Pasaron algunas horas. No había notado que el sol ya había salido.
Se oyeron pasos; estos se acercaban cada vez más. La puerta se abrio despacio. Hoseok, con ése desagradable cabello rojizo, se paró frente a nosotras. Dejó su mirada puesta en mi unos segundos, yo imite su acto mirándolo con desprecio. -¿y tu que?- habló -aún no logro entender que haces aquí, porque, según yo, nadie te invitó a la fiesta.- una asquerosa sonrisa ladina se formó en sus labios. -pero pensándolo mejor, quizá tu tengas la información que busco.- se acercó peligrosamente y sostuvo mi barbilla -¿por casualidad sabes donde está tu tío?- pude sentir como su tibio aliento chocaba contra mi cara. -No lo sé- respondí firme. Él soltó mi rostro de gólpe y dejo escapar un suspiro de frustración absoluta. -¿Ves está chica?- dijo señalando a mi prima -¿crees que estoy ciega?- respondí odiosa. De nuevo tomo mi rostro y ésta vez con más fuerza -tu querida prima quiso pasarse de lista, al igual que tu, solo que un tanto diferente- sonrió ampliamente enseñando sus rosadas encías -ella dijo que me amaba-. Quedé perpleja ante aquella confesión, él sólo soltó una carcajada. No supe si mi cara le hacía gracia o le divertía la frase que acababa de decir. Sé cruzó de brazos y me miró con superioridad -no soy tan idiota para creer semejante estupidez. Si fuera cierto, cosa que dúdo, encierrala en un jodido loquero-. Dió algunos pasos atrás, como esperando mi reacción ante sus palabras.
Miré a Minha con una expresión desencajada. Era una masoca de mierda. En aquel momento quería golperla hasta que mis manos se casaran. Luego reconsidere mis acciones teniendo en cuenta que probablemente estaba más loca que una cabra, y además de todo, mis manos estaban atadas. Por más que tomára la tentadora decisión de retorcerle el pescuezo, me sería imposible.
-¿Enserio dijiste tal cosa?- pregunté entre escéptica y fastidiada. Por supuesto, aquella pregunta fue acompañada de mi fulminante mirada. -si te das cuenta de que es un maldito psicópata ¿verdad?- dije casi en un grito. Ella sólo sostuvo la mirada fija en el suelo como si estuviese recibiendo la reprimenda más grande de su vida. Le exigí que me mirara repetidas veces, pero no lo hizo.
Escuché una pequeña risilla por parte de Hoseok, que seguía de pie frente a nosotras
-¿Que te divierte tanto?- grité sin medir las consecuencias que podía traerme levantar el tono de mi voz. Él simplemente sonrió enseñando todos sus dientes y se volteó dispuesto a irse.
-Hablo enserio Hoseok, pronto te darás cuenta. Yo te amo.- otra vez Minha, dejando a la luz su deplorable estado mental.
-¿Cuando dejarás de tomarme por idiota? Tu padre no me devolverá vivo a mi hermano, yo no le devolveré a su amada hija. Dime! ¿todavía me amas?- preguntó amenazante.
-No me importa morir en tus manos- a ella no le importaba perder la vida, pero a mi si. Estaba siendo demaciado egoísta conmigo.
Hoseok, al escuchar aquello último, hizo ademán de golperla. -Es tu culpa- dije de prisa. Si, lo sé. Aquel sentimiento de amor/odio que tenía hacia mi prima, aveces me confundía, pero considerando que no estaba para nada bien de la cabeza, sólo quise protegerla. Que estupidez de mi parte.
-Tu también eres culpable de muerte de Taehyung - continué. Sé giró hacia mi y me gritó que me callara repetidas veces, más yo seguí hablando. -Nunca debiste dejar que te acompañara a casa de mi tío. Sabías que era peligroso- creí que saldría lastimada de aquella situación. Él no hizo más que retirarse azotando la puerta.
Minha me miro con un aparente enojo -¿por qué le dices tales cosas? Él no tiene la culpa de nada, sufre tanto como nosotras.-
-¿Nosotras?- solté incrédula - aquí la única que sufre por Tae soy yo.- grité con los ojos cristalinos -A ti no te importa nada mientras ese monstruo esté cerca. Habré los ojos de una maldita vez. Hay una gran diferencia entre gólpes y caricias !estúpida!.-
Empezó a decir un puñado de palabras que no me molesté en escuchar. Decidí ignorarla y dejar que hablará sola. Ya era un hecho que algo o andaba bien con ella.
-¡no me ignores!- dijo entre dientes.
-Tu estás mal, estoy harta de ti. Es lo único que diré- respondí para luego volver a ignorarla.