quiero tener pareja todavía. Me queda mucho por explorar antes. -respondí yo, un poco pasmada.

-Cariño, no le hagas caso a tu hermano, él no quiere que seamos felices.

-No le hago caso en algunos ámbitos de todas maneras. Pero yo en si, no quiero estar atada a nadie aún. Puedo buscar a alguien más tarde, de mi agrado y con mi edad.

Sentí su respiración en mi cuello, que asco. Me dio unos besos en el cuello antes de subir a mi cara y no parar de tocarla.

-Nathan, no me toques por favor. No me gusta el contacto físico.

-Me da igual, ahora eres y serás mia para siempre.

Oh no, eso sí que no. Me moví bruscamente intentando salir del lugar en donde me encontraba. No hubo resultados. Él siguió recorriendo mi cuerpo poco a poco, cuando llegó a la zona central, me moví con más fuerza y logré desatar mis pies, inmediatamente le di un rodillazo en su parte íntima. Al instante se apartó y se retorció de dolor. Momentos después me desató el cuerpo y me tiró a una cama que había en esa sala. Se lanzó encima mío y no pude reaccionar ya que empezó a besarme. Dios, quería tirarlo por un balcon. A la vez, me intentaba quitar las prendas que llevaba puestas, aplicaba demasiada fuerza, apenas me podía mover. Mis muñecas seguían atadas, él las cogió y tiró de ellas. Grité de dolor. Al cabo de unos minutos, escuchamos como mi hermano me buscaba por la casa y gritaba mi nombre. Las paredes parecian de papel, porque se escuchaban los gritos demasiado fuertes.

Nathan al darse cuenta de que Chris me buscaba se apartó de mi, recogió una cuerda y me volvió a atar. Poco después lo vi coger su móvil y hacer una llamada.

-Tengo a Carolina. Si la quieres de vuelta sana y salva, dame el permiso que yo busco o sino ella pagará tu negación. -dijo él.

Hubo un silencio, suponía que había llamado a Chris y él estaba habalndo.

-Ups, vas tarde, pensaste demasiado tiempo, ya no quiero tu permiso. -respondió. De inmediato puso el teléfono en altavoz y se volvió a lanzar hacia mi. Grité, me dolía todo el cuerpo. Segundos después se acomodó encima mío y me volvió a besar. ¿Señor, por qué a mí? Qué mal hice yo para recibir esto. 

-¡Nathan deja a mi hermana en paz, ella no tiene nada que ver con esto! Abre la puerta. ¡Si no la abres la voy a romper! -gritó Chris por la llamada.

-Atrevete a romperla y tu hermana va a acabar peor. -respondió Nathan apartandose de mi.

De repente escuchamos un fuerte golpe proveniente de no se donde. Nathan antes de irse, volvió a acercarse a mi y me tapó la boca y la nariz de nuevo. Cómo no, volví a desmayarme.

Cuando desperté me sentía rara, vi a mi lado a Chris, nada ms verlo, no me pude contener más y lloré.

-¿Cómo estás? -me preguntó.

-A salvo supongo. -respondí yo, mientras, él me sequba las lágrimas con su sudadera.

Después, seguimos hablando hasta que yo volví a pedir poder dormir otro rato ya que estaba muy cansada y me dejaron. Al cabo de unas horas me dieron de alta y lo primero que quería hacer era verle la cara a ese loco y supuesto amigo de Chris. Él dijo que no tenía más remedio que aceptar eso y llevarme ya que yo le dije que di no me dejaba verlo no entraría en casa. Cuando entramos a casa de Nathan, él se encontraba en el suelo, atado a una silla y en la boca parecía tener como una especie de trapo. Al verlo de nuevo la rabia me recorrió las venas.

Hice caso omiso a lo que hablaron Chris y Nathan.

-¿Nathan, que se siente estar ahí atado, tal y como me tenías a mi? -dije, de manera despectiva y algo enfurecida.

Al ver que no podía responder, me acerqué y le quité el trapo de la boca. 

-¡Respóndeme! -insistí.

Lo único que dijo fue que no alzará la voz y con ese toque de palabra cariño. 

-No me digas cariño y responde. -insistí nuevamente.

Chris al ver que Nathan no me respondía se metió.

-¿Nathan, vas a ir por las buenas o por las malas?

-Por las malas. A ti no te debo nada Christian, tu hermana me pertenece. -dijo él.

-¡En tus sueños! -grité.

-Carolina, vete a casa. Yo me encargo -dijo Chris.

-No me voy a ir. -admití.

-Carolina Wilson, no te lo voy a volver a repetir. Vete a casa. -gritó.

-Esta bien. -dije terminando la conversación. Al fin y al cabo le tendría que hacer caso ya que él como hermano mayor daba las ordenes y yo como la pequeña tenía que obedecer.

Cogí mi chaqueta y salí. La puerta estaba rota verdaderamente. Chris la había tirado abajo, pero estaba colocada de manera estratégica para que no pareciera rota. Chris me acompaño a la puerta para abrirla y volverla a colocar como estaba. Salí de la casa y giré a un lado para entrar a nuestra casa. No se que ocurrió, pero yo me hice algo rápido para quitar el hambre y me fui a dormir de nuevo.




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