CHRISTOPHER TENDER
Salí de la estación de bomberos ya cambiado, me acerqué al aparcamiento y entre a mi coche, arranqué y fui para casa para recoger mis cosas y seguidamente fui de nuevo al apartamento donde se encontraban aquel chico y aquella chica.
Me encontraba delante del edificio y la chica ya estaba esperándome en el portal. En un instante el chico también salió y me ayudó a bajar mi maleta del maletero. No llevaba gran cosa, pero él insistió en querer llevármela a la habitación. Cuando entramos al apartamento, la chica me guío hasta la habitación en la que me quedaría estos días de mientras buscábamos la procedencia de aquellos golpes.
Entré a la habitación, era una habitación sencilla, paredes de color beige, cama individual con sabanas blancas, un escritorio con una lámpara, un armario bastante amplio y la mesita de noche. Me instalé rápidamente, para salir y presentarme.
-Hola, buenas tardes, soy Christopher encantado. -dije.
-Hola, me llamo Carolina. -respondió la chica.
-Soy Christian, su hermano mayor. -comentó el chico.
-Bueno, para ponerlos en contexto, mis compañeros y yo seguimos pensando en el plan que haremos para averiguar la procedencia de aquellos golpes. -informé-, pero, hemos pensado en preguntar a sus vecinos si ellos escuchan algo desde sus casas.
-De acuerdo, ¿podríamos comenzar el lunes? -preguntó Christian.
-Claro. -respondí.
Los siguientes dos días pasaron rápidos, se notaba el cariño mutuo que se tenían entre los dos y muchas de las veces, por no decir casi todas, cocinaba Christian. Carolina se encargó de explicarme lo que había sucedido días atrás con uno de sus vecinos y supuesto mejor amigo de Christian. A causa de aquel acontecimiento ella va a ver a un psicólogo para superar aquel trauma. Era descabellado, secuestrar a alguien menor de edad y obligarla a tener una relación amorosa.
El domingo por la noche, no podía dormir por los golpes continuos, pensé en avisar a la policía, pero sabía que no serviría de nada, ya que cuando venían pues los golpes paraban instantáneamente. Recibí una llamada de Luís en la madrugada y me comentó que trataron de rastrear o ver en cual grabación los golpes se escuchaban más cercanos, pero desgraciadamente, no hubo resultados. El lunes por la tarde, salimos Christian y yo del apartamento para prodecer con las preguntas a los vecinos, Carolina se quedó para ver si los golpes provenían de algún vecino y a la hora de preguntar, los golpes pararan. Fuimos apartamento por apartamento preguntando y algunos vecinos afirmaban escuchar golpes y querer denunciar, porque pensaban que provenían del apartamento de Christian y Carolina, pero al ver que nosotros estábamos investigando, quedaron confusos. Cuando llegamos a la puerta donde vivía aquel chico que decía que era mejor amigo de Christian, en cuanto tocamos al timbre, Carolina nos envió un mensaje que decía que los golpes habían parado desde el minuto que picamos a aquel apartamento, Christian y yo empezamos a sospechar.
En la noche, volvimos con Carolina y estuvimos hablando de aquel momento tan sospechoso. Después de cenar, le mandé un mensaje a Luís con la información recopilada sobre las preguntas de esta tarde.
Me respondió a la mañana siguiente agradeciendo mi esfuerzo por querer encontrar a la persona que buscábamos, yo respondí de manera cordial, ya que por aquel motivo me encontraba conviviendo junto a los dos hermanos. Hablamos durante un rato hasta que surgió un problema y Luís fue a la emergencia. Dejé mi teléfono en el escritorio y salí para agradecerle a Christian por su ayuda.
De repente, recibí una llamada y corté la conversación con Christian, fui a atender el teléfono.