And I will stay
I will stay with you
We'll make it to the other side
Like lovers do
Jamsflor es increíblemente grande, igual que la corte. Aquí el invierno es menos feroz pues estamos viajando hacia el este. Mientras más lejos de los polos uno se encuentre menos feroz será el invierno.
La fogata frente a mi me produce calor,mientras mis manos secan las lágrimas que caen de mis mejillas. Llevo más de una semana aquí y ya no aguanto más. Solo he visto a Alex una sola vez desde que llegué, me siento sola, fea y hastiada. Mi cara está roja por el frío y los ojos hinchados me dan un aspecto fatal. Los dolores en los pechos me tumban en la cama; lo que tengo en la barriga es mi única compañía.
Mis pensamientos se pausan con el toque de la puerta, un atisbo de felicidad se asoma limpiándome las lágrimas y…
—Ya es hora de cenar, princesa.
La sierva avisa y bajo los hombros cansada. Asiento y me levanto para buscar un abrigo y peinarme un poco. Usualmente como en mi cuarto—bueno el de Alex— pero en el estado en que estoy, lo mejor es cambiar de ambiente y ver gente que no sean las siervas.
Me dirijo hacia la sala del comedor. La abuela de Alex está comiendo y me empiezo a arrepentir, creo que no le caigo bien a esa señora. Apenas me ha hablado en los días que llevo aquí.
—Buenas noches, mi lady.
—Buenas noches, princesa.
Me siento y el siervo me sirve la comida. La crema no sabe mal y mi apetito se abre. La mirada de la abuela del padre de mis hijos me mira atenta llevando la copa de jugo a sus labios.
—Alex, ya me dijo todo.
Lo dice en un tono reprochante, y en parte no la culpo, igual estuviera molesta si estuviese en su lugar
—Mira…—busca la palabra siguiente—,niña. Yo todavía no estoy totalmente segura que esos niños sean de mi nieto, el hecho de que no le dijeras en todo este tiempo y que le hayas dicho a tus padres que te embarazaste de un campesino, te pone en duda. Mi nieto se está ganando poco a poco el respeto de Jamsflor y no voy a permitir que le tiren por haber terminado con Emma por embarazar a su amante.
Mi cara no tiene nombre, pero no voy a llorar frente a ella, tampoco es que pueda aguantar mucho mis ganas de reclamarle me hierven la sangre, pero mis hormonas juegan en mi contra y lo único que puedo hacer es agarrar mi plato de comida y largarme al cuarto del rey.
«¿Qué me está pasando?» «¡Yo siempre respondo!»
Cierro la puerta con ferocidad, dejando el plato en la mesa. Me recojo el cabello, quitándome la ropa y tratando de conseguir aire. El intento de moño recogido se cae y el frío me llega con tan solo la ropa interior puesta. Agarro el plato comiendo hasta la última gota.
Inhalo consiguiendo oxígeno soltando todo mientras meto la cabeza entre mis rodillas.
+
—Als…Alcíone
La voz se me hace conocida y cuando abro los ojos me veo en un lugar diferente, la sala de nuestra cabaña en Undit es lo que veo, la mecedora se mueve y mis ojos se empañan con la persona que veo tejiendo unas mini camisetas.
—Abuela —murmuro con una sonrisa en mis ojos, me siento frente a ella, no me mira solo sigue tejiendo.
—Abuela no sabes cuanto te extraño, te necesito.
—Es un momento duro princesa, pero eres fuerte y lograrás salir.
—¿Cómo?
Toco el borde de la mecedora.
—Tienes luz, Alcíone. Tienes un corazón de oro que no le desea mal a nadie ¿Crees que no te pillé dando dinero de tú bolsillo al pueblo? ¿O cómo a pesar de todo nunca te rendiste, a pesar de sentirte como la extra de tus hermanos?
—Ya no me siento feliz, abuela.
—La vida es un libro lleno de sucesos desastrosos con pocas páginas de felicidad, y lo que nos queda es ser pacientes. Prepárate para lo peor pero siempre espera lo mejor cariño. Vuelve a ser la Alcíone con vida que siempre amé y seguiré amando.
Un pulso en mi pecho se siente extraño y por alguna razón siento que debo despedirme.
—No me quiero ir…
—Sigue pintando las páginas de tu libro, que los finales felices están lejos pero nunca imposibles.
Me despierto con la cara empapada, mi cuerpo se siente pesado y ya no aguanto el no poder desahogarme con nadie, extraño a mis padres, a mis hermanos, a Crondiessel y también a Alex. Sí, quizá estemos separados, pero no puedo evitar el hecho de sentirme segura con él. Mi padre sigue haciendo su trabajo como rey de Crondiessel hasta que el concejo decida si yo lo podré ocupar o no. Por lo tanto, no tengo nada de qué ocuparme. Pero no decepcionaré a mi abuela.
Voy a enfocarme en mi embarazo, me concentraré en las cinco criaturas que yacen en mi vientre, en lo feliz que me hacen. Ya desnuda, me fijo en mi cuerpo frente al espejo, según la última cita con la doctora, me dijo que ya deberían estar empezando a moverse, cosa que no ha pasado y que mis hijos están cada uno del tamaño de una zanahoria grande. Y mi panza no puede ser más linda y más gigante, estoy harta de ocultarla.
Me coloco una falda y encima una blusa blanca que hace notar mi barriga en esplendor, me termino de arreglar y salgo de mis aposentos.
No bajo la mirada con las miradas que me envían los que rondan por los pasillos de la corte de Jamsflor, no es algo normal lo que estoy haciendo. Lucirse embarazada del rey del reino y no estar casada con él, y encima que no esté confirmada la separación con su prometida, levanta a más de un cotillo.
—Amapola —llamo a la sierva que se me indicó— Pide una reunión para obstetricia lo más pronto posible en el hospital de Jamsflor.