It's like I've been awakened
Every rule I had you breakin'
It's the risk that I'm takin'
I ain't never gonna shut you out
—¡No! ¡Arde! —me quejo ahogándome en risas, mientras las bolas de nieve se estrellan en mi cuerpo—, ¡Alex!
—Princesa, que débil.
Me estrella otra y me agachó para llenar mis manos y atacar.
El día es claro, no ha nevado lo que permite estar en los jardines sin que los copos te llenen el atuendo. Corre para que la nieve no le toque. Los vientos fríos de Junio mueven mi cabello. Corro detrás de él, tirándolo a la nieve. Me tiro a su lado dejando que la nieve me cubra la espalda. Mis dedos congelados a pesar de los guantes.
Jadea por el cansancio y voltea a verme.
—No volveré a jugar contigo nunca más, ¡tramposa!
—¿Yo! ¿Tramposa? Eres tú el que evita los golpes y sales corriendo como gallina.
—Todo porque corres más lento que una tortuga.
Golpeó levemente su hombro con mi puño y me giro dejando el lado izquierdo de mi cuerpo en la nieve, coloco mi codo contra la nieve y apoyo mi cabeza sobre mi mano. Mi atención está puesta en sus ojos azules.
—Pregúntame algo —suelto. Él toma mimmisma posición para verme.
—¿Cómo para qué?
—No sé, para poder saber cosas de ti y tú saber cosas de mi...
Saborea la respuesta en sus labios.
—¿Y por qué quieres saber cosas de mi?
Chupo mi labio inferior encogiéndome de hombros.
—No sé, hemos salido y todo, pero nunca hablamos de cosas que nos gustan, o lo que no...no lo sé, solo es para saber algo más. Sé que tu nieve favorita es la de arándanos, amas los caballos y tu actividad favorita es ser grosero con el mundo.
—¿Me has estado investigando, Alcíone?
—Puede ser, o puede ser que no, quizá solo soy observadora. No eres una persona difícil de leer.
+
Termino de darme los últimos retoques a mi maquillaje frente al espejo, arreglo la tiara en mi cabeza, dejando que las ondas caigan sobre mis hombros.
Hoy es 6 de Julio, lo que significa que es mi cumpleaños #21.
El vestido dorado hecho a mi medida es simplemente espléndido, las mangas de encaje llegan hasta mis muñecas, el borde del vestido cuenta con piedras preciosas y los diamantes que decoran el escote corazón resaltan con la luz de la luna que se cola por los ventanales de mi habitación. Mis cumpleaños siempre empieza abriendo los regalos junto a mi familia y de ahí, desayunamos en el jardín, y luego nos preparamos para la fiesta,cuando éramos pequeñas, las fiestas se hacían de día y en los jardínes, pero apenas llegamos a los 19, las fiestas se hacen de noche y en el salón del trono.
Un toque en mi puerta me hace bajar la brocha con la cual terminaba de ponerme algo de rubor.
—Pase.
Otro golpe suena, lo que me hace levantarme para abrir. El cabello rubio es lo primero en relucir.
—Alexander —digo solo para molestarlo, no le gusta que le digan así.
Pone los ojos en blanco y me percato de la pequeña cajita que trae en una de sus manos.
—¿Puedo pasar? —inquiere y asiento.
—No pensé verte antes de la fiesta, dijiste que ibas a quedarte en el este.
—Estaba allá, pero regresé antes de lo que tenía planeado.
—¿Y eso? —consulto pasando las manos en mi vestido.
—Es de mala educación venir a una fiesta sin regalo.
Me da la cajita, y levanto la tapa. Mis ojos se abren con el precioso collar, La joya roja en forma de pétalo, rodeada por pequeños diamantes blancos.
—Es precioso…te debió costar mucho, no debiste molestarte —sacó el collar abriéndolo.
—¿Me permites? —hace un ademán con las manos para que le pase el collar, lo abre y me pide levantar mi cabello, la imagen viendose en el espejo de mi habitación. Terminó de abrocharlo, lo acomodo sobre mi pecho, sus ojos atentos a él en el espejo.
—Gracias, Alex.
—De nada, princesa.
Me giro para ver su rostro. Cuelgo mis manos en su cuello, ocultando mi cabeza en el espacio de este y su hombro, abrazándolo. Envuelve sus brazos en mi cintura. Levantó el rostro mirándolo a los ojos, el impulso llega y junto mis labios con los de él. Levanta una de sus manos de mi cuerpo para posarla en mi mandíbula y profundizarlo.
Me separo, eleva una de las comisuras de sus labios, sonrío en respuesta.
—¿Vamos? Tus hermanas las vieron casi listas.
Asiento. Salimos de la habitación y caminamos hacia el salón del trono. Me voy donde mis padres, Alex se pierde entre la multitud.
—Quedaste muy linda, hija.
—Gracias mamá.
Me siento entre Maureen y Sebastian. La mesa en donde estamos es larga y solo estamos los 9. Frente a las demás mesas redondas donde se encuentran los invitados. La decoración es sencilla, tonos vintage.
Mi padre da unas palabras, nos felicitan los invitados, sirven la cena. Por un momento, me pierdo en mis pensamientos, y toco mis labios involuntariamente al recordar el beso con el duque. Sus gruesos labios danzando junto a los míos en un mismo vaivén, el olor de su cuello cuando lo abracé, y como me observó al separarnos.
«¿Y tú no lo odiabas» Hago caso omiso a la voz de mi conciencia.
—¿Y ese collar? No te lo había visto —interroga Bash.
—Regalo de cumpleaños.
Me limito a contestar mientras corto un pedazo del postre.
La hora de mis hermanas llega, estoy muy emocionada por ellas, sé todo el trabajo que han tenido que hacer para llegar a este día. Todos ponemos atención al encargado que se encuentra a lado de nuestra mesa en una elevación.
—La familia Khione Chatox les da las gracias por asistir a este día tan importante, el cumpleaños de sus hijas: Dhananjay, Maureen, Caillech, Ilesha Y Alcíone.
Aplausos suaves cubren el ambiente, que paran cuando mis hermanas se levantan.