Me duele la cabeza, siento como si hubiese dormido una semana entera. Intento abrir los ojos pero los parpados me pesan. Poco a poco los recuerdos llegan a mí ¿en que estaba pensando? Seguro mi padre y mi tío estarán molestos conmigo por ser tan descuidada. Logro abrir mis ojos y enfocar un techo marrón ¿estaré en el hospital? Pues este lugar no huele como uno. Se siente un poco frio, pero no más que eso. Recorro la habitación con la mirada y estoy segura que esto no es un hospital. Adelante mío hay una pequeña ventana pero no logro ver el exterior. El resto de la habitación es muy simple puedo distinguir un ropero a mi izquierda y hacia mi derecha una puerta que seguro es la salida. Muevo un brazo, excelente, ahora el otro, perfecto. En una de mis manos observo una especie de broche en el cual parpadea una luz roja, pero no veo ningún aparato por el cual esté conectado. Solo ahora me percato de que por mi brazo derecho sale una especie de suero. Entro en pánico, siempre odie esas cosas. Y no importa lo enferma o mal que este, esa cosa no se quedara en mi brazo. Seguramente el golpe me afecto más de lo que imagine porque tomo el pequeño plástico y lo jalo con fuerza sacándolo de mi brazo. Sentí un diminuto tirón pero nada más, no hubo dolor ni sangre como imagine. No hay ni siquiera una marca “que raro”.
Me llega una revelación, sino estoy en un hospital ¿Dónde estoy? Esta no es mi habitación y ningún lugar conocido. Tampoco es como si saliera mucho de mi casa. Intento levantarme y bajarme de la ¿camilla? Ahora si me estoy asustando. Una vez en pie me dirijo hacia la ventana pero por alguna razón no quiero ver lo que hay afuera. Me da miedo que un asesino este esperando para asustarme como en esas películas de terror. Doy un suspiro de aliento y tomo el pomo de la puerta. Al menos no tiene llave. Puedo observar un simple pasillo, así que con pasos inseguros voy a donde sea que me lleve. Este lugar es un poco frio, pero a medida que avanzo puedo sentir un poco de temperatura. Veo un gran ventanal a unos metros pero cuando me acerco se me corta la respiración ¿eso es nieve? No puede ser, estamos en pleno verano ¿Qué va mal? No parece que fuera artificial. Realmente el golpe me afecto la cabeza. Ahora que lo pienso no siento ningún tipo de dolor o malestar, quizás siento un poco de fatiga probablemente por estar acostada tanto tiempo. En ese momento escucho voces acercarse. No me da tiempo de reaccionar cuando dos chicas aparecen delante de mí. Una es rubia y delgada, parece tener mi misma edad no creo que valla a hacerme daño. Pero la otra, “oh dios mío” ...Su color de piel es verde. No parece viscosa ni nada, solo parece que tomo mucho jugo de espinaca. Ambas me miran confundidas.
-¿Kara?- pregunta la chica verde. Ahora si entro en pánico. Salgo corriendo por el lado opuesto.
¿Dónde demonios estoy metida?
No soy de maldecir, pero estoy demasiado asustada y nerviosa. Es por eso que no me doy cuenta que choco con alguien y caigo hacia atrás de bruces. Cuando levanto la mirada veo unos ojos azules como el mar. Es un chico y solo puedo pensar una cosa “los príncipes azules existen”. Pero si las miradas mataran yo estaría seguramente bajo tierra en este momento. Este chico me odia y yo apenas lo conozco. Ni siquiera me ayuda a levantarme solo me queda viendo de esa manera tan fría, estoy a punto de disculparme por algo que estoy segura no hice (salvo chocar con él). En ese momento escucho pasos apresurados y las chicas de hace un rato vuelven aparecer.
-Kara ¿estás bien?- se dirige hacia mi la “cosa verde” pero creo que hay un problema de información.
-Yo no me llamo Kara- digo en un susurro.
Esto se está poniendo raro, despierto en un lugar que no conozco, con personas extrañas y una de ellas es ¡verde! Por el amor de dios. Sin mencionar que me confunden con alguien “¡eso es, no soy yo a quien quieren, se equivocaron de persona!”.
Me empiezo a quedar sin aire. Se lo que se viene. No había tenido un ataque de pánico en mucho tiempo. Supongo que la situación me supera. Mi vista se empieza a nublar y ya no distingo nada. No escucho ni siento nada. El frio en mis pulmones es extremadamente doloroso, así que dejo que la oscuridad me absorba.
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Un molesto sonido me despierta. Me duele horrores la cabeza, no solo la cabeza, sino todo mi cuerpo. ¿Qué infiernos? Me duele partes del cuerpo que ni sabía que podían doler. Este lugar huele peor que un laboratorio de mala muerte. ¿Aquí torturan gente acaso? Intento concentrarme en los sonidos y reconocer voces. Pero no puedo, solo esta ese molesto pitido. Seguramente la Fortaleza se habrá enojado conmigo y ahora estoy en un hospital de poca monta. Me cuesta respirar ¿estaré muerta? Escucho pasos y una puerta se abre. No puedo distinguir quien es, apenas si escucho su respiración. Me esfuerzo por hablar pero mi garganta está seca. Definitivamente el ataque me hizo más daño del que creía posible. La puerta se abre de nuevo y todo queda en total silencio. No puedo distinguir ningún sonido, voces, respiraciones, latidos, nada absolutamente nada. Este lugar es impenetrable, ya que, el ataque no pudo ser tan agresivo que me prohibiera usar mis poderes ¿oh si? Creo saber lo que paso… GGARETH me tiene prisionera en algún lugar no hay otra explicación. Con un gran esfuerzo abro los parpados y un gemido lastimero escapa de mis labios, la luz quema mis ojos. Intento concentrarme en lo que me rodea y en ese momento me percato de la presencia de un hombre algo mayor que me observa con una mezcla de alivio y alegría. Tengo que admitirlo su mirada me incomoda un poco. Se acerca lentamente y toma mi mano.