La Quinta Hija

Capítulo 5—Back to You

So, put a poesy in your hair
Pretend you couldn't give a care
Whistle past the graveyard
Even the dead deserve a song

—¿Puede hacerme el favor de erguirse?

—Sí, perdone. 

—Alcíone, deja a la modista hacer su trabajo, quédate quieta.

Ruedo los ojos al comentario de Dhananjay.

Las visitas de la modista para nuestros vestidos es algo medio tortuoso todos los meses, ya que debes quedarte un buen rato de pie. Además que están haciendo nuestros vestidos para nuestra fiesta #21.

Cuando todo termina bajo del círculo que me tenía elevada. Me estiro y me voy de la sala, encontrándome con mi relacionista.

—¡Señora Green! —la alcanzo antes de que se vaya.

—Princesa.

—¿Ya le dieron la fecha para mi coronación?

—Quizás dos meses, no lo tenemos claro, ¿Porqué me preguntas tanto eso?

—Siento que cuando las cosas pasan más rápido, menos me torturo pensando qué malas cosas pueden pasar.

—Respire y relájese princesa. Las pruebas que hizo hace una semana aún no han llegado.

Asiento.

+

Me concentro en los libros de papá, necesito aprenderme el reglamento de cada sección de memoria. La oficina que usa papá es grande, pues aquí se reúne cuando tiene temas serios que tratar. 

La paz que tenía se ve en extinción cuando mi mayordomo entra.

—Princesa, en media hora sale su carruaje para el festival, lady Green irá con usted.

Asiento bajando el libro. Termino de arreglar la corona de flores en mi cabeza y salgo hacia el parqueadero.

Localizo el carruaje pero una voz me detiene.

—Princesa Alcíone, ¿cómo está? —Sonia me saluda, luce con ropa informal y una maleta en la mano. Sonia, apesar de ser una mujer mayor, se ve bien para su edad; no creo que pase los 50 años.

—Bien…¿va de viaje?

—Oh, ¿Christoph no le avisó que iría con usted?

—Sí, pero pensé que me acompañaría al festival.

Niega mirando hacia atrás como si estuviera buscando a alguien.

—Iré a visitar a mi familia por un par de días al este.

Hago una mueca, no puedo llegar sola sin ninguna sierva o escolta.

—Pero no se preocupe, porque le tengo la perfecta compañía.

Asiento.

—¿Y a qué hora llega?, porque ya nos tenemos que ir.

—Solo hay que esperar unos minutos, no debe demorar.

Sonia sube y yo espero apoyada en el carruaje. No puedo decir que detesto a la gente impuntual, ya que la mayoría de veces soy esa persona. Pero como dice mamá, no llegamos tarde, solo los demás llegan muy temprano.

«Claro, eso lo podemos decir por nuestro status, si no fuéramos de la realeza esa excusa no serviría»

Y entonces visualizo a la persona que viene acercándose.

—Princesa, buenas tardes —me saluda el duque.

—¿Qué tal...? —Sonia me interrumpe.

—¿Oh, se conocen? —Sonia pregunta y asiento—. Alex no me dijiste nada hijo.

«¿Hijo?»

—Madre me habías dicho que tenía que escoltar a una princesa a Crondiessel Este.

—Sí cariño, la señorita Alcíone.

—¿Él es su hijo? —pregunto. 

—Sí.

Subimos al carruaje.

Sonia se sienta, el conductor arranca y hace me caiga sobre el duque. Trato de levantarme pero vuelvo a caer los caballos van muy rápido, alzo mis brazos agarrándome de algo para levantarme.

—¡Conductor, más lento por favor! —Sonia grita.

—Perdone —me disculpo.

—No se preocupe.

«Es absurdo tener que hablarle con respeto después de la última vez que cruzamos palabra»

Logro establecerme.

—¿Irá al festival estos días que estará en el este, Señora Green? —inquiero.

—Oh, no,solo iré a visitar a familia, es donde usualmente me quedo cuando vengo a Crondiessel, pero estuve unos días acá porque tenía que hacer cosas para su fiesta. Y aproveche el transporte, espero no le moleste.

—Para nada.

Hablamos temas triviales en el trayecto, su hijo opina en algunos.

+

Llegamos al pueblo, hoy es la feria de pie, hay de todo tipo, mi favorito siempre ha sido de arándanos y limón. 

—Alex, no dejes a la princesa sola.

—Ni modo —responde.

Le dirijo una mirada de indignación.

Caminamos viendo los puestos de los pasteles, hay algunos juegos y una carpa de una adivina, y más actividades. 

—Iré a comprar un pedazo de ese pie de moras, se ve delicioso —le aviso y camino, viene detrás de mí, como si no pudiera cuidarme sola—. Un pedazo por favor —me dirijo hacia el rubio—. ¿Quiere un pedazo, duque?

—Claro.

—Bueno. 

Veo los negocios mientras él paga y caminamos por la feria mientras lo comemos.

—Duque

—¿Huh?

—¿Ya ha cambiado de decisión?

—¿De qué habla?

—De mi coronación.

—Sigo pensando que le faltan algunas cosas para ser reina.

—Pero ya pasé todas las pruebas, al menos con nuestra discusión pasada ya habíamos aclarado todo.

—En realidad me confirmó algo, no sabes controlar tus emociones. Si te dicen algo en las reuniones que no te gusta, peleas hasta que entiendan tu punto de vista, aunque no sea cierto.

—Claro, porque usted se maneja muy bien en las discusiones.

—Lo que pasa es que... —hace una pausa para meterse la cuchara a la boca—, tengo mejores argumentos. Pienso mi respuesta y luego hablo. 

Me mira atento con esos ojos azules. 

Apresuro el paso después de hablar, boto el plato donde comía el postre y decido jugar—. ¿Cómo se gana?

—Tiene que meter estos aros en el cuello de las botellas, si logra meter todos antes que su oponente, gana —me indica el mercader. Una chica se pone a lado mío, es mi oponente.

—Bien —tomo los aros y empiezo a tirarlos.

5....8...17....20...25.

—¡Gané! —salto y veo muchas personas alrededor de nosotros. Me doy la mano con mi oponente con una sonrisa en mi rostro. Me llenan de halagos, a veces me siento ridícula porque siento que si no fuese princesa no me felicitarían tanto.



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En el texto hay: realeza, contenido +18, enemies to lovers

Editado: 14.03.2024

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