Un inmenso y colorido cielo nocturno me abriga, es como estar justo en el centro del universo; remolinos y nebulosas de inmenso brillo y color, resplandecían al compás de una luna plateada.
La suave brisa sopla sobre las copas de frondosos árboles.
Todo carece de espacio e incluso de tiempo.
Camino sobre la suave hierba, me dirijo al horizonte y veo un río de curso lento que resplandece y lanza diminutos e intensos destellos dorados. Sopla de nuevo la brisa cálida, suave, acariciando mi piel volví la mirada al cielo.
—Es hermoso... —susurro mientras una lagrima resbala sobre mi mejilla.
—Pero no es real —responde a mi espalda, una voz conocida.
—¿Qué? —doy la vuelta con brusquedad. Es el mismo chico, pálido, desgarbado, de pelo negro azabache y esos ojos negros que parecían brillar, que lleva apareciendo desde que entre en la Quinta Dimensión.
—¿Me estás acosando o qué? ¿Qué te pasa conmigo niño?—camino en largas zancadas para alejarme de él.
—Tal vez, puede ser, quizás, a lo mejor, las probabilidades son de un 50%... ¿Sabes...?
—¡Cállate! —lo interrumpo antes de que sigua con ese chachareo—¿Qué quieres?, ¿no me puedes dejar vivir en paz! —lo increpo tratando de luchar con mi timidez.
—Aquí no vives, no es real, es una mera existencia- me responde con ese tono de voz, demasiado maduro, que definitivamente no era de un niño de 13 años.
—Pero, ¿Qué pasa contigo?... No quiero seguir escuchándote... ¡Esta es mi vida, voy a vivir aquí!
—¡Exactamente! en tus ojos hay un anhelo de vida y esto no es la vida; no la vida real —dice con ese brillo intenso en los ojos—todo esto, no es más que números y números —abre los brazos para abarcar toda a la vista—estímulos para tu cerebro, informática, física, química, pero esto no es real.
La brisa se agita, moviendo su cabello lacio hacia adelante.
—¡Déjame en paz! me largo —tomando mi pulsera —ya he oído suficiente—el holograma se extendió delante de mí, pidiendo seleccionar el destino.
—¿Quieres saber qué es el proyecto Génesis?