Los rayos rojizos del atardecer se cuelan entre los inmensos troncos de las secuoyas rojas; el contraste de luz y sombra es arrebatador. Mis pies desnudos se sumergen en la tierra negra y humedad del bosque. Escucho una infinidad de pájaros cantando y mi corazón parece que palpita al igual que sus pequeños corazones.
Qué hermoso es, es perfecto. Es el Bosque 3.
Estos escasos y preciosos momentos; logro olvidar mi vida en la BIOS. Ese lugar gris y lúgubre donde nací y he vivido toda mi vida. Aunque hablar de nacimiento es algo impreciso, no se puede nacer de una máquina, sí, evidente, para mi concepción hizo falta un óvulo y un espermatozoide. Pero, luego todo el proceso fue “mecanizado”. Al fin, las mujeres ya no quieren pasar por el proceso del embarazo, mucho menos el de dar a luz, así que la ciencia había logrado prescindir de ese proceso. Pero, opuesto a esto, no pudo salvar el medio ambiente, no pudo cuidar del agua, ni del oxígeno o la capa de ozono.
No pudo, ni puede volver a establecer el orden de la naturaleza y ahora estamos condenados a vivir en un espacio biológicamente seguro, donde la vida humana y animal pueden seguir existiendo o al menos una pequeña parte de ella. Pero, realmente pensar en pasar el resto de mi vida allí, me hace considerar el suicidio.
Se dispara una alarma en el fondo de mi mente y un cintillo informativo se desliza en mi campo de visión: "Si necesitas apoyo, no dudes en contactar con Genesis, ella esta para ayudar".
Bufo, ni deprimirse uno puede.
No es que la IA controle cada pensamiento consciente que tengamos, eso está prohibido “atenta” contra las pocas libertades que nos quedan, pero sí registra los cambios biológicos en nuestro cuerpo, cómo las hormonas interactúan y alteran nuestro organismo, ya sea de forma positiva o negativa.
Es una existencia bastante limitada y restrictiva, si no fuera por La Quinta Dimensión ya hubiéramos enloquecidos todos.
La ascensión de conciencia, el paraíso virtual del último remanente de la Humanidad. Un entorno virtual creado como un multiuniverso, donde se puede ser y hacer lo que quieras. Lo mejor es que puedes escoger quedarte allí para siempre, es como trascender, elevarse de plano; de consciencia.
Es hiperrealista, tanto que puedes olvidar fácilmente que lo que estás viviendo, no lo experimentas de forma física. Por eso quiero entrar de forma definitiva y no volver. Pero, antes quisiera alguna vez, ver que hay más allá de estas paredes. Quizás sea la razón de estar aquí, esperando a ese extraño muchacho.
Escucho unos pasos a mi espalda y la voz de Luca que me dice:
—Hola, niña guapa, ya llegué.